ঔৣ 02 ঔৣ

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6:50 am

Sonó la alarma y el pequeño parpadeó encontrándose a su osito al lado.

—Buenos días... —dijo frotándose los ojos y se levantó.

Eddie fue directamente al baño y empezó a lavarse el rostro para finalmente cepillarse sus dientes.

Al salir se encontró a Sonia sentada sobre su cama con las manos detrás, el castaño lo vio con confusión.

—Hola mami, buenos días —saludó y se acercó a darle un beso en la mejilla.

—Buenos días —saludó y devolvió el beso pero en la frente del menor.

—¿Qué pasa mami? —empezó a escoger su ropa, unos shorts y su playera, buscando aquellas prendas en su armario.

—¿Te acuerdas lo que pediste hace cuatro años? —preguntó con un tono divertido, para la señora Kaspbrak fue un momento muy especial, su hijo pidiéndole una prenda con una emoción tan fuerte.

Eddie se detuvo en seco dejando atrás todo lo que estaba haciendo y su rostro todo sorprendido se iba desvaneciendo haciendo que se transformara en una gran sonrisa ladeante.

Volteó y su mamá tenía una falda con los adjetivos que Eddie había pedido.

—¡Mamiiii! —chilló con las manos en sus mejillas.

—Tu padre no regresa... Hasta la noche, así que hoy puedes ir a la escuela con esta falda —hizo bailar la prenda.

Sin duda alguna Eddie agarró su falda y la vio, la admiró chillando.

—¡Gracias mamiii! —la abrazó con un poco de fuerza y se separó.

Sonia le dedicó una última sonrisa y salió de la habitación.

Kaspbrak había esperado tanto ese momento, ya tenía una gran combinación de atuendo para irse a la escuela.

Se deshizo de su pijama que consistía en una pijama completa con orejas de conejo y la acomodó dejándola en su cama que ya estaba hecha.

Se puso un short debajo y se puso la falda rosada. Luego una playera de color rosa de tirantes por encima y abajo de esta un playera negra delgada de manga larga.

Se sentó y se puso calcetas blancas largas de gatito que su mamá también le había comprado hace un tiempo.

Finalmente se colocó unos tenis negros y se levantó viéndose en su espejo de cuerpo completo.

Movió sus caderas, sacudiendo la falda  y soltó una risita.

—¡Me veo bonito! —chilló y sonrió.

En verdad se sentía tan bien con una falda, era uno de sus cortos sueños que tenía en su adolescencia.

Agarró su peine y comenzó a peinarse adecuadamente sin dañar sus pequeños rizos en su cabeza.

Salió casi corriendo y bajando despacio las escaleras, no quería tener un accidente, no ahora.

—¡Mírame mami! Me veo bien — dijo dando unas vueltas y posó con las mejillas casi rojas.

Sonia volteó ya que se encontraba haciendo el desayuno y se quedó impactada con la belleza de su pequeño.

¡Eddie Bear! —levantó las brazos para recibir un abrazo y el mencionado entendió yendo para abrazarla.

La señora Kaspbrak realmente estaba orgullosa de su hijo, quizás no mostraba muchas características de su homosexualidad hasta hace un día que conoció a Richie Tozier.

—Vamos pequeñito, desayunemos —dijo Sonia empezando a servir chocolate caliente y pan tostado.

Ambos se sentaron en la mesa enfrente del uno al otro.

—Mami, gracias por la falda, la amo —dijo dando una sonrisa que transmitía dulzura.

—Todo por ti cariño, sabes que te amo —habló dándole un sorbo a su taza, sintiéndose muy contenta por ver feliz a su pequeño.

—¿Papá se enojará si me ve vestido así? —el castaño realizó una mueca viendo su rebanada de pan tostado roto.

—Bueno, ya sabes cómo es... —murmuró Sonia.

Ambos sabían perfectamente cómo era Frank, un señor machista que toda mujer no desearía tener un hombre así nunca en su vida y que Sonia tuvo la desdicha de encontrar.

Eddie le daba miedo de cómo iba a reaccionar... Sin preguntarse cómo sería en la escuela.

—Pero tu forma de vestir no es en ningún sentido mala, Eddie, solo vístete como mas te guste y como mas cómodo te sientas  —dijo Sonia dándole un mordisco grande a su tostada ya remojada del chocolate.

—Lo sé, mami. Siempre me lo dices y  por eso te quiero —sonrió e imitó la acción anterior de su madre.

A veces Eddie quisiera que tal como es de amable su mamá, así fuera su padre.

En la televisión siempre veía que esos padres que aparecen en las telenovelas e incluso comerciales cortos, son lindos y cariñosos. Incluso veía los papás de sus anteriores compañeros... Tal vez se veían demasiados exigentes o malos pero cuando los conoces realmente son lindos.

Lamentablemente Eddie no tenía la misma suerte.

En serio quería tener ese padre... Pero como siempre había una expectativa y una realidad, él vivía en la realidad desgraciadamente.

Al acabar de desayunar la mujer se levantó para acomodar la mesa mientras que Eddie subió hacia su habitación por su mochila y por supuesto despedirse de su osito, no había día que no lo hiciera.

Bajó y su madre ya estaba preparada con las llaves del auto.

—Vámonos que se hace tarde —dijo su mamá y Eddie sonrió saliendo con emoción al carro.

Al subirse y tener todo en orden como el cinturón de emergencias ya puesto, Sonia colocó música para el viaje.

La música antigua de Sonia eran las favoritas del castaño, obviamente él tenía sus propias melodías pero no dejaba de gustarle las canciones de su mamá.

Miraba su ventana con una sonrisa viendo y admirando los lugares nuevos en los que habitaba.

Le encantaba imaginar que todo estaba bien sin pensar que también existían los malos y desagradables momentos.

No tiene la culpa ;; ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora