Sonica se ha estado sintiendo rara e incómoda respecto a la nueva relación de Tails con Zooey. ¿Qué es lo que pasará por su cabeza?
Por otro lado, Tails se ha sentido muy confundido también al respecto, pero también molesto ya que según él, Sonica n...
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—De acuerdo, Shadow, esto es simple.
—¿Bien?
—Nos subimos a estas tablas a las que llamamos Skate, y nos deslizamos por la montaña hasta llegar al final.
—¿Porqué haríamos esto cuando podemos correr y más veloz?
—¡Porque es parte de la diversión, Shadow! ¡Cosas mundanas y comunes de un Mobiano! Cosas de las que me dijiste que querías aprender.
El erizo azabache miró las dichas tablas que flotaban y devolvió su mirada a ella otra vez. —... No se ve muy seguro.
—¡Uuy, Shadow! ¿Acaso te da frío? —quiso provocarlo, levantando las cejas.
—¿Frío? El clima ha estado helado estas últimas semanas, pero admito que hoy hace calor.
Sonica suspiró. Aveces olvidaba lo literal y sincero que podía llegar a ser el erizo oscuro.
—Era un decir... Me refiero a qué si te da miedo.
—¿Miedo? ¿Una montaña y unas tablas? Jamás.
—¡Muy bien! Entonces, ¿Estás listo?
—A tu señal.
Ambos se habían trepado a sus respectivos Skates, incluso la velocista había iniciado el conteo cuando una voz conocida los detuvo.
—¡¡Chicos!!
Era la chillona voz de Stones, el chiflado tejón paranoico del grupo. Junto con él venían Knuckles, Tails, Zooey y Jamie. Sonica alzó una mano en forma de saludo, aunque un poco extrañada.
—Ah... Hola chicos. ¿Qué hacen aquí?
—¿Cómo qué hacemos aquí, Sonica? Nos enteramos que venían de picnic y no quisimos faltar -habló el erizo rosa, quien venía cargando una canastilla de mimbre, a la vez que le guiñaba un ojo.
—A mí me prometieron galletas si venía —se saboreó Knuckles antes de la cuenta.
—Yo vine a vigilarlos. Me enteré que ahora tú y Shadow son amigos, así que quiero estar seguro de que no sea un clon alienígena que venga a desestabilizar Isla Ángel -Stones asintió, entrecerrando los ojos y mirando para todas partes, desconfiando de todo y todos.
—Yo vine porque Tails me invitó. Espero no ser una molestia —dijo la zorrita amarilla.
—Ah... Ya veo pero... Tails, creí haberte dicho que saldría con Shadow hoy -expresó la velocista, un poco preocupada y mirando a su acompañante, que permanecía de brazos cruzados.
—Oh —el mencionado se rascó detrás de la nuca—... Si, claro, lo recuerdo... Pero le conté a los chicos que Shadow ya era un buen tipo y no los pude detener, ellos querían verlo con sus propios ojos. Lo siento.
