Es lógico pensar que estos seres poseen un gran poder, pero hay mucho más. Tienen esa gran capacidad de atravesar la oscuridad y la penumbra con su mente, permitiendo a sus ojos ver todo lo que esconden las sombras.
Y ella aprendería a hacerlo, no i...
Para algunos la oscuridad caía en la noche, para Robin la oscuridad caía cuando se dejaba consumir por su ser y ya comenzaba a tener miedo de sus propios limites, de si acaso podría sostenerlos el suficiente tiempo para no dañar a las personas que amaba.
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La pequeña abrió sus ojos con heterocromia con lentitud, noto que la oscuridad que la rodeaba era provocada por sus propias alas así que las extendió sintiéndose plena y libre. Miro a sus lados y se encontró así misma sentada sobre un gran escenario, soltó un suspiro de frustración y tristeza.
Esta era la tercera vez que desobedecía las indicaciones de Dania, ella dejaba que su espíritu Arconte tomara el control total de ella con la esperanza de saber cual era su misión, pero cada que lo hacia ella simplemente pasaba a segundo plano y cuando volvía a tomar el control se encontraba con que su espíritu se dedico a repartir justicia y no en ayudarle a ella, en ayudarse a si misma.
-Sabes que tendrás problemas si ella lo sabe.
Robin levanto la vista y era Castiel quien se acercaba hacia ella mientras caminaba entre los asientos del teatro.
-No funciono así, no puedo hacer lo que me pide. Intento, en verdad lo hago, pero simplemente no sucede. Soy un asco-Robin presiono los puños contra el suelo del escenario.
-Unirse al espíritu interior y controlar las habilidades no es fácil, yo a tu edad ni siquiera me animaba a volar sin la supervisión de mi madre-contesto Castiel subiendo al escenario y se arrodillo frente a la menor.
-Castiel... ¿me puedes guardar el secreto?-pregunto Robin y guardo las alas.
-Claro angelito, solo ya no lo hagas. Te pones en peligro-contesto el pelinegro regalándole un pequeña sonrisa y tomo la mano de Robin, cuando iba a ponerse de pie esta lo detuvo.
-No, ese secreto no-él se preocupo por que la castaña lo dijo con la cabeza gacha y apretaba con verdadera fuerza su mano.
-El que sea que me digas, me lo llevare a la tumba-respondió él, Robin se puso de pie y tomo ambas manos del Arconte con temor.
-¿Recuerdas que la semana pasada me regalaste el atrapa sueños?-Castiel asintió cuando la castaña lo miro a los ojos-Las pesadillas acabaron y entonces... entonces lo que soñé... lo que sueño una y otra vez, creo que es mi misión...
-¿Crees? Esta bien Robin, cuando uno descubre eso, es algo seguro, no es algo de lo que dudas-agrego él tratando de ayudarla pero esta negó.
-No dudó, se que es mi misión. Por más que trate de negarlo, de completarme a mi misma para cambiar esa misión por otra, no lo logro. Yo no quiero hacer eso, no esta bien, quiero otra misión...
-Pero Robin, eso no se puede cambiar. Si te niegas serás rechazada y se mancharan tu alma y alas-respondió Castiel.
-¿¡Crees que no lo se!?-el mayor se sorprendió por la manera en que la menor se altero-Tu no tienes idea, yo no quiero, no quiero ser una asesina. Me niego en todos los sentidos.