11.- Zooey

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—Es así, mira

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—Es así, mira. Un derecho, dos revés, un derecho, dos revés... Tails.

La zorrita lo llamó, subiendo un poco el tono de su voz. Solo así logró captar su atención.
Eso comenzaba a molestarle, pero al ver aquellos ojos azules nuevamente sobre ella, aún así; sonrió.

—¡Si! Si, un revés y dos derecho. Capté.

Ella se rió.
—No, Tails. Un derecho y dos revés... Así, ¿Ves?

La chica le mostró su tejido. Estaba tejiendo allí un bello girasol, justo el apodo cariñoso con el que lo nombraba.
Tails miró el tejido con ternura.

—Perdona. Sí que tienes talento para esto, Zooey.

—¡Gracias! Es obvio que no es tu cosa favorita...

—¡No! Yo... Quiero decir —él comenzó a rascarse la nuca, sin tener realmente ningún pretexto para excusarse.

—Descuida. Lo comprendo. No a todos les gusta tejer. ¿Y si vemos una película?

—¡Claro, cariño! Lo que tú gustes. Estoy aquí para ti.

Él le sonrió. Ella devolvió el gesto y se fue a buscar en su recopilación de blu-ray's.
Terminaron viendo una película llamada "La sombra del amor", que trataba sobre un hombre que muere pero su fantasma queda atrapado en el mundo, porque aún tiene el pendiente de ayudar a su amada con algo. Era verdaderamente muy romántica.
Zooey se había acurrucado en Tails en el sofá para verla.

La imagen era muy bonita, pues ambos zorritos eran realmente lindos, sus colores combinaban a la perfección; casi parecían de postal o de una perfecta foto para Tumblr.
Cómo si los hubiesen dibujado a medida para estar juntos.
¿Qué más perfecto que eso, eh?

—Eso es tan lindo... ¿No lo crees, mi girasol?

Ella lo miró, solo para no sorprenderse del todo.
El chico había caído dormido.
¿Debía sentirse mal por el hecho de que ya se lo esperaba?

Perdió su vista unos segundos en el suelo, pensativa.
Luego, simplemente movió su codo algunas veces, para despertarlo.

—¿Eh? ¿Qué pasó?

—Te dormiste, Tails...

—¡Oh! —se sintió mal consigo mismo y se rascó tras de la nuca— Perdona, Zooey... Creo que no he estado descansando bien. Lo siento.

—No te preocupes —¿Realmente quería decir eso?—. Lo importante es que estás aquí conmigo. Y quiero que sigas estando. Te quiero mucho.

Dicho eso, estirando su brazo lo abrazó, tirados allí en el sofá. Él correspondió.

—Yo también te quiero, Zooey —dijo, dejando un beso cerca de su oreja.

Para ella fue suficiente. Porque estaba enamorada, y no quería perderlo.

Aunque muy en el fondo, era consciente de que algo estaba pasando. No sabía qué.
Pero presentía que no era algo bueno, y deseaba evitarlo.

Por eso le había exigido como compensación a como la trató en el picnic pasar más tiempo con ella.
Le había pedido que por favor salieran más. Que la visitara en su casa y se quedara por horas, justo como hacía ahora mismo.
Este era ya el cuarto día que Tails lo pasaba prácticamente todo con ella, consecutivos.
Y lo había pedido porque eran novios, y debía ser un regocijo ese tiempo juntos.
Hoy ya no sabía si él lo hacía por ese gusto de hacerlo o solo porque ella se lo había pedido.

No quería pensar en ello. Quería convencerse de que era solo su imaginación.

Por eso ahora mismo se aferró a él. No quería perderlo, no quería que esto se muriera. ¿Porqué siquiera tenía ese sentimiento? No debía pensar en eso.

Pero tampoco era una estúpida para no darse cuenta que en esos últimos días Tails se comportaba raro con ella, distinto.
Cómo si ya no se sintiera el más afortunado del mundo por estar a su lado.

Una lágrima cayó de sus ojos y manchó el pelaje ajeno.
Él ni cuenta se dió.

Se limpió el ojo rápido y subió la mirada.

—¿Tails?

—¿Si? —respondió al mirarla.

Ella no dijo nada. Simplemente estiró el dedo meñique de su mano izquierda.
Tails se sintió en jaque de repente. ¿Qué...?
Respondió a sus instintos y simplemente estrechó ese dedo con su propio dedo meñique de su mano derecha. Le sonrió.
Pero ella no sonreía.

—Tails...

—¿Um? ¿Qué?

—... No, nada. Ya está por acabar la película.

—¡Oh! Si. Ahora sí pondré atención.

Ella volvió a recostarse sobre él y ambos devolvieron su mirada al televisor.
Ni siquiera le mencionó que había olvidado el significado del meñique y la frase-promesa que mencionaban al estrecharlos.
Él... Lo había olvidado.

Pero... No debía darle importancia a esas pequeñeces, ¿Verdad?
Eran solo tonterías, niñerías.
Debían madurar y olvidar esas cosas si es que querían crecer como pareja.
Seguro era solo eso. Tails era muy inteligente después de todo.

Lo abrazó, mucho. Lo quería tanto, tanto. Creía ser muy buena con él y sus amigos. Creía ser buena novia. ¿Lo era?
¿Su amor no sería no suficiente?

¿Qué tendría que darle a Tails para que volviera a verla como una pieza de arte inigualable?

No lo sabía. Pero sabía que en el amor había sacrificios, y que aveces dolía.
Cierto es que eran pequeños, pero eso no era un pretexto si querían pensar en ellos a futuro.

Debían alimentar ese amor. Regar esa flor todos los días, ¿Verdad?

Aunque ahora mismo con ese abrazo, solo sintiera frío.

Aunque ahora mismo con ese abrazo, solo sintiera frío

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¡Ya no soy un niño!〖 Sontails Boom 〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora