CAP 5. DOS ALIADOS LIBRES

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

Cuando Chimuelo emprendió el vuelo, el resto de los dragones lo siguieron, los ojos de Astrid por inercia se cerraron fuerte y en un acto desesperado de sentirse segura sujeto el brazo de Hipo que rodeaba su cintura, aunque tuvo un pequeño sentido de consuelo nada se comparaba con la bomba de sentimientos que le generó ese pequeño movimiento de su mano al jinete que la sostenía.

Hipo en el momento en que Astrid puso su mano, supo que lo que sentía por aquella rubia se había mantenido intacto, que con el pasar de los años, él había cambiado... y mucho, Berk había cambiado algo, el mundo mismo lo había hecho, pero el amor que sentía por Astrid se había mantenido intacto, congelado en el tiempo, con el simple rozar de su mano pudo sentir la vulnerabilidad de Astrid como solo una vez lo había hecho, y que podía jactarse, ser el único en conocerla, en el momento en que la delicada mano de la ojiazul tomó el brazo de Hipo, el automáticamente la sostuvo más fuerte acercándola aún más a su cuerpo, sintiendo su olor, una mezcla de canela y vainilla que emitía naturalmente, su respiración, su pulso, su cabello... ella, tan adictiva como la recordaba, incluso más.

Astrid abrió los ojos finalmente, y miró hacia abajo mirando la no muy lejana embarcación

-Los seguirán- dijo Astrid sacando de sus pensamientos a Hipo al darse cuenta que varios vikingos se acercaban al muelle para abordar los barcos y capturar a los traidores

-No llegaran lejos- la tranquilizó Hipo aparentando aún más a Astrid –prometo no dejarte caer- le dijo con un tono divertido, como adivinando lo que vendría a continuación –hazlo amigo- ordenó a Chimuelo, quien dio un giro y lanzando ataques de plasma se encargó de quemar las embarcaciones que estaban listas para zarpar

-Ay por Thor ¡¡- dio un grito ahogado Astrid cuando Chimuelo giró rápidamente y comenzó a disparar, aunque tenía que aceptarlo, estaba comenzando a gustarle esa adrenalina, y de repente, dejó de lado a la víctima y la asustada Hofferson, y regreso la guerrera –El muelle... sin él no podrán abordar, y para cuando puedan los chicos estarán lejos- dijo dando en tono de orden, lo que causo que el jinete diera una sonrisa de lado, aunque no sorprendido de la reacción de Astrid, la conocía lo suficiente como para saber que las peores situaciones suelen sacar lo mejor de ella

-Como órdenes- dijo causando un pequeño sonrojo en Astrid, entonces Hipo hizo una seña al cremallerus que lo escoltaba, quienes se encargaron a base de gas y chispas hacer volar el muelle, la especialidad de ese cremallerus en particular -¿le molestaría si hacemos una parada rápida?- preguntó Hipo susurrando al oído de Astrid

-No es que tenga mucho que hacer hoy- respondió sarcásticamente la rubia

-Vamos- dijo dirigiendo a Chimuelo al sur este de la isla, estando todos absortos por lo que pasaba en el centro del pueblo, nadie notó la irrupción

-¿La arena?- preguntó Astrid verdaderamente confundida

-Sé que aquí guardan los dragones que capturan para los entrenamientos- le explicó Hipo rápidamente bajando de Chimuelo –bueno, no creo que las jaulas sean un lugar para dragones- dijo abriendo la primera puerta

Un rápido y asustado Gronckle salió de la jaula, Hipo con maestría extendía su mano, Astrid solo miraba asombrada la escena, su reacción inicial hubiera sido correr, tomar un arma y acabar con él, pero ¿como podría hacerlo si al final de cuentas miraba toda la escena montada en un Furia Nocturna?

-Tranquila pequeña- dijo inclinado su cabeza, manteniendo la mano extendida, la dragona no dudo un minuto en aceptar la muestra de humildad del chico, y puso su cabeza sobre la palma de su mano. Hipo suspiro tranquilamente –eres libre chica- finalizó acariciándole

-Todo lo que sabemos de ellos... está mal- dijo Astrid para sí misma, pero Hipo la escucho y no pudo hacer nada más que sonreír

-¿Quieres intentar con el siguiente?- la retó volteándola a ver

-Prefiero por ahora conservar ambas manos gracias- respondió dándole una sonrisa de lado, Astrid no entendía por qué, pero se sentía extrañamente cómoda con él.

-Bien- dijo correspondiendo a su sonrisa, abrió la segunda jaula ... y estaba vacía, una tercera vacía

-Cuando se canceló el entrenamiento para matar dragones, dejó de tener sentido capturarlos- dijo Astrid al notar el desconcierto del jinete

-¿Canceló?...- preguntó curioso

-Cuando el hijo del jefe murió... víctima de un dragón...- apenas podía decir Astrid quien sin notarlo estaba repasando su mano sobre la cabeza de un encantado Chimuelo –Estoico determinó que no habría mas entrenamiento, los jóvenes aprenderían a luchar en campo abierto...-

-Comprendo- la interrumpió el castaño quien no dejaba de ver los movimientos de la chica -¿Y los últimos habitantes de estas jaulas?-preguntó Hipo

Astrid apunto de responder la pregunta fue interrumpida por un grito de un Vikingo

–Hay gente en la arena- se escuchó a lo lejos

-Si vas a liberar al último, hazlo ya- dijo Astrid al darse cuenta de que en menos de 5 minutos tendrían un grupo de vikingos enojados especialistas en matar dragones en un lugar cerrado sin muchas posibilidades de salir

-Bien- dijo Hipo corriendo a abrir la puerta, pero antes de distinguir una silueta de dragón, llamas es lo que vio...-perfecto, una Pesadilla Monstruosa- el castaño repitió el mismo paso que con el gronkcle y si bien al principio no fue muy receptivo al movimiento de la mano del chico, al final termino aceptándolo –hora de irnos-

Hipo regreso a su lugar en la silla de Chimuelo, y salieron de la arena apenas escapando del grupo de vikingos encabezado por Estoico y las antorchas. A él se unieron los dos aliados más. 

LA ÚLTIMA VALKIRIA (Remaster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora