Capítulo 2

592 71 49
                                    

Desde mi ventana observe el elegante auto de Marcos de ves en cuando él visitaba a su familia para evitar ser acosado por su madre, durante los últimos días trate de conversar con él pero no encontraba el momento perfecto o más bien la excusa perfecta para hablarle, me sentía como una acosadora siguiendo cada uno de sus movimientos.
Había logrado que la madre de Marcos, Gloria me ayudara en mis patéticos intentos por tratar de acercarlo con alguien y fue ella misma quien hizo las reservaciones en el hotel pues no era la única que deseaba que su hijo se casara o tuviera lo más cercano a una relación.

—Ari, estas comenzando a preocuparme —mencionó mi hermana quien cerró la cortina de la ventana pero yo volví a abrirla.

—No tienes porqué preocuparte.

—Claro que si, llevas varios días acosando a mi cuñado.

—¿Será este el inicio de su romance? —preguntó burlón mi cuñado.

—No es divertido Ricardo. Ya les explique mi situación.

—Y entiendo tu preocupación pero tratar de casar a Marcos no creo que sea la solución.

—Escucha a mi esposa es muy sabía. Si quieres quitarte el problema hay que hacerlo de raíz, yo puedo mandar a la quiebra a la compañía de ese reportero.

—Ricardo, eso no es una solución.

—Tal ves sea una etapa de la edad—escuche comentar a mi madre.

—¿Que edad crees que tengo mamá? Ya pase por la pubertad.

—Puede que sea un retraso.

—Pues, yo concuerdo con mi yerno—mencionó mi padre tomando asiento
—hay que destrozar esa compañía.

—El abuelo dice que hay que dejarla reducido a cenizas—mencionó mi pequeña sobrina haciéndome sonreír.

—Mi pequeña cuñada está en una crisis existencial hay que apoyarla,¿verdad tesoro?

—No quiero que la tía Ari se vuelva loca.

—Esa no es la manera y no te preocupes cariño, la tía Ari no se volverá loca.

Le reprimió mi hermana a su esposo y nuestro padre antes de comenzar un debate sobre las mejores opciones de ayuda pero yo ya estaba decidida a este plan aunque bueno no tenía un buen plan en sí. Salí corriendo cuando observe a Marcos salir de la casa de sus padres, como siempre tenía su teléfono al oído por lo que era sencillo acercarse de una manera desprevenida pero era tanta mi atención hacia él que ignore al chico que pasaba con la bicicleta, el logro esquivar pero debido a la impresión yo aún así tambalee cayendo hacia el frente para terminar golpeando mi rostro sobre el auto lujoso de Marcos, solté un quejido mientras llevaba mi mano hacia mí nariz, ¿por qué siempre me pasan estas cosas a mi? Gire observando a Marcos quien colgaba la llamada.

—Se puede saber, ¿que haces?

—Evitando tener alguna contusión.

—¿Realmente te dolió mucho?

—Fui directo hacia tu coche—mencioné a lo cual el observó la parte donde mi rostro impacto su rostro—. En situaciones como estas la persona ofrece su ayuda para saber si la persona está bien.

—Desde aquí puedo ver que estas bien. Llevo varios años conociéndote como para saber que esto no es nada.

Yo solo gire para darle la espalda mientras seguía con mi mano sobre mi nariz, no sabía que dolía más si mi nariz o la vergüenza pues a mi mente vino más de un recuerdo pasando tantas vergüenzas frente a él y este era uno más a la lista.

¿Aceptas Este Amor? Si... No... ¿Tal Vez? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora