Las cosas en Seabrook han cambiado. Zed y Addison siguen siendo muy felices juntos, pero nuevos peligros amenazan a esta "perfecta" ciudad. Vuelven los problemas, vuelve el amor, pero ahora... ¡con lobos!
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— ¿Por qué tardaste tanto? —me preguntó ella.
— Perdón, pero estoy lidiando con una situación allá. Willa me vio llegar el día en que vine a verte, no creyó la excusa que le di y no me deja solo en ningún momento. —ella me miró con obviedad, antes de señalar alrededor. Ok, bien, ella tenía un punto.— Ya estoy aquí, ¿podemos concentrarnos en idear un plan? Dudo que pueda escapar de Willa de la misma manera, otra vez.
— Tengo demasiado tiempo libre ahora. —me dijo mientras rodaba los ojos.— Así que pensé en algo.
— Adelante, alfa. —eso hizo que me ganara una mala mirada por su parte, pero bastó con una sonrisa traviesa para que se relajara un poco.
— Lamentablemente, debemos esperar más tiempo. Como dije, tuve, y tengo, demasiado tiempo libre. Como no podías venir, —ahora fui yo quien rodó los ojos mientras sonreía.— he usado ese tiempo en estudiarlos.
— ¿Por qué siento que hablas de ellos como si fueran un experimento u objeto de estudio? —dije mirándola confundido. Muy pocas veces la escuchaba así. Quiero decir... ciencias era su materia menos favorita, por no decir la que más odiaba, en la preparatoria.
— Ya te dije, me aburro mucho aquí. Déjame decirles como quiero. Yo estoy atrapada aquí, con ellos. Tenía un método de escape, pero como cierto cachorrito tonto —puso su dedo en mi pecho.— no podía venir, retrasó todo mi plan.
— Es lo que hay, cachorrita. Ahora, sigue. —traté de evadir sus regaños. Si hubiera visto todo lo que me costó salir del territorio, no estaríamos teniendo esta conversación.
— Bueno, en fin. Hay noches en que hacen unas "competencias" de luchas entre ellos. Literalmente, dejan la guarida sola toda la noche. No sé muy bien cómo es, porque solo los escuché mencionarlo. Pero creo que una noche de esas sería perfecta para llevarnos la piedra lunar. Es lo mejor que tengo. Lo otro es atacar cuando estén medianamente distraídos, también suele pasar, pero aún no sé por qué. Así que... ¿alguna otra idea, o sugerencias de mejora? —estaba muy orgulloso de ella. Cada día, desde el día en la que nos conocimos, era más y más segura de sí misma. Pensar en que los lobos fuimos quienes le dieron ese espacio seguro para desenvolverse, fue genial. Aunque a veces parecía verse presionada, sabía que ella sería capaz de afrontar todas las situaciones en las que la manada estuviera envuelta. Y su actitud ante ese gran contratiempo era la prueba.
— Por ahora nada, ¿pero cuánto tiempo crees que debamos esperar?
— No tengo idea. Supongo que no mucho. Han estado hablando seguido de eso, así que...
— Así que solo podemos esperar. —completé lo que ella quiso decir.— Entonces intentaré regresar lo más pronto posible, o podrías ir tú. Es en serio cuando digo que me escapé de Willa. Se me hará más difícil venir a partir de ahora. Por no decir... imposible.
— No puedo salir del área. En la guarida me dejan sola, pero si salgo tengo a varios lobos detrás de mí, que, por cierto, no son muy sutiles. Tenemos que aprovechar que parece que a ti no te captan. —dijo lo último con diversión y... algo de nostalgia.
