Capítulo 1

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La primera vez que porte un vestido para destacar que formaba parte del grupo de damas de honor fue a la edad de diez años, era la boda de mi hermana mayor y lo único que recuerdo muy bien de ese evento a parte de mis constantes momentos de torpeza es a mi hermana, era como ver a un hermoso ángel, su vestido era hermoso desde el escote hasta la falda, los adornos de perla, su elegante peinado, la sencillez de su maquillaje y la hermosa sonrisa que ella siempre portaba, nunca la había visto sonreír de tal manera ni siquiera en sus grandes logros como los constante premios académicos o sus medallas deportivas, su sonrisa tenía un toque tan especial que desde ese momento yo también desee obtenerla algún día sin embargo las cosas nunca han sido como lo imaginé. Puede decirse que mis habilidades en romance son totalmente nulas, un fiasco, un error tras otro, me han roto el corazón un par de veces pero aún con esas derrotas no me desánimo más bien me hizo buscar un ángulo diferente del amor por lo que logré decidirme por mi carrera predilecta, así es, me gradué como organizadora de bodas y no es por presumir pero soy una de las mejores por lo cual me a llevado a organizar varias de las bodas de mis amigas, y si, más que la organizadora del mejor momento de sus vidas soy la que siempre porta aquel vestido que destaca el hecho de que solo soy y siempre seré la dama de honor. Pero sigo sin perder las esperanzas, estoy segura que algún día llegará mi momento soñado, mientras tanto sigo consiguiendo los momentos perfectos para los eventos especiales.

—El ángulo de las flores está mal. —Le indique a los asistentes de los floristas, quienes siguieron mis indicaciones —. ¿Donde esta Marcos?

—Escondiéndose en alguna parte del salón para evitarte—comentó con burla mi asistente Karol, ella señaló hacia la cocina para marcharse a algún otro lado.

Me dirigí hacia la cocina para abrir las puertas observando a los meseros que me miraron de reojo antes de continuar con sus actividades, camine un par de pasos para llegar hasta el pequeño almacén de la cocina. Mire a Marcos en el suelo quien bebía cómodamente una copa de champaña junto con un par de nueces, portaba una tableta la cual parecía que estaba leyendo algo de esta.

—¿Que haces aquí?

—Tomando un descanso de cinco minutos.

—Han pasado más de veinte minutos. Ahora levántate y cepillate los dientes, la boda empezará dentro de diez minutos.

—¿Por qué tengo que asistir?

—Eres el padrino.

—Solo tengo que ir y ponerme al lado del novio, cualquier persona me puede reemplazar.

—Es la boda de tu hermano. Al menos pon un poco de empeño.

Este hombre de aquí es Marcos Bracamontes, es una persona bastante desinteresado en todos los aspectos posibles, lo único que hay en su cabeza es el trabajo y el simple hecho de que alguien lo separe por un segundo de este su actitud se vuelve un tanto difícil y se que requiere de un gran esfuerzo de mi parte por lograr que mueva su trasero del suelo. ¿Y como es que lo conozco tan bien? Bueno, fue mi vecino por un largo tiempo sin mencionar que uno de sus hermanos está casado con mi hermana, eso y porque durante la boda de nuestros hermanos lo golpeé contra mi ramo, lo empuje por accidente a la piscina y tire un pedazo de pastel sobre sus pantalones, la verdad es que durante este largo transcurso de tiempo hice muchas cosas vergonzosas a su persona así que en esos momentos agradecía su desinterés porque de lo contrario me odiaría a muerte.

—De acuerdo, hagamos un trato.

—Te escucho. —Mencionó sin apartar la vista de su tableta.

—Durante la ceremonia y los discursos de brindis, tú deberás poner todo el empeño de tu parte, y durante lo que resta de la boda podrás trabajar escondido en este lugar y no te delataré.

¿Aceptas Este Amor? Si... No... ¿Tal Vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora