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Faltan pocos capítulos. 🙈

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Al anochecer del día siguiente, Jadon acudió al departamento de Nazli y la sorprendió con un ramo de rosas

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Al anochecer del día siguiente, Jadon acudió al departamento de Nazli y la sorprendió con un ramo de rosas. Iba vestido de traje, lucía muy apuesto. Ella lo miró sintiendo mariposas en el estómago. Casi se le salían las lágrimas. Lo que había ocurrido con el médico lo había animado a enmendar el error. Se sentía fatal por haberla hecho pasar un mal momento y encima, por haber caído en el juego de Marty. Lo que él buscaba era separarlos y no pensaba darle el gusto. Además, Nazli le había dicho que le gustaba que fuera romántico, esta era una buena ocasión para hacer uso de esa cualidad y sorprenderla.

—¿Y esto? —inquirió con sorpresa, derritiéndose en el fondo como quien sabe que ha encontrado a su verdadero amor.

—Es para disculparme por lo de ayer.

—No tenías por qué...

—Sí tenía. Vamos, tenemos una cita. Iremos a cenar —expresó con ánimo. Verla sonreír le sentaba bien, lo transportaba al paraíso y le hacía olvidarse de todo lo que ocurría a su alrededor.

—¿Ahora?

—Sí.

—Espérame, voy a...

—Tómate tu tiempo —dijo mientras ingresaba al departamento para esperar sentado en el sofá.

—Vuelvo en un segundo —exclamó, después caminó en línea recta y finalmente dobló la esquina, desapareciendo por completo de la vista del fotógrafo.

Fue ahí cuando se encontró con un rostro conocido y quizá con el inició de un pésimo desenlace. Ante ella se aproximó una mujer, al principio dubitativa, pero al asegurarse de que era la novia de Jadon, se acercó con mayor soltura. Fingía tener buenas intenciones y no hacía más que atribuir el encuentro a una obra del destino. Situación que pensó aprovechar.

—¿Nazli? Eres la novia de Jadon, ¿cierto? —preguntó, logrando captar su atención.

—Oh... tú. Sí, sí. Estuviste en la fiesta de Didiane. Hablamos poco, pero sé que eres... —intentó recordar su nombre.

—Zenda, sí. ¿Cómo va todo con Jadon? —inquirió con un ápice de cotilleo, aunque al mismo tiempo, intentando ir al grano. Lo suyo no era andarse con rodeos. Cuando tenía algo que decir, lo hacía sin pensar en el resto. No obstante, en esta ocasión había pensado plantar la semilla de la curiosidad y dejar que Jadon hiciera lo suyo. Intuía que no iba a constarle mucho arruinar su relación.

—Bien... él está afuera, ¿quieres saludarlo? —propuso sin imaginar la bomba que la mujer le iba a soltar, aquella que no tuvo oportunidad de lanzar la noche anterior.

—No... Yo solo..., cuídate de él. ¿Quieres? —insinuó mientras a su mente venían los recuerdos de su amiga Sophie.

—¿A qué te refieres? —preguntó sin lograr comprender.

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