4.- Reconciliación

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Ya pasaba de la una de la mañana y Sonica aún no llegaba a casa

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Ya pasaba de la una de la mañana y Sonica aún no llegaba a casa.

Tails no paraba de sentirse culpable, y por supuesto que no lograba conciliar el sueño. Se encontraba dando vueltas por la sala lleno de ansiedad con el celular en la mano.

"Tranquilo, girasol. Va a aparecer, no desesperes."

"Es que le dije... Le dije cosas feas."

"¿Qué le dijiste?"

"Sobre cómo se había portado en la comida y..."

"Oh, Tails... Te dije que estaba bien..."

"¡Pero no lo estaba, Zooey! ¡Tú solo eres demasiado buena persona! Tú estabas tan ilusionada de conocer a mi única familia y ella se portó como una... Ella debe entender que... No, no, debo dejar de pensar cosas así. Perdóname cielo, solo estoy muy preocupado, estoy nervioso."

"Descuida, Tails, comprendo. ¿Quieres que vaya?"

"No, no, no. Ya es muy noche. Perdón por molestarte tan tarde, de hecho."

"No hay problema, girasol. Cuentas conmigo para todo."

"Gracias, gracias. Eres un amor. Creo que de hecho, debería colgar. Creo que debería ir a buscarla."

"Quizás sea buena idea. Llámame si me necesitas, por favor."

"Claro que sí. Hasta luego, Zooey."

"Buenas noches, Tails."

Y hecho un manojo de nervios, colgó.

Pensó que quizá debió ir desde mucho antes pero creyó que en cualquier momento llegaría. Además, no quiso verse desesperado y pretendía darle a Sonica su espacio después de lo ocurrido.

Tomó las llaves de su avioneta dispuesto a volar por los cielos y buscarla.
Estuvo a punto de salir cuando escuchó ruidos detrás de la puerta.

"Agh, mierda..." Es lo que había escuchado, y el intento inútil de abrir la puerta con unas llaves.

Esa en definitiva era Sonica. Sus ojos se iluminaron y su corazón pudo presenciar algo de paz.
Se desatontó y fue pronto a abrirle la puerta por sí mismo para que no batallara más.

Grande y mala fue su sorpresa al no poder sonreír al verla.

La chica traía tremenda cara de muerta, estaba sucia de tierra y arena por todas partes, sangre en su guante y sangre seca por su cara. Un ojo morado y seguro varios golpes por todo su cuerpo. Su cabello —púas—, también eran un desastre. Toda ella era un desastre.

—¡Sonica! ¿¡Qué te pasó!? ¿¡Qué ha pasado!?

La eriza se abrió paso con dificultad hacia su casa, pasando por un lado del preocupado zorro.

¡Ya no soy un niño!〖 Sontails Boom 〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora