Una vez más Joel volvió a asaltar su boca, retomando aquellos besos profundos, irresistibles, y sujetando su cuerpo mientras le procuraba placer. Deseaba que estuviera lista para él. No, más que lista, deseaba que Julieta estuviera desesperada por él, cuando por fin la hiciera suya.
Joel deslizó una mano hacia abajo, cada vez más abajo, rozando apenas aquel cuerpo femenino hasta agarrar por entero un pecho. Lo acarició y lo moldeó, estimulando su pezón y gimiendo al mismo tiempo. Los brazos de Julieta acariciaban su espalda, pero de pronto se aferraron firmemente a su cabeza inclinándola hacia abajo para ofrecerle el pecho.
Entonces él la saboreó con la lengua, lamió el pezón rígido y acarició la aureola largamente, haciendo círculos, hasta tomar todo el pecho en su boca y comenzar a succionar.
Julieta arqueó la espala y enterró los talones en el colchón, tratando de respirar.
La forma de abandonarse de Julieta tan erótica, estuvo a punto de acabar con las buenas intenciones de Joel que, levantando ligeramente la cabeza, preguntó:— Te deseo, ¿estás segura de que esto está bien?
— Completamente —jadeó ella con las manos enredadas en sus cabellos.
Julieta se arqueó otro poco más produciendo un gemido ininteligible, mientras él le acariciaba el pezón una y otra vez—. Joel— gimió ella una vez más—. No me hagas esperar demasiado.Aquello fue suficiente para Joel, que alargó una mano por el satén de su vientre y sintió que el aliento se le cortaba al alcanzar el suave, rizado vello entre las piernas de Julieta. Ella se movía incansablemente, presionaba las caderas contra él.
Joel se sentía embargado por ella, por el instante, por el hecho de comprender que por fin sería suya. después de tantos años.
Deseaba decirle que la amaba, mientras abría sus piernas con mano temblorosa, pero era incapaz de pronunciar las palabras.
Julieta se había mostrado tan reacia al mencionarle él, la primera vez el matrimonio, que imaginaba que si le confesaba su amor ella se asustaría. Y lo último que deseaba, mientras deslizaba los dedos por su cuerpo húmedo y cálido, era romper la magia de aquel momento.Joel continuó acariciando a Julieta arriba y abajo hasta encontrar el punto más prominente entre sus piernas y masajearlo haciendo círculos suavemente. Entonces ella contuvo el aliento y gimió.
— Ah, ¿te gusta? —preguntó él.
Joel tenía aún una mano bajo su nuca, seguía inclinado hacia ella, y buscó sus labios antes de que pudiera siquiera responder, besándola con la misma suavidad con que acariciaba todo su cuerpo. Estaba tan excitado que apenas podía controlarse.
Julieta sostenía su cuerpo viril sobre una pierna, moviéndose bajo él. Ella deslizó las manos desde su nuca hasta el pecho.
Enseguida, sin embargo, se aferró a él con fuerzas mientras Joel la llevaba cada vez más alto, hacia la cima del placer. Breves gemidos y jadeos salían de su garganta, con cada una de las caricias de Joel.
Julieta movía la cabeza de un lado a otro, desesperada.— No, no... quiero sentirte a ti.
— ¿Qué? —preguntó él reduciendo la velocidad de sus caricias—. ¿Qué quieres?
Julieta deslizó las manos desde sus cabellos hasta los hombros, y luego más abajo, hasta la cintura, antes de rogar:
— Te quiero a ti... dentro de mí.
Instantáneamente, Joel retiró la mano de debajo de su nuca y se puso de rodillas, abriendo las piernas de Julieta y colocándolas a los lados, sobre las suyas, mientras las partes más íntimas de ambos entraban en un dulce contacto. Joel se estremeció.
— No quiero hacerte daño.
— No me harás daño —contestó ella abriendo los brazos para él—. Ahora, por favor.
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[[ UN HIJO TUYO]]JOEL PIMENTEL //
DiversosSi alguien le hubiera dicho a Joel Pimentel que acabaría casándose con Julieta ,su mejor amiga y la mujer de sus sueños más secretos y que estarían esperando gemelos,jamás lo habría creído. Pero ni siquiera en sus sueños más salvajes se le habría...