Sábado 12:30
26 horas de atraco.Y un segundo disparo. Los rehenes se alteran y yo levanto el arma. Berlín se coloca a mi lado, parece sorprendido, pero no se detiene, sino que sigue andando.
—Hamilton, todos tuyos.—me regala Berlín sin dejar de avanzar. Asiento, aunque, todo esto, me huele a chamusquina.
Los rehenes empiezan a preguntar que ha pasado y, tras unos segundos de des-conexión, vuelvo a la realidad.
—¡Ts, tranquilos todos! ¡Joder, tranquilos!¡ Un poquito de entereza que sino de aquí no salimos vivos, eh, que hay que echarle un poquito de cojones!
Algunos lloran, sobretodo Arturito, que es un cobarde y un llorica por naturaleza. Sabía que Sergio necesitaba hablar conmigo, pero no tenemos oportunidad de comunicarnos sin poner en riesgo, no solo el plan, sino también la autoridad de Berlín.
Tres días antes de la llegada del resto del equipo.
La cabeza de Sergio no dejaba ni un solo segundo de maquinar el plan maestro, obra de su padre como me contó. Supongo que sólo sabía maquinar cosas, ya que había pasado su infancia y juventud postrado en una cama del Hospital San Juan de Dios.
A Astrid le parecía raro pero inusualmente atractivo, a partes iguales, le gustaba ponerle nerviosa con sus juegos de cría, seduciéndole y llevándolo al límite. Ella era una gran jugadora de ajedrez, así que aprovechaba sus partidas para ponerle aún más nervioso.
Al final se lo llevó a la cama, tal vez porque mi hermana era sapiosexual o porque simplemente era un juego. Tal vez fuera solo un juego, pero me gusta pensar que podría haber sido un buen padrastro para Alain.
Termino de montar la maqueta, Sergio la mira de reojo, le gustan mis maquetas, tengo varias y siempre las mira. Es muy perfeccionista y supongo que también le pone cachondo la perfección ¿perfecfilia tal vez? No lo sé, pero tampoco le voy a preguntar.
—¿Qué tal está tu hermana?—pregunta al fin con un hilo de voz y sin dejar de pegar fotografías en la pizarra.
—Puedes preguntarle tú, al fin y al cabo, te acostaste con ella.—sonrío a Sergio, que me mira con una seriedad imperturbable. —Está con Alain y mis padres. Está bien.
—Me alegro por ella. —Sergio vuelve a ponerse a apuntar los datos en la pizarra, después de unos segundos se detiene y me mira. —Creo que lo llamaré el plan Bastilla.
Sabía de que hablaba y era una posición en la que ninguno queríamos estar, un golpe de estado a su hermano, una revolución que yo lideraría. No respondo a eso, en cambio no dejo de pensar como evitar hablar del plan Bastilla.
—Podrías ir a visitarla y daros un último revolcón antes de que empecemos las clases.
—¡Regina!
—Hacerle el amor, hacerle el amor, perdón.—Sergio sale de la habitación con la cara roja, termino de colocar el último árbol. He evitado el tema, pero, tarde o temprano, tendré que enfrentarme a ello.
Y mi hermana y Sergio no volvieron a verse.
(...)
Toca reunión en el cuartel general, cuyo primer y único punto del día eran los putos dos disparos que habían sonado.
Le doy un café a Río, él me tiende el mío. Estamos todos menos Moscú, Denver, Tokio y Berlín. Helsinki y Oslo se dan la vuelta, ahí Río aprovecha para darme un beso. Los serbios lo sabían todo, pero era un par de muditos y no iban a decir nada.
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Hamilton | LA CASA DE PAPEL
FanfictionHamilton es una talentosa artista que, junto al Profesor, ha ido perfeccionando el robo más grande de la historia hasta poder llevarlo a cabo. Ahora llega el momento de llevarlo a cabo junto al equipo. Berlín asume el papel de cabecilla, Moscú es e...