Capítulo 13// Risas

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Al volver a casa aquella noche .Finn salió a la puerta al encuentro con Joel

- Aún está dormida, He ido a verla a cada rato de hora en hora. Se tomó la sopa y se quedó dormida inmediatamente.-le comunicó Finn

- Sí, creo que no se da cuenta de lo débil que está -asintió Joel dejando una bolsa de un famoso centro comercial en el suelo mientras Finn lo ayudaba a quitarse el abrigo-. Iré a verla. ¿Por qué no nos llevas la cena a la mesita pequeña de mi habitación?

- Está bien, capitán.

Joel recogió la bolsa con las compras y subió las escaleras de dos en dos. Al llegar a la puerta del dormitorio de Julieta hizo una pausa. Estaba entornada y los colores de la habitación lo sorprendieron por un instante. Estaba acostumbrado al azul y blanco, que había elegido Wendy.

Wendy ,por un segundo, al ver a aquella enfermera, lo había pasado mal. No se parecía tanto a Wendy, pero a primera vista cualquiera las habría confundido. Joel estaba seguro de que Julieta no lo había notado. En el trayecto a casa había permanecido callada, tranquila. Probablemente combatiendo el sueño. El médico había dicho que el medicamento contra las náuseas producía sueño .

Joel se había pasado el camino pensando en la nueva vida que lo esperaba con Julieta. Estaba contento.
No delirantemente feliz, pero sí contento. Wendy lo había amado profundamente y él, hastiado de sufrir durante tantos años anhelando a Julieta , le había correspondido con cariño y dulzura. No obstante, siempre había conservado un pequeño rincón en su corazón, dedicado a su antiguo amor. Esperando a Julieta .
Jamás, ni en un millón de años, habría imaginado lo que iba a suceder. Joel se sentía culpable. Nunca había deseado la muerte de Wendy, pero le costaba olvidar que no había sido para ella el amante esposo que merecía.

Joel empujó la puerta y contempló a Julieta en la cama, durmiendo. Sus cabellos castaños estaban revueltos, su rostro en paz, sus labios ligeramente entreabiertos. Se sentó silenciosamente en una silla, acercándola a la cama, y tomó la mano de Julieta entre las suyas.
Julieta parpadeó.
Entre las tinieblas, surgió el brillo de sus ojos. Sonrió y giró la mano para apretar la de él.

- Hola.

- Hola -respondió Joel gozando de un instante más dulce de lo que nunca hubiera imaginado, con miedo a perderlo-. Creo que voy a tener que cambiarte el nombre, tendré que llamarte Bella Durmiente.

- ¿Qué hora es?, ¿cuánto tiempo llevo durmiendo?

- Unas cinco horas. Son las siete y media.

- ¡Las siete y media! -exclamó Julieta tratando de sentarse y ordenarse el pijama, que llevaba desde el hospital. Joel esperaba que protestara, que le ordenara llevarla inmediatamente a su casa, pero en lugar de ello Julieta solo dijo-: Pobre Finn, apenas he comido nada de lo que me ha traído.

- No importa, seguro que te perdona si cenas bien. De todos modos, te va a traer sopa otra vez.-- le dijo él

- Pues mañana ya podré comer algo más, puedes advertirle que sus consomés tienen los días contados.

- ¿Seguirás con nosotros mañana?

- Supongo -respondió Julieta tras vacilar, mordiéndose el labio.
Joel no pudo resistir la tentación de acariciar ese labio. Julieta sonrió y se estremeció-. No sé por qué me cuesta tanto mudarme aquí, por supuesto que pensaba hacerlo cuando nos casáramos. Es solo que... siempre me he cuidado sola: me resulta extraño que alguien cuide de mí. Me hace sentirme mal, no sé por qué.

Joel la miró compadecido, recordando a la pequeña niña que siempre se había valido por sí misma. Aquella falta de cariño habría acabado con cualquiera, pero a Julieta la había hecho más fuerte.
Julieta había salido victoriosa. No era de extrañar que le costara aceptar ayuda de los demás.

- No pienso liberarte de todas tus responsabilidades, Julieta ,formaremos un equipo. De momento, tenemos que ver la forma de salir con bien, en el mes de octubre.

Octubr,día dieciséis, para ser exactos.
Esa era la fecha en que esperaban a los gemelos. Sin embargo era muy habitual que el parto se adelantara en los embarazos múltiples.

- Sí, tienes razón. Me lo pondré como reto: aceptar ayuda de los demás -suspiró Julieta profundamente-. ¿Te importa que me quede en la cama esta noche?

Joel respiró profundamente aliviado. Mejor no mencionar el hecho de que había estado en su apartamento, haciendo una pequeña maleta para ella con las cosas más necesarias. -Me parece perfecto. Mañana por la mañana iré a tu casa a recoger algunas cosas.

Los tres días siguientes transcurrieron tranquilos. Finn informó a Joel de que Julieta dormía mucho, aunque llamaba a Penny a la galería con regularidad.
Por las noches, Joel y Julieta charlaban sobre los negocios de ambos, o leían libros sobre natalidad. Resultaba gratificante, pero Joel sabía que aquello no duraría. En cuanto Julieta estuviera mejor; se impacientaría. Y cuando llegaran los gemelos... ni siquiera podía imaginar qué ocurriría entonces.

Aquel viernes Joel pasó por la galería, tal y como le había prometido a Julieta . Penny era joven, pero su jefa la había entrenado bien. Apenas había nada que hacer, excepto autorizar unos cuantos pagos y comprobar la contabilidad. Penny había comenzado a ocuparse de las cuentas, incluso.

Al volver a casa, Finn no salió a su encuentro a la puerta.
Joel lo buscó por la casa. Entonces oyó risas. Procedían del dormitorio de Julietav. Se acercó en silencio y escuchó a Julieta decir:

- ¡Ha! Reina. Además, la he colocado en un espacio que vale el triple. Así que son treinta más... vamos a ver... quince. Apúntame cuarenta y cinco puntos, Finn.

- ¡Bruja! -rió a carcajadas Finn, que siempre se había considerado un campeón del Scrabble-. Has hecho trampa. Mañana la revancha.

- Como quieras -contestó Julieta alzando la cabeza al ver entrar a Joel -. ¡Hola, qué pronto vienes! Acabo de ganarle a Finn hasta los pantalones.

- Ganas solo por tres puntos -señaló Finn-. Y solo porque he podido deshacerme de esa «K», al final -se quejó poniéndose en pie y volviéndose hacia Joel-. Lo siento, no te he oído llegar.

- Lo comprendo, no hay nada como una chica, para perder la concentración -se encogió de hombros Joel.

- ¡Eh, no seas machista! -exclamó Julieta .

- ¡A ver si tú eres capaz de hacerlo mejor! -exclamó Finn.

- No me hagan sentir impotente , mi fuerte son los números, no las letras -rió Joel.

Finn y Julieta guardaron el juego, y el mayordomo volvió a dejar la mesita y la silla que había ocupado en su lugar original.

- Será mejor que vaya a hacer la cena. ¿Les apetece pollo?

- Estupendo -contestó Julieta volviéndose hacia Joel, mientras Finn se marchaba-. Finn es muy divertido. Podría acostumbrarme al lujo de no hacer nada en todo el día.

No hubiera debido molestarlo el hecho de que Julieta se casara con él porque podía mantenerla a ella y a sus hijos sin hacer nada, se dijo Joel. ¿No había utilizado él precisamente ese argumento, para convencerla?

- Pues podrías hacerlo, si quisieras -contestó Joel-. A mí no me importa si vuelves a trabajar o no.

- Puede que a ti no, pero a mí sí -contestó Julieta horrorizada-. He trabajado mucho, para sacar adelante Forest Gallery. Es algo más que un simple empleo.

Joel estuvo a punto de contestarle que le había costado poco olvidar la galería durante aquella semana. Sin embargo calló. ¿Qué le sucedía?

Prefería no pensar en ello. Conocía la respuesta. Había soñado con Julieta durante años, hasta que por fin se había rendido.
De pronto ese sueño se hacía realidad, como por arte de magia. Pero solo en parte. Soñaba con consumar la parte física de su nueva relación, pero ya no le bastaba ni siquiera con eso... Quería que Julieta lo amara tanto como la amaba él.
No solo en un sentido físico, sino también emocional. La quería entera, en cuerpo y alma, con su corazón y con su mente. Lo quería todo.

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Que pasara??? Julieta y el podrán vivir felices???
Será que Julieta lo amará? Como el la ama desde hace años

[[ UN HIJO TUYO]]JOEL PIMENTEL //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora