7

1.7K 222 59
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hola, Naz.

¿Te das cuenta de que esta podría haber sido otra historia? Esto del virus no nos permite conocernos más que a través de narraciones escritas. El mundo real ha muerto y el mundo virtual cada día cobra más fuerza. Existe Internet, las redes sociales, Skype, las videollamadas... todo eso es virtual. No nos costaría nada comunicarnos de esa manera. Últimamente se hace así, pero el romance se pierde. No es lo mismo que conocernos cara a cara, por eso hay muchas rupturas. Te enamoras de alguien a quien conoces a través de una pantalla y al final, no es lo que esperabas... Podríamos hablar en los balcones, sí, pero ¿cuánto de esto, estás dispuesta a que los demás escuchen? ¿Viste esa serie en Netflix en donde un grupo de personas conversaban a través de una plataforma, tratando de adivinar si eran auténticos o no? Así es el mundo actual. Hemos perdido la comunicación "cara a cara". Ni hablar de los romances virtuales. ¿Crees que Shakespeare hubiera imaginado que todo esto iba a ocurrir? ¿Cómo haría él para que incluso en esta situación, pudiera existir el romance trágico? ¿Lo imaginas? Soy fotoperiodista y créeme, estar afuera es más brutal que estar en casa. Solo espero que cuando todo esto termine, seamos más conscientes sobre el valor de las personas y la importancia de cada uno de nosotros.

Cuídate.


Esta vez fue breve y no mencionó nada sobre Sophie. Enviar las cartas antes de la puesta de sol le iba bien, porque por las mañanas debía trabajar. La situación no era muy esperanzadora. Estaban a días de finalizar la segunda semana y todo había cambiado con brutalidad. Lo supo cuando le asignaron visitar un hospital y vio lo que ocurría allí dentro. Estaba seguro de que, si todos veían lo que ocurría dentro de los hospitales, si estaban al tanto del trabajo que realizaban los médicos y de lo desesperados que estaban los familiares o si sabían sobre lo que se sufría por no tener el equipo médico adecuado, nadie iba a seguir saliendo de su casa. Los expertos no mentían cuando hablaban sobre la importancia de mantener la sana distancia.

Cuando Nazli recibió la carta supo que a Jadon no le apetecía seguir hablando sobre Sophie y lo entendía. También pensó en su trabajo y en lo mucho que se arriesgaba por hacer su labor. Quiso preguntarle por eso, quiso averiguar si lo que se decía en los medios era real o no, pero no se animó a cuestionarlo más. Si Jadon quería contárselo, lo aceptaba. Solo imploró porque estuviera bien durante sus caminatas y porque no fuera a coger el virus.

Esa tarde, antes de escribir la nueva carta, Lebel salió al balcón a tomar el aire. Fue ahí cuando en uno de los edificios contiguos, observó movimientos que hacía tiempo no veía. No fue lo que esperaba, se estremeció al ver a una ambulancia que se llevaba a uno de los vecinos en una camilla. Le habían puesto una mascarilla para que pudiese respirar. Era un hombre de avanzada edad y Nazli se imaginó lo peor. Todos los vecinos asomaron la cabeza. Era la primera vez que veían algo de ese tipo, sabían que el virus estaba ahí pero no habían sido testigos de algo similar, algo que los hiciera tomar las cosas en serio, hasta ahora.

Aviones de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora