CAP 38. PIJAMADA IMPROVISADA

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  POV NARRADOR

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POV NARRADOR

A media noche si cualquier jinete errante o dragón solitario volaba por esa orilla, podría jurar que estaba frente a una pequeña aldea llena de calma y paz, con las antorchas apagadas, algunos dragones en sus establos, otros durmiendo pacíficamente afuera, otros despiertos vigilando la orilla, todo era paz.

Pero si prestaban atención a cada una de las cabañas, la historia era diferente.

El toquido de una puerta despertó al único jinete que al parecer podía tener paz, se levantó, colocó su prótesis y sin colocarse su camisa decidió ir a responder aquel llamado.

-¿Astrid?- le contestó el castaño aun tallándose los ojos mientras veía a una angustiada chica en la puerta.

-Brutilda habla dormida...- murmuraba con los ojos abiertos y las manos juntas en su pecho–y dice cosas perturbadoras...muy perturbadoras- Hipo sonrió de lado negando. Tomó la cintura de la chica, cerró la puerta de su cabaña y la invitó a subir con él.

La invitó a entrar a su cama, se sentó para quitar su prótesis, una sonrisa encantada se apoderó de él cuando sintió a la chica abrazarlo por la espalda besando su hombro desnudo. El castaño giró un poco su rostro, sugiriéndole que ahora fueran sus labios las victimas de aquel ataque. La chica, sin dudarlo, cumplió su petición.

-Voy a hacerte una sugerencia disfrazada de favor- murmuró el chico aun capturado por los brazos de la pequeña rubia, despeinada, ya se había deshecho de sus botas y capa y dejaba solo un camisón como encargado de cubrir su cuerpo.

-Dime...-

-Me gusta más cuando irrumpes en mi habitación sin llamar a la puerta- la molestó, Astrid ocultó apenada su rostro en el hombro del chico, el negó sonriendo antes de besar su cabello

-Lo tomaré en cuenta Maestro Dragón- murmuró la chica dejándose caer en la cama, se recostó y miró atenta y encantada a su compañero recostarse con ella, se cubrió con las mantas y se acurrucó en el pecho de aquel que ya la había capturado en un abrazo.

-Descansa pequeña- le murmuró antes de besar su cabello y animarla a dormir.

Durante un largo rato, Hipo se concentró en acariciar su cabello y permitirse contemplarla dormida, tenía su propia batalla mental, no sabía que versión de ella amaba más, la espectacular guerrera que era capaz de hacer de la batalla la danza más divina de contemplar, la inteligente y estratega chica que podía hacer que el archipiélago temblara con una sola decisión de ella, la juguetona y curiosa niña que aún permanecía en el alma de una impresionantemente madura mujer, o la hermosa y seductora dama que con solo mirarlo era capaz de hacerlo enviar por la borda cualquier tipo de autocontrol y sentido común, o quizá aquella asustada y vulnerable pequeña que generaba en él una inexplicable necesidad de cuidarla y protegerla de incluso el mismo aire, aunque no podía negar que la retadora, impredecible y mortal versión de ella tenía un especial color para un amante del riesgo y una manía por retar a la muerte misma.

LA ÚLTIMA VALKIRIA (Remaster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora