Capítulo 15// El sexo de los bebés

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Julieta comenzó a preguntarse si Joel no perdería el interés, al crecerle la barriga y adquirir un aspecto menos deseable. Sin embargo aquel beso, aquel beso no dejaba lugar a dudas.
Joel esperaba el día en que el médico les diera luz verde, para continuar con la vida normal.
El problema era que, para ella, hacer el amor con Joel no era lo normal.
Julieta lo deseaba, y él había dejado patente su deseo. Pero ¿adónde la llevaba eso?

Julieta  entró en el dormitorio y abrió el armario desanimada.
Joel era una persona muy especial para ella, en muchos sentidos. No solo compartían recuerdos de la infancia, sino que además habían desarrollado una gran amistad. Y, por fin, había amor entre ellos.

De pronto Julieta soltó el montón de jerseys sobre la maleta.
No, se corrigió mentalmente, no había amor entre ellos. Ella lo amaba. Era una estúpida.
Joel simplemente sentía por ella una sana atracción sexual, aparte de afecto, pero su corazón seguía perteneciendo a su difunta esposa. Y ella jamás podría reemplazarla....

Ese era el problema.
Julieta deseaba entregarse a sí misma por entero, en cuerpo y alma, demostrarle cuánto lo amaba con sus actos, aunque no pudiera decírselo con palabras. Pero… tenía miedo.
De pronto, sin querer, Julieta recordó la expresión de su rostro el día en que le dieron el alta en el hospital. En el fondo de su alma, temía el día en que Joel encontrara a otra mujer, una mujer que le recordara a Wendy de la que pudiera enamorarse de verdad.

Julieta se esforzó por continuar con la maleta.

No podía hacer nada al respecto. Ni siquiera debía esperar que Joel hiciera con ella una vida matrimonial  normal.
Sencillamente, tenía que recordar las condiciones de su acuerdo matrimonial y proteger su corazón lo mejor que pudiera.

Julieta oyó el ruido de la puerta y dejó caer un montón de calcetines en la maleta.

— Misión cumplida —dijo Joel desde la puerta—. Las cajas están en el coche. ¿Quieres que me lleve esas maletas?

— Sí, para cuando termines tendré preparada esta otra —asintió Julieta.

Joel lo llevó todo a su casa y le pidió ayuda a Finn para deshacer las maletas. Después, se marchó a la oficina pretextando algo urgente que hacer.
La tarea había agotado a Julieta, que se alegró de poder descansar mientras observaba a Finn, guardándolo todo.

— ¡Vaya! Este vestido es dinamita. Apuesto a que estás muy sexy con él.-- dijo el animado

— Lo compré porque era suelto de cintura. Pensé que me vendría bien, si tenía que ir a algún sitio elegante. No sé si me cabrá.

— ¡Ah! —exclamó Finn contemplando su barriga—. A la velocidad que te crece, pronto no podrás ponerte más que pantalones de chándal.

— Vaya, gracias. Eres de gran consuelo.

— Es un placer.

Julieta y Finn habían logrado una gran camaradería, y ella estaba encantada.
Cuando comenzó a levantarse de la cama, él le enseñó una a una las habitaciones de la casa.
Jugaban a las cartas, a juegos de mesa, y Julieta lo dejaba ganar, para tenerlo contento.
Finn la cuidaba y montaba un escándalo, si era necesario, con tal de que ella descansara. Julieta lo adoraba. —Finn...

- ¿Hmm?

— ¿Te gustan los niños?

— Creo que sí —contestó él saliendo del ropero—. Nunca he tenido mucha relación con ellos, era hijo único.

— Y yo. Lo que sé sobre niños cabría en la cabeza de un alfiler.

— Pues espero que aprendas deprisa —sonrió Finn.

— Sí, yo también —contestó Julieta  vacilando un momento—. ¿Vas a quedarte con nosotros, cuando esos dos pequeños terremotos corran por la casa rompiéndolo todo y dejando huellas de barro en las alfombras?

