ঔৣ 10 ঔৣ

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Beverly Marsh emocionada por ir de compras con su pareja favorita, estaba esperando la hora para ya irse, la pelirroja estaba sentada viendo la televisión y frente suyo sé hallaba una pequeña mesa con un plato de cereal encima.

Todo iba bien hasta que su tía la espantó.

—Así que saldrás... —dijo Luna, sentándose junto a ella.

—Necesito más ropa —respondió Beverly viéndola sonriente.

—¿Irás con tus amigos? Espero que sí, no quiero que te vayas sola.

—Lo sé, tranquila tía, iré con mis amigos —sonrió la ojiverde y se levantó enseguida a lavar su traste ya vacío para después ir a su habitación y finalmente arreglarse.

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—Vámonos, par de tórtolos —dijo Beverly entre risas jalando a la pareja que se encontraban abrazados por varios minutos que para la pelirroja era toda una eternidad, una linda pero incomoda eternidad.

Tozier frunció el ceño y sin ganas de soltar al menor, negó varias veces. Como un niño que tratan de quitarle su dulce favorito.

Rich... vamos... se nos hará tarde —susurró el menor pero sin soltarse del abrazo del mayor. Con su dulce y característica voz y esa mirada que demostraba cariño. Un cariño que desbordaba de sus ojos hacia su persona favorita.

—Agh... los odio a ambos por sacarme del paraíso , pero vamos —por fin soltó a Eddie y los tres comenzaron a caminar hacia la tienda de ropa, la pareja iba agarrada de la mano mientras que Beverly internamente gritaba por ver el amor triunfar y como sus amigos hacían una linda pareja, sino fuera su amiga sería una gran fan de esta pareja de esas que hacen dibujos de una.

Al llegar, la ojiverde emocionada por ver tantos vestidos sin darse cuenta que Eddie también tenía brillo en sus ojos, definitivamente quería probarse un vestido mientras que Tozier sentía una gran tarde aburrida aproximarse. Tal vez aun no era tarde para irse de hay y huir del aburrimiento, pero estaba muy equivocado.

La pelirroja agarró una falda verde y con Eddie a su lado sonrieron a la par al ver la prenda, quería probársela. El azabache veía a su novio y amiga chillar con cada prenda comenzó a cuestionarse ❛¿Por qué acepté venir? Ya me quiero ir❜.

Stanley también estaba en la tienda ya que su madre quería más ropa, para no ser tan malo fue acompañarla. Después de unos minutos vio a lo lejos a sus tres amigos, avisó que se alejaría un poco y su madre asintió. Stan comenzó a caminar hacia sus amigos empezando a saludar uno por uno y los demás correspondieron.

Richie nuevamente aburrido escogió dos prendas a lo tonto e hizo una tos falsa para llamar la atención de sus amigo, en específico de Stan.

—¿Éste o éste? Ambos me quedarían hermosos... ¿Qué opinas? —dijo enseñando dos vestidos.

—Son de mujer —respondió el judío viéndolo seriamente.

—¿Y... Luego?

—Agh —rodó los ojos—. Por eso no tienes novia —se dio la vuelta llevando una bolsa rosa de flores.

Beverly notó el bolso, al igual que la pareja y echaron unas carcajadas. Cuando Stan iba de regreso con su madre y al escuchar las melodiosas risas de sus amigos, confundido volteó a verlos con duda.

—¡No te vayas a morder la lengua, Urina! —gritó Tozier y los demás volvieron a reírse.

Stan aún más confundido sintió el bolso de su madre y al verlo entendió todo, de inmediato se quitó rápidamente el accesorio y con pena se la devolvió a su madre.

—¡Por cierto,  YO SÍ tengo pareja! —volvió a gritar Tozier.

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Eddie se encontraba sentado en la cama narrando del cómo se hizo novio de Richie, a veces se atoraba ya que no sabía cómo iba a reaccionar Sonia al saberlo, ya que para el su opinión de eso era importante y quería que lo supiera.

La mujer estaba escuchando a su hijo con toda la atención de mundo,tranquila con una sonrisa pequeña pero que visible excepto para Eddie que con todo el nerviosismo no lo notaba, asi hasta acabar de contar, solo veía a su madre con preocupación ya que esta estaba llorando.

—Cariño, aquí estoy y siempre lo estaré para ti, eres mi Eddie Bear y lo has sido desde hace mucho, aún recuerdo el día que te tuve en mis brazos, eras una cosita pequeña, frágil y tal como entonces te amo tal y como eres, al final de cuentas... sigues siendo mi bebé  y nada ni nadie va a cambiar eso. No sabes como me duele el alma al saber que esta sociedad es tan cruel, tu vida será difícil mi amor... pero aún así nunca olvides quien eres... muestra lo que vales, que tus colores exploten, mostrando esa hermosa energía que siempre has tenido. Tu y ese chico... Richie serán felices, no tengo duda alguna —habló Sonia abrazando a su hijo, acunándolo en sus brazos con ese calor que sólo una madre da, aquella noche la mujer sabía perfectamente que ese secretito, tenía que guardarse.

Eddie se sentía liberado, al menos tenía un apoyo por parte de su mamá, es afortunado por tenerla a su lado y ser completamente sincero con su mama. La relación con su padre había mejorado, pero si hablaba sobre su homosexualidad, este lo iba a matar, pero ya tenía un peso menos en la espalda.

No tiene la culpa ;; ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora