¿Porqué tenemos que volver a la tierra?
¿Acaso alguien quiere?
Pues sí, Jeon Jungkook, un chico que se cuela en mi vida de vez en cuando quiere, no, lo desea....
Quién diría que por su culpa pueda llegar a aceptar visitar nuestro planeta de origen...
Todos sabemos la situación de la nave, no es tu culpa no haber podido cambiar nada, estuvo condenada al fracaso desde antes de que llegaras al mundo. Fueron de las últimas palabras amistosas escuchadas por el último líder del secreto satélite. Kwon Jiyoung, aleas sr. GDragon.
El día de su desaparición, concretamente unas horas antes, sorvió una cerveza helada y se miró al espejo varias veces como si nunca más fuera a tener oportunidad de hacerlo. Adentró su cara entera en el agua que se escurría entre sus dedos y fregó sus párpados muy rápido.
Ya estaba vestido, era uno de sus trajes más nuevos y a la vez más preciados por ser el regalo de su trigésimo cumpleaños de parte de la agente Taeri.
—Detente. Todo va a estar bien, no tiene porqué ser hoy
Estaba a punto de llegar al mango de la puerta, dos de sus guardaespaldas lo esperaban fuera, pero no lo lograba debido al tembleque. Respiró hondo e intentó olvidar la profunda corazonada. Ese sueño se repetía en bucle, el día en el que Daesung, Seunghyun y SeungRi volvían de la muerte para vengarse de él y Taeyang, sus asesinos.
Y justamente hacía un año desde su último asesinato, Seunghyun, otro de sus mejores amigos que se había quedado sin obsígeno enmedio del vacío. Taeyang lo tenía contado y se lo decía varias veces. "Quince segundos para perder la consciencia y dos para morir." Escalofriante.
Salió. Saludó a su escolta con un gesto de cabeza casi imperceptible por la falta de entusiasmo e hizo aquella importante reunión con los demás miembros importantes del satélite. Se estaban quedando sin agua y tan sólo ellos lo sabían. Si no lograban los suficientes recursos para bajar abajo y se quedaban allí en el espacio morirían todos en cuestión de unos dos años.
La reunión fue bastante incómoda, sobretodo para Jiwoon, a quien ese día le resonaba la palabra "muerte" como un disco rayado en su cabeza.Pidió a su escolota que se quedasen un poco más a su lado por ese día, que si era necesario les subiría el pago. Aceptaron, pero nada cambió, porque aquella noche artificial cuando apagaron todas las luces de la gran ciudad y los guardias abandonaron su servicio alguien aún caminaba por los pasillos que conducían a la aislada residencia del señor GD.
A veces se detenían, como si no estuviera caminando sin más, y sobretodo cada vez se escuchaban más y más cercanos, hasta no poder serlo más y hacer al aún despierto Jiwoon querer salir de entre las sabanas. Se escondió, tomó una silla y escaló como pudo al gran armario del altillo tan pronto los pasos se habían detenido. Quedó en silencio en no escuchar nada. Y cuando daba la sensación de que ya todo había pasado tuvo la estúpida ocurriencia de abrir un poco la puertecilla del armario. Nadie podría describir su expresión aterrorizada en encontrarse cara a cara con la muerte. Taeyang lo miraba con una suave e inhumana sonrisa recostado sobre sus sábanas.Podía contar un año desde que no lo veía así.
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