Capítulo 20//Ha cambiado y no para bien

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— Aquí, arriba —gritó—. En el dormitorio.
Joel permaneció inmóvil, escuchando las pisadas de
Julieta en las escaleras, entrando en su propio dormitorio, y acudiendo a su encuentro a través del baño.

— ¿Sabes qué? —preguntó ella jubilosa, con el rostro iluminado y más bella que nunca.

— ¿Qué?

— ¡Me han concedido el crédito! ¡Forest Gallery va a expandirse! —exclamó lanzándose a sus brazos—. ¡Oh, Joel, estoy tan contenta!

— Es estupendo —contestó Joel agarrándola por la cintura automáticamente, tratando de aparentar naturalidad. Luego se soltó y fue al baño a lavarse las manos, fingiendo estar ocupado—. ¿Y cuándo piensas empezar?

— Inmediatamente —contestó ella siguiéndolo, sonriendo. Joel la miró y observó cierta confusión en su rostro—. Ya he hablado con el dueño del local que ocupa la galería. Quiero alquilarle también el de al lado, y tirar la pared que los separa. Creo que no me pondrá ninguna pega.

— Entonces todo arreglado —dijo Joel esforzándose por sonreír—. ¿Tienes hambre? Puedes contármelo todo durante la cena.

— Estoy muerta de hambre, pero creo que tendremos que apañárnoslas solos. Finn no está en casa, y la mesa no está puesta.

— Ah, le pedí a Finn que pusiera la mesa en la terraza —tuvo que confesar Joel. De haber llegado Julieta  unos minutos más tarde... —. Iré por la cena y la llevaré en el carrito.

— Bien, dame unos minutos para que me cambie.

Jolel bajó a la cocina, contento de escapar de aquella situación aunque solo fuera por unos minutos. Era un idiota, volvió a repetirse en silencio. ¿Cómo podía haber creído que Julieta se preocupaba por él? El hecho de que disfrutaran del sexo juntos no significaba que ella sintiera nada.
Joel colocó la comida en el carrito y lo subió a la terraza. Luego fingió ocuparse con la mesa, mientras ella llegaba.
Julieta  tardó en subir menos de lo que él esperaba.

— ¡Qué encantador! —exclamó ella—. Es tan… romántico.

— Ya conoces a Finn, creo que esta vez se ha pasado un poco —contestó Joel con naturalidad—. Es bonito, pero los candelabros resultan excesivos.

Joe recogió los candelabros de la mesa y los llevó al extremo opuesto de la terraza. Luego apartó las macetas, y volvió a llevarlas a su lugar habitual. En cambio con las flores y el vino no pudo hacer nada. Cuando por fin se atrevió a mirar a Julieta , ella parecía confusa, extrañada.

Probablemente se sintiera aliviada. Al ver el romanticismo de la mesa, seguramente habría temido que él fuera a cometer una estupidez. Como por ejemplo, hablarle de amor...

Pero era mejor dejar de pensar de ese modo. Al fin y al cabo, él quería a Julieta, quería tener hijos, y había conseguido ambas cosas. Y jamas había esperado su amor .....

— Siéntate y cuéntamelo todo —dijo Joel sujetándole la silla, tomando asiento y apartando las flores como si le molestaran, con toda naturalidad. — ¿Vas a abrir el vino? —preguntó Julieta  tras unos instantes de vacilación.

— Pues... no pensaba hacerlo, se supone que no debes beber. No sé en qué estaría pensando Finn.

— Una copa no puede hacerme ningún daño.

— No quiero arriesgarme —objetó Joel sin atreverse a mirarla—. Dejaremos la celebración para cuando hayas ampliado la galería.

— ¿Ocurre algo?

— En absoluto —contestó Joel esforzándose por mirarla—. Cuenta.

— Bien, vamos a ver... —comenzó Julieta sin dejar por un momento de observarlo—... ¿qué quieres saber?

[[ UN HIJO TUYO]]JOEL PIMENTEL //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora