Aviones de papel

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Hola, Nazli.

¿Te das cuenta de que somos afortunados? En otros países muchas personas no pueden quedarse en sus casas, tienen la necesidad de trabajar y eligen entre morir por el virus o morir de hambre. La situación ha venido a jodernos. Veo en las redes sociales cómo los famosos intentan hacer que sus fans pasen el rato, conectan con ellos, sí, les hacen el día, pero ¿qué hay del otro lado de la moneda? ¿Qué hay con las personas que no pueden darse el lujo de quedarse en casa? Esto es complicado. He visto que no se toman las medidas necesarias para combatir el virus, algunos creen que es mentira. Y no sé si lo sea o no, pero esas muertes sí creo que existen. ¿No te abruma ver las calles tan solitarias? A mí me pone mal. Odio que la desigualdad que hay en el mundo haga que para muchos esto sea catastrófico... Respecto a la pregunta de por qué decidí enviarte cartas, ¿por qué no? Pienso que está bien que nos comuniquemos con aviones. No habría podido elegir a alguien más. Aunque es complicado, especialmente para mí, pues tú tienes habilidad por acertar a la primera. A todo esto, ¿a qué te dedicas?

Sobre mi amiga... te mentí. Era mi novia. ¿Has escuchado eso de que en la vida tienes tres o dos amores? Me pasó algo así. Ella fue la mujer con la que creí que podía tener un futuro... es decir, tuve un amor imposible, una relación toxica, y Sophie fue quien me alejó de todo eso, me ayudó a encontrarle sentido a la palabra amor. Todas las noches tenía que hablarme sobre un libro, por las mañanas me recitaba poemas y por las tardes, me pedía que le diera mi opinión sobre sus escritos... fue extraño, pero después de su muerte extrañé todo eso. Ella fue todo lo que jamás esperé. Al cabo de nuestro segundo año de conocernos, decidimos vivir juntos. La idea me ilusionó, tenía 27 años y me sentí listo para iniciar una vida en pareja. No pensábamos en una boda, sabíamos que era algo que llegaría más tarde, no era necesario planearlo. Me sentía muy feliz. Pero la vida siempre está para jodernos, ¿no? Solo ve lo que ocurre ahora...

A finales de ese segundo año, Sophie me dijo que iba a ser padre. Fue un momento mágico. Muchas veces imaginé al pequeño o la pequeña que llevaba dentro de su vientre. Y un día, mientras estaba en el trabajo, recibí una llamada del hospital. Sophie había ingresado a urgencias porque un imbécil se había pasado el alto. El hijo de puta se la había llevado consigo... Acudí con rapidez al hospital. La cara del médico me lo dijo todo. Supe que ella y mi hijo estaban muertos. No es algo fácil de olvidar, han pasado casi dos años. Perdona si te abrumo con todo esto... No es algo que suela contarle a todo el mundo.

Un abrazo, Jadon.

P.D. Gracias por leer.

Ya no era necesario escribir la leyenda: LÉEME. Él había escrito por los dos lados de la hoja y para ese entonces, ambos sabían la mecánica de las cartas.

—¿Estás segura de que no quieres quedarte en casa? —preguntó Jadon al ver a Sophie levantarse de la cama. Ella era su novia.

—No, me he cansado de estar en casa.