Las cosas en Seabrook han cambiado. Zed y Addison siguen siendo muy felices juntos, pero nuevos peligros amenazan a esta "perfecta" ciudad. Vuelven los problemas, vuelve el amor, pero ahora... ¡con lobos!
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La mirada de Willa sobre nosotros fue la razón por la que me vi obligado a separarla de mí. Aquel movimiento logró traerla a la, así que Blair fue a abrazar a mi hermana y luego a Wynter para disimular.
— Me alegra que pudieran llegar, pero no hay mucho tiempo. Vamos. —se adentró en los túneles con nosotros detrás. Sus conocimientos de esa manada eran tales que no tardamos en llegar hasta la piedra lunar, dejando a Willa completamente asombrada. Sabía que dudaba de nosotros, pero no creí que tanto.
— Yo pensé que exagerabas, hermano.
— Sí... No cuidan mucho el lugar, pero luego discutimos eso. No tenemos mucho tiempo. Hay que movernos. —le contestó Blair por mí.
Entre todos tomamos la piedra lunar y, otra vez detrás de nuestra líder, salimos de aquella "guarida". La cantidad que Willa sugirió fue perfecta. A penas se sentía el peso, pero no éramos tantos al punto de estorbarnos al avanzar. Todo estaba yendo muy bien, pero cuando estábamos por salir alguien nos detuvo.
— No irán a ningún lado. Dejen la fuente de energía lunar. —dijo el lobo que "dirigía" la manada.
— Solo quítate. A menos que quieras que acabemos contigo. —dijo Willa con un tono que hacía mucho tiempo no escuchaba. Se siente bien estar del otro lado, donde estaba seguro de que no descargaría su ira (acumulada desde que ese primer intruso apareció) sobre mí.
Comenzaba a pensar que dejarle la delantera a mi hermana era parte del plan de Blair. Si ese lobo entrometido llegaba a verme primero, o peor a ella, este plan podía llegar arruinarse.
— En estos momentos estás en mi territorio. ¿Por qué tendría que tomar en cuenta tus amenazas? Podría fácilmente ocuparme de ustedes y no decirle nada a la alfa. —cuando dijo eso, miré inconscientemente a Blair. Normalmente el instinto hacía que el alfa no tomara bien ese tipo de situaciones. En este caso, no era así, parecía que no le importaba lo que ese lobo decía. Eso llegó a confundirme un poco. No porque dudara de su capacidad de alfa, pero era sorprendente ver a una alfa tan tranquila ante un acto de rebeldía tan directo.
— No te importa lo que diga, ¿verdad? —al oír mi voz, me miró.
— No son mi manada, créeme que sus problemas con la autoridad no son relevantes para mí. Otra sería la historia si se tratara de ustedes, aunque tu hermana se encargaría de eso antes de que llegara a mis oídos. —dijo con algo de diversión.
— Nunca tendrías esos problemas con nosotros. Somos una comunidad perfectamente funcional. —dije de la misma manera.
— Actúan diferente cada que hay un choque cultural con los humanos, pero digamos que sí. —nuestra pequeña sesión de bromas se vio interrumpida por un brillo diferente en sus ojos. Tal vez debió ser su modo alfa regresándonos a la realidad en la que estábamos escapando, tal vez me hubiera gustado que fuera por mí; pero no. Era un brillo travieso muy parecido al que notaba cuando estaba planeando algo en mi contra.— ¿Crees que puedan cargar la piedra lunar sin mí por unos segundos? —la miré confundido, pero asentí. Ella dejó la piedra lunar y suspiró antes de acercarse a Willa con una mirada de seriedad que parecía muy bien ensayada.