— Lo preguntas en serio, ¿verdad?

— Joel te necesita. Y yo....No podría ocuparme de una casa tan grande como esta, con dos niños y una galería que atender.

-No voy a marcharme a ninguna parte —afirmó Finn-Joel es estupendo. Es amable y... tolerante. Me dio una oportunidad, cuando la necesitaba, y eso no puedo olvidarlo. Yo fui a la Universidad—añadió mirando a Julieta a los ojos—. Mi compañero sentimental tenía diez años más que yo, tenía dinero, era muy sofisticado... jamás necesité trabajar.
Luego él enfermó, y cuando murió, me sentí perdido. No tenía ninguna habilidad especial, nadie a quien cuidar... Cuando mi tía me dijo que Joel necesitaba mayordomo, me sentí inmensamente agradecido, a pesar de que fuera una oferta temporal.

— Joel... y yo estaríamos perdidos sin ti. Supongo que echarás de menos a Wendy, tanto como él.

—Wendy era una mujer muy dulce —afirmó Finn con los ojos fijos en la ropa—. Fue terrible, cuando murió...

— Sí, yo la conocía —afirmó Julieta incapaz de resistir los celos—. Era perfecta para Joel

— No lo sabía, Joel me contó que son amigos desde niños, pero no sabía que... —Finn se enjugó las lágrimas sin ocultar su dolor—. Lo siento, Wendy y yo estábamos muy unidos.

— Claro —contestó Julieta arrepintiéndose de haber iniciado aquella conversación, sintiéndose en un segundo lugar.

— Pareces cansada, ¿por qué no te echas una siestecita? Puedo terminar esto después.

— Sí, lo haré.--le dijo Julieta

Tras marcharse Finn, Julieta tardó mucho en dormirse.
*********
Joel no volvió a tocarla en mucho tiempo, exceptuando unos cuantos castos besos en la frente.
Julieta acudió a la consulta del médico al cumplir doce semanas de embarazo, y este le redujo la medicación. Para desgracia de Julieta, las náuseas volvieron nada más disminuir la dosis a la mitad.

Al cumplir las catorce semanas, el médico volvió a prescribirle el tratamiento completo. También le hicieron otra ecografía. Para entonces, los fetos tenían ya forma humana.

— Y no solo eso —dijo el técnico—. ¿Quieren saber ustedes el sexo?

— ¿Tú qué crees? —le preguntó Julieta a Joel.

— No sé si podría soportar el hecho de no saberlo —sonrió Joel—. ¿Y tú?

— No lo sé, me gustan las sorpresas, pero tenemos muchas cosas que comprar ,no estaría mal Saber el color, con anticipación . De acuerdo —repuso Julieta respirando hondo—. Díganoslo.

Joel tomo la mano de Julieta  y entrelazo los dedos de ambos con fuerza. El técnico sonrió y contestó:

— Son niñas. Rosa.

— ¡Niñas! —exclamó Julieta—. Zapatillas de ballet, gomas para el pelo.

— Pelotas de goma, de fútbol —contraatacó Joel—. No seas sexista —añadió inclinándose para besarla—. Felicidades, mamá.

— Igual te digo, papá —contestó ella devolviéndole el beso.

Al salir del hospital, no fueron directamente a casa.
Joel la llevó de compras. Él había comprado mobiliario infantil semanas atrás, de modo que fueron directamente al departamento de prendas de vestir.

— Elige lo que quieras. En rosa, con encajes, lazos, lo que sea. Yo voy a buscar un par de trajes de béisbol que he visto por ahí.-- le dijo Joel
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Mobiliario infantil: muebles para niños osea mesitas,sillas pequeñas ,etc

CONTINUARÁ Jjajaj xd

[[ UN HIJO TUYO]]JOEL PIMENTEL //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora