Capitulo 12// Enferma y embarazada

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Julieta lo abrió. Eran dos tigres blancos de ojos azules. Julieta los sacó de la caja y los acarició

- Son preciosos, pondremos uno en cada cuna.

- Hay otra cosa -sonrió Joel.

Julieta se alarmó ante el tono de voz de Joel. Lentamente, apartó los muñecos y miró en la caja de papel de seda, había una cajita de joyería dentro.

- Joel, si es lo que creo, no tenías por qué...

- Shhh! -ordenó Joel poniendo un dedo sobre sus labios-. Me conoces lo suficiente como para saber que nunca hago nada que no desee hacer, Julieta .Ábrelo.

Julieta sacó la cajita de terciopelo. Dentro había un anillo espectacular, tal y como había imaginado. Con un diamante en el centro y cuatro más pequeños a los lados, sobre la banda de oro. Era elegante, clásico. Y las piedras reflejaban la luz al moverlo.

- Es precioso, Joel, es... -comentó Julieta , tratando de añadir que no podía aceptarlo.

Joel, sin embargo, volvió a taparle la boca suavemente con la mano, diciendo:

- Gracias, Joel. Lo cuidaré siempre.-- dijo él

Julieta reprimió una carcajada, y él por fin apartó la mano.

- Pero no puedo aceptarlo -aseguró ella seria.

- Por supuesto que puedes. Vas a ser mi mujer, la madre de mis hijos. Algún día le darás este anillo a uno de nuestros hijos. ¿Tienes idea de lo feliz que me haces? -añadió inclinándose sobre ella para tomarla por los hombros. Su voz era profunda, su mirada intensa.
Julieta vaciló-. Por favor,Julieta , no le des más importancia de la que tiene. Eres tan bella, que quiero hacerte regalos bonitos -continuó quitándole el anillo para deslizarlo en su dedo.

- ¿Crees que soy... bella? -preguntó Julieta aclarándose la garganta-. Creía que me veías como a la vecinita flacucha que los perseguía a ti y a Emily Preswick, cuando solo tenía diez años.

- Sí, aquel año te pusiste muy pesada -sonrió Joel -. Pero es cierto, te encuentro adorable -añadió poniéndose serio de pronto y acariciando su mejilla con un dedo, con increíble ternura-. Tu piel es como la seda, al contacto. Tienes rosas en las mejillas, y tus ojos son brillantes. Tus labios...

La voz de Joel se desvaneció.
Julieta se estremeció. El observaba fijamente sus labios, y la expresión de su rostro resultaba imposible de malinterpretar. Lentamente él se inclinó hacia delante, tomándola de la nuca para alzar su cabeza y posar los labios sobre los de ella.

Pero en esa ocasión no la besó con inseguridad, buscando su aprobación. Los labios de Joel eran suaves, seductores. Cálidos y firmes, la besaban con erotismo, borrando todo pensamiento racional de su mente, toda posible objeción.
Joel alargó la mano para estrecharla contra su pecho. Julieta llevaba solo el pijama, y el corazón le latía aceleradamente.

Julieta alzó las manos y se aferró a los hombros de Joel, y entonces él le abrió los labios y su lengua profundizó en la boca de ella explorándola, trazando círculos. Hasta que Julieta respondió con pasión.
Joel deslizó la mano hasta la nuca de ella. El corazón de Julieta latía acelerado, los pechos se le tensaron, deseosos de un contacto íntimo.
Pero Joel simplemente acarició su cuello, embistiéndola con la lengua en una imitación del movimiento del amor. Finalmente apartó la boca, deslizándola por el cuello hasta el escote.

- Julieta -murmuró contra su piel-, te deseo.

- Lo sé -contestó ella con los dedos enredados en los cabellos de Joel-. Es tan extraño.

[[ UN HIJO TUYO]]JOEL PIMENTEL //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora