Capítulo 21

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Marcus

Últimamente era difícil verla a los ojos sin sentir aquel sentimiento que me oprimía el corazón, quería estar molesta con ella pero no podía hacerlo incluso cuando tenía razones para estarlo.
Ese día cuando me miro a los ojos para decirme la verdad de una manera tan abrupta me hizo recordar todas las veces en la que yo soy con ella, esa manera de responder tan fría, dando por hecho las cosas, sin esperar una solución razonable, sin explicaciones, sin consideración, una respuesta que salía de la completa desesperación que uno calla. Al final ni siquiera di una respuesta digna, sólo me marche en espera que las cosas se solucionaran por si solas pero eso no iba a pasar, al menos ya no.
Era consiente de que no era la persona indicada para ello pero no quería aceptar, no aun.
Recordé las palabras que una vez Itari me dijo, que este amor podría convertirse en capricho y que cuando sucediera eso la mejor opción sería dejarlo ir ya que ninguna de las dos partes serían feliz, nadie es feliz con un capricho y un capricho no dura para siempre.
Aún no sabía si esto se había convertido en un capricho pero sí era consciente de que no había luchado lo suficiente, tenía que esforzarme y para empezar tenía que aprender a dar el primer paso.

Salí de mi departamento para tomar el elevador, necesitaba ocuparme de algunos asuntos en el trabajo si quería algo de tiempo libre con ella, vi como las puertas se abrieron y no pude evitar hacer un gesto de disgusto por la persona que estaba frente a mi, su mascota comenzó a ladrar.

—Marcus.

—Damián.

Le respondí el saludo por simple cortesía, el entró al elevador mientras su mascota me seguía ladrando sin parar, mire al frente notando como las puertas que se cerraban lentamente fueron detenidas por alguien para volver a abrirse y frente a mi estaba ella, por un momento quise sonreírle pero el ver que estaba acompañada por alguien me evitó el hacerlo.

—Vaya Marcus que sorpresa, no pensé encontrarte aquí —me saludo con total alegría Kent mientras entraba al elevador junto con Ari.

—Vivo aquí —me limite a responder.

—Eso es fantástico. Vaya pero que linda mascota, ¿puedo acariciarlo?

—Claro, si es que logras agarrarlo, a mi perro no le gustan los... Extraños.

Mencionó sorprendido Damián cuando vio cómo su mascota comenzó a mover la cola con gran alegría mientras lamia el rostro del hombre. Incluso yo me sentía ofendido, ¿por qué ese animal me odia pero no a él?
Escuche a Ari estornudar de inmediato Kent devolvió el perro para prestarle total atención.

—¿Aún te sientes mal? ¿Deberíamos ir con el médico?

—Estaré bien, creo que solo es un resfriado.

—¿Estas segura que no son tus alergias?

—Estaré bien—insistió pero por su semblante podía notar que no era asi—además creo que es debido a...

—Olvídalo te llevare con un médico —le interrumpió Kent a Ari cuando ella llevó sus manos hacia su boca, note como la sostuvo con tanta dulzura y protección que me hizo sentir celos, yo nunca había actuado de esa manera con ella.

—¿Quien es ese? —escuche preguntar a Damián cuando ambos ya habían salido del elevador.

—No es nadie importante.

—Pues a mi no me pareció eso.

Di un paso con la intención de salir del elevador pero Damián me detuvo.

—Puedo competir contra ti pero ese tipo nos supera, debemos deshacernos de él.

Quite el brazo de Damián para abrirme camino y salir del elevador, este tipo es un idiota. Continúe mi camino para ir por mi auto pero me detuve al observar como Kent cargaba entre sus brazos a Arianwen quien reía avergonzada, la llevó hasta el auto y la subió dentro, aquello ya no me agrado.

—¿Ahora estas de mi lado? —interrogó Damián.

—No hay ningún lado.

—El enemigo de mi enemigo es mi amigo.

—No en esta ocasión.

Seguí mi camino para ir al trabajo pero dentro de mi no podía olvidar esa imagen. Cuando escuché el rumor de que Kent se había divorciado no quise prestar atención, no pensé que fuese importante ya que él había abierto su negocio en otra ciudad, nunca preste atención a la más mínima oportunidad de volverse a encontrarse, nunca quise admitir que ella seguía enamorada de él... Y que él también seguía enamorado de ella.

Al final no fui a trabajar ese día solo me quedé sentado en mi auto pensando en todo lo que podría hacer, todo lo que nunca me atrevería y lo que al final jamás realicé. Era tan agobiante ser yo mismo en este momento, salí del auto para volver a casa a descansar, no tenía ánimos de trabajar.
Al entrar nuevamente observe el yeso de mi brazo notando la firma que había dejado Arianwen, ¿por qué era tan complicado estar enamorado de una chica tan simple?
Me dirigí a la cocina para preparar una taza de café pero deje la taza en la barra al escuchar como alguien tocó el timbre, me dirigí a la cámara de seguridad para ver a Kent, aquello fue extraño por lo que fui a abrir la puerta, él me sonrió en cuanto abrí la puerta y levantó su mano en forma de saludo.

—Hola, fui a buscarte a tu trabajo pero tu secretaria dijo que no habías ido a trabajar.

—¿Que es lo que necesitas Kent?

—Solo hablar, es algo serio y espero poder pasar no creo que el pasillo sea lo más conveniente.

—¿Le sucedió algo a Arianwen? —pregunté un tanto preocupado.

—¿Ari? Ah claro, no, no. Ella está bien, mi hermana la está cuidando ya que no se siente bien, digamos que solo es una simple gripe.

—¿De qué quieres hablar?

—Podría decirte si me dejas pasar.

Abrí la puerta por completo a lo cual el paso para tomar asiento en una de las sillas cerca del comer, me dirigí a la cocina para ofrecerle una taza de café la cual aceptó gusto.

—Y bien, ¿cuál es el tema del cual quieres hablar?

—Arianwen —dijo su nombre con tanta dulzura que me provocó cierta molestia —. Ella me contó sobre el problema que tiene contigo.

—Nosotros no tenemos ningún problema.

—Tan amargo como siempre —dijo mientras tomaba un sorbo a su café —no tienes que ser así, ella me contó todo a detalle y solo vine porque quería aclarar que nosotros dos no tuvimos sexo.

Aquello me hizo escupir mi café, lo deje sobre la barra para buscar una servilleta con la cual limpiar mi boca. Gire a ver a Kent quien me sonrió.

—Solo quería aclarar ese hecho, todo fue una confusión. Yo solo la lleve a mi habitación de hotel porque estaba tan ebria que no podía conducir, mientras que yo dormí en la sala. Solo quería aclarar ese mal entendido.

—¿Por qué quieres aclarar algo como eso? No es mi asunto el saber con las personas con la cual ella tuvo o no intimidad.

—Se que en realidad si te importa, después de todo siempre estuviste enamorado de Arianwen. Tu primer eterno amor—bromeó

—¿Es todo lo que querías hablar?

—Pues si, no tengo otros asuntos para conversar contigo, después de todo nosotros dos nunca nos agradamos.

—Nunca pensé que hubieras sido tu el primero en admitirlo.

—Estamos solos, hablando con honestidad. Nuestra unión siempre fue Arianwen y creo que lo seguirá siendo pero sabes algo Marcus. La última vez te deje el camino libre pero no será en esta ocasión.

—Vaya nunca pensé tener una amenaza de tu parte.

—No es una amenaza, es una realidad. Está vez no dejaré ir a Ari, en cuanto tenga la primera oportunidad me la llevare conmigo. Puede decirse que esto es la guerra.

Kent se levantó para marcharse de mi departamento en cuanto salió no pude evitar maldecirlo, tomé mi taza para dar un trago pero la vi al sentir el dulce sabor de esta, este no era mi café, mire hacia la barra para notar que me faltaba una taza, el imbécil de Kent se había llevado mi taza de café.
El quería la guerra pues eso tendría.

¿Aceptas Este Amor? Si... No... ¿Tal Vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora