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Esa misma tarde, de vuelta a su departamento y con miles de mariposas en el estómago, Nazli llamó a Didiane para contarle lo que había ocurrido

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Esa misma tarde, de vuelta a su departamento y con miles de mariposas en el estómago, Nazli llamó a Didiane para contarle lo que había ocurrido. Ninguno de ellos se había sentido antes tan revitalizado y amado en esa medida. En ocasiones, el amor era inefable y se expresaba mejor con acciones.

—Sé que hablaste con Marty —mencionó fingiendo molestia.

—Te ahorré el esfuerzo. —Didiane se excusó—. ¿Funcionó?

—Sí...

—¿Y qué esperas?

—Esperar, ¿qué?

—Ir con Jadon. —Nazli no respondió. Fue suficiente para que su amiga pudiera intuir lo que había ocurrido—. ¿Ya lo hiciste? Cuéntame —dijo poniéndose cómoda en el sofá, también apagó el televisor y se acercó el bowl de frituras que tenía sobre la mesa.

Sin más, comenzó por narrarle lo que le había mencionado sobre el accidente y su familia y finalizó diciéndole que había acudido a su departamento.

—Así que no te importó el confinamiento —sonrió orgullosa por las decisiones de su amiga—. Debiste haberme hecho caso desde el primer día, te lo dije. Pero dime, ¿lo hicieron? ¿Ustedes tuvieron sexo?

—Didiane —exclamó, haciéndose la indignada—. Él estaba afligido. Además, no me había pedido que fuera su novia. Acudí a él como amiga. Me necesitaba.

—Ya, pero lo harán, ¿no? No olvides protegerte. Usa condón, chica —le advirtió con seriedad—. Oh, espera. No, olvídalo, iba a decirte que con las tiendas cerradas en toda la capital no ibas a encontrar, pero por lo menos alguna farmacia debe estar abierta...

—¿Cómo crees que me vería comprando una caja de condones en medio del confinamiento? ¿No se supone que debemos guardar la sana distancia?

—Se supone, Naz, se supone —repitió ella—. Pero tienes razón, no te verían con buena cara... ¿Tienes en tú casa?

—Sí —afirmó escuchado un suspiro al otro lado de la línea.

—Menos, mal.

—Pero no voy a llevarlos... es decir...

—A ver. Jadon ya es tu novio, ¿no?

—Sí, pero...

—Bueno, entonces no hay problema. El confinamiento se está alargando, piensa en eso. Ustedes estaban solos y ahora, ya no... Así será más divertido—. Nazli comenzó a reír y enseguida lo hizo Didiane—. De acuerdo, tienes razón. No quiero que parezcas una desesperada.... Y ¿si lo invitas a tu casa? No vayas a su departamento, dile que puede ir al tuyo, cocina algo y pasa la noche con él. Así no tendrás que llevar los preservativos contigo y si se llega a dar, bueno. Los tendrás a la mano.

La idea no estaba del todo mal.

—A todo esto, ¿cómo te lo pidió? —inquirió antes de llevarse unas frituras a la boca.

Aviones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora