5.- ¿Gracias por nada?

972 64 108
                                    

—¡Auch, Auch, Auch!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Auch, Auch, Auch!

—¡Si! ¡Creo que lo logramos! ¿Lo logramos?

Knuckles aterrizó en la tierra llena de rocas picudas con un brazo torcido y Sonica en su pose de victoria.

—¡Lo logramos! ¿Qué logramos?

Los días pasaron después de aquel acontecimiento. Se convirtieron en tres semanas.

Las cosas mejoraron con Sonica y Tails. Casi volvieron a ser como antes. Casi. Por qué ya nada era como antes, ni debía serlo.

Había algo en Zooey que a Sonica no le terminaba de agradar. Pero no era nada malo, era solo que... Debía acostumbrarse a ella.
Era la novia de Tails, ahora era normal que la invitara a todas partes, o que llegaran ambos.

Estaba resultando muy difícil para Sonica. Y lo peor es que debía aceptar que no le caía mal. De hecho la chica era muy dulce. Demasiado.
Entonces no era eso. Era otra cosa.

Había algo que no le agradaba de todo esto aún.

Esa incomodidad que sentía cada que se daban un beso, o cada que se abrazaban o se demostraban cariño. ¿Era normal? ¿Celos de hermana? ¿Solo era incómodo? ¿Asco? ¿Cursi?

No lo sabía. Pero si sabía que no solo era todo eso. También comenzó a convertirse en... Tristeza.
Ugh, odiaba ese sentimiento. ¿Porqué se iba a sentir triste de ver a su chico feliz?

No le agradaba sentirse así, le parecía hasta ilógico y egoísta, pero no lo podía evitar. Y eso de no poderlo evitar solo la molestaba más.
La impotencia era otra cosa que odiaba.

Por eso, aprovecharía aquel día en que Tails se había ido a una especie de picnic con su novia. Estaba sola y debía distraer esa mente o volverse loca.

Así fue como terminó jugando a las carretillas con Knuckles.

—La victoria. Qué sé yo. El tiempo. El récord.

—Pero no hay nadie que esté temporizando. ¿Porqué acepté hacer esto otra vez?

—Cierto... No hay nadie.

Terminó recordando precisamente lo que quería olvidar. Justo así fue como comenzó todo. Ese fue el día, el día de las carretillas, cuando debió ver las señales de que Tails comenzaba a dejar de ser el mismo.

Era inútil. No podía olvidar lo que la atormentaba.

Terminó sentada en el suelo rocoso recargando sus codos sobre sus piernas cruzadas y su cara angustiada sobre sus puños.

Knuckles no pudo dejar pasar esa actitud. Aunque parte de él quisiera.

Se sentó a su lado en el suelo luego de acomodar su brazo casi de forma imposible con su otro brazo.

—Eh... ¿Knuckles Jr?

—Me llamo Sonica, Knuckles...

—Ah, si, si... ¿Sonica?

¡Ya no soy un niño!〖 Sontails Boom 〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora