Capítulo 22//Tengo que irme

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De pronto sonó el teléfono. Joel contestó preocupado

- ¿Sí?

- ¿Joel?

- Al habla.

- Soy James Hunter. Me temo que su mujer no debe de encontrarse bien.

- ¿Está en el banco?

- No, ya no. Vino a firmar los papeles, pero al poco de llegar corrió al servicio de señoras. La esperé, pero no volvió a mi despacho, y uno de los empleados me ha dicho que salió del banco hace un momento.

- Gracias por avisarme, James -contestó Joel-. Será mejor que vaya a casa.

Joel llamó a casa desde el coche, pero Julieta no había llegado aún.
Julieta había conectado el contestador automático de su móvil. Finn le prometió avisarle en cuanto tuviera noticias de ella. Tampoco estaba en la galería, y Penny seguía sin saber nada. Al entrar Joel en el garaje de casa, el teléfono seguía sin sonar. Finn salió a recibirlo, preocupado.

- ¿Dónde puede estar?

- No lo sé -contestó Joel, que se apresuró a llamar al hospital.

Julieta no había ido a la consulta del médico, y tampoco había sido ingresada en el hospital. El pánico se apoderó de Joel,que trató por todos los medios de dominarlo. Por fin decidió volver a la ciudad, aunque no sabía muy bien qué dirección tomar. Si había ido al banco, podía estar sentada en cualquiera de los cafés cercanos, aunque lo inquietaba la idea de que no llamara si se sentía mal o estaba de parto, tal y como temía. Por fin en el coche, de camino, sonó el teléfono.

- ¿Sí?

- Joel, Julieta está en casa -dijo Finn.

- Gracias, ¿se encuentra bien?

- No lo sé. Subió directamente a su dormitorio, y me pidió que no la molestara.

- Estaré allí en cinco minutos.

Joel giró el volante en una maniobra prohibida y continuó en dirección a Brookline. Salió disparado del coche nada más aparcar y subió las escaleras de dos en dos, arrojándole la chaqueta a Finn y dirigiéndose hacia el dormitorio de Julieta.

- ¡Julieta! ¿Dónde diablos estabas? He estado aterrado pensando...

- Pues deja de preocuparte. Estoy bien. Los bebés están bien -lo interrumpió ella con frialdad y calma, en contraste con la vehemencia de él.

- ¿Ocurre algo?

- No.

Algo malo ocurría, algo terrible, pero Joel ni siquiera podía imaginar de qué se trataba.
Se quedó observándola unos segundos. Estaba pálida, pero no parecía sentirse mal. Entonces se dio cuenta de lo que ella hacía: las maletas. Había una medio llena en la cama. Julieta vaciaba sistemáticamente los cajones.

- ¿Qué estás haciendo?

- Las maletas.

- ¿Por qué? -preguntó Joel lleno de frustración.

- Porque sí. Me voy. Este matrimonio es un error.

La frustración y el miedo de Joel dieron paso entonces al terror. Y a la ira.

- ¿Un error?, ¿qué demonios te pasa? Llevas semanas rara, y ahora me llama el señor Hunter y me dice que te has marchado de su despacho, y que está preocupado.

- Ah, sí, el señor Hunter. Tu amigo -comentó Julieta con algo más de acaloramiento-. Tu buen amigo, el banquero, me ha dicho hoy que te ofreciste a garantizar mi crédito.

- ¿Que yo... qué? Eso no es cierto, yo jamás...

- El me lo ha dicho -lo interrumpió Julieta acaloradamente-, así que no te molestes en negarlo.

- ¡Lo niego rotundamente! -exclamó Joel guardando después silencio y tratando de recordar su conversación con el señor Hunter. ¿Qué era exactamente lo que le había dicho? Que si fuera él, respaldaría cualquier proyecto de Julieta . Pero no lo había dicho en un sentido literal-. Mmm... creo que tú y James han malinterpretado mis palabras -añadió Joel con más calma.

- No importa.

- A mí sí. Le dije que si yo fuera banquero, respaldaría cualquier proyecto tuyo. Porque yo creo en ti -afirmó Joel-, no porque quiera tirar el dinero, arriesgándolo.

- El riesgo no es tan grande.

- ¡Eso ya lo sé! -gritó Joel-. ¿Es que no acabo de decirlo yo?

Julieta se dejó caer en la cama se dio un masaje en los riñones, suspirando.

- Escucha, Joel, siento haberte preocupado. Si he malinterpretado algo, te pido disculpas por eso también, pero...

- Sí, lo has hecho.

- Pero esto... -continuó Julieta haciendo un gesto hacia la habitación-... no va a funcionar.

- ¿Qué es lo que no va a funcionar? -preguntó Joel aterrado, imaginando a qué se refería, negándose a escucharla.

- Nuestro matrimonio.

- ¿Por qué?

- ¡Porque tú solo te casaste conmigo para tener hijos! -gritó ella.

- ¡Y tú también! -gritó él a su vez. Hubo un silencio en la habitación, mientras ambos digerían las duras palabras de los dos-. Además de por mi dinero, claro -añadió Joel amargamente.

- ¿Por tu dinero? -repitió Julieta con voz estrangulada, conteniendo el aliento- Si quisiera tu dinero, ¿por qué iba a molestarme tanto que respaldaras el crédito?

- Bueno -contestó Joel tras una pausa, considerándolo-. Entonces supongo que esa lista detallada de objetos y muebles de cada habitación la hiciste por diversión.

Julieta lo miró perpleja, quedándose en blanco. Su mirada se hizo luego más penetrante, hasta que por fin se puso en pie y abrió el cajón del armario sacando los papeles a los que se refería él. Los tiró por el aire, en un gesto acusador, y dijo:

- Si te refieres a esto, efectivamente lo escribí solo por diversión, para olvidar el hecho de que estaba prisionera en esta cama y no podía moverme. Y si no quieres creerlo, pregúntale a Finn.
Él me sugirió que me dedicara a hacer listas.

El rostro de Julieta estaba por completo pálido,las manos le temblaban.
Julieta se volvió dándole la espalda recogió los jerseys que había sacado y los arrojó en la maleta sin doblarlos siquiera. Aquel gesto revelaba lo enfadada que estaba, porque Julieta era incapaz de echar a lavar la ropa sucia sin doblarla primero.

- Julieta , no quiero que te vayas -dijo él con calma, desesperado.

- Tengo que irme -contestó ella con igual calma. -
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Uhhh esto se PUSOO bueno JAJJAJAJ
En el capítulo 18 Julieta habla en una parte de la lista 

[[ UN HIJO TUYO]]JOEL PIMENTEL //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora