Aviones de papel

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Desde el inicio del brote del virus en China a finales del 2019, el Covid-19 se había extendido a más de 179 países, infectando a poco más de 650 mil personas y matando por desgracia, a 30 mil. Eso fue lo que Nazli leyó y le estremeció tanto pensar en las familias de todas esas personas. Eran más que números, eran sujetos que habían vivido, individuos que podía jurar, jamás llegaron a imaginar que su vida iba a terminar así. Ese día, también se informó sobre el decreto que ordenaba el luto oficial a los fallecidos por Covid-19. Entrando en vigor en las primeras horas del día siguiente. Se aseguró en los medios de comunicación que a mediodía la bandera nacional iba a ondear a media asta, para guardar un minuto de silencio por los fallecidos. Se había alcanzado una cifra muy grande en muertes. Por otra parte, en Wuhan, el foco esencial de la pandemia, se informaba que se había comenzado a reabrir paulatinamente algunos servicios, después de dos meses de aislamiento.

«Vaya, me sigue pareciendo una pesadilla», pensó al tiempo en el que estiraba los brazos sobre la cama.

Lo que Jadon no pudo decirle durante la noche anterior, fue suficiente para haberla mantenido en vela. Empezaba a pensar en una historia romántica, en una historia con final de Disney y en la posibilidad de vivirla con él.

Era domingo por la mañana y cuando salió a tomar su taza de café, encontró un avión más. Sonrió ligeramente, eso empezaba a volverse interesante. Esta vez no ingresó a su departamento para leerla, era un buen día para disfrutar de los rayos del sol, del silencio y de la calidez matinal.

Afuera, algunos vecinos ya estaban disfrutando del día. El ingenio había vuelto a sorprenderlos después de una semana más de confinamiento. Los días parecían ser eternos. Se atrevía a asegurar que algunos podían ya estar perdiendo la noción del tiempo y la cordura.

Con esos pensamientos, desdobló el avión y empezó a leer.

Hola...

Si debemos sufrir para encontrar el amor, entonces creo que no debe llamarse así... En este punto de la vida me pregunto si vale la pena enamorarse. Es decir, tú lo has dicho, piensa en lo que pasó con tu ex, piensa en lo que ocurrió en mi relación. ¿Ves por qué te dije que faltaba algo de romanticismo? No es que estemos destinados a sufrir hasta encontrar al o a la indicada, ocurre que el amor no es lo mismo sin el dolor. En el fondo, nos gusta sufrir. Es imposible que todo sea color de rosa, piensa en qué pasaría si hiciéramos lo mismo cada día de nuestra vida. La rutina le quita el encanto, ese halo de misterio, ese interés por vivir. Lo que ocurre con el virus es algo que no teníamos contemplado, y es la misma razón por la que tenemos ganas de disfrutar la vida. Lo mismo ocurre con el amor, lo aceptas, incluso sabiendo que puede terminar mal. Lo sé, yo mismo me he respondido: vale la pena enamorarse. Incluso aunque termine mal, porque en nuestra mente perdurarán los buenos recuerdos. El amor es como una montaña rusa.

¿Por qué eres así? —se preguntó con interés—. Tan romántico, profundo, enigmático. ¿Qué ibas a decirme ayer, Jadon? —volvió a su habitación y pensó en sus últimas palabras—. "Tú ¿no lo recuerdas?". ¿Qué quisiste decir? Recordar ¿qué?... Vamos, haz memoria. Piensa, piensa... —se animó a falta de Didiane.