ঔৣ 05 ঔৣ

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—¡Guapo! —se dijo Richie en frente de su espejo preparado para ir por Eddie. Claramente sería una sorpresa, quería ser el primero de todos los perdedores en verlo, a parte de que no sabía en dónde quedaba la casita subterránea.

Después de alagarse tanto, este decidió bajar y avisarle a su mamá que saldría con sus amigas.

Pedaleó rápidamente, tenía unas ganas inmensas de verlo, Santa Virgen.

—Eddie... Eddie... Eddie... —susurraba al estar ya cerca de su casa.

Finalmente llegó, ahí se encontraba en frente, dejó su bicicleta tirada y como buen hombre (o así quería parecer) tocó tres veces a la puerta.

Primer toque...

—Hola Eds, ¿ya viste cómo está el clima? Caliente como yo... —susurró y definitivamente era una mala idea.

Segundo toque...

¿Y si sale su papá?

—Hola guapo, vengo por su hijo —definitivamente era una mala idea.

Tercer toque...

—Muy buenas las teng-

—Buenas tardes, jovencito ¿puedo ayudarte en algo? —en el umbral apareció la señora Kaspbrak.

—Buenas tardes señora, ¿se encuentra Eddie? —sonrió de inmediato.

Está bien gorda, para qué tener una pelota si me puedo divertir con ella, espera... no, es mi suegra y la futura abuela de mis hijos con Eddie.

—Claro, espera... —habló y desapareció dejando al joven de lentes esperando.

Después de varios segundos, apareció el pequeño castaño ya arreglado.

Holi —saludó el pequeño viéndolo con una sonrisa.

Eddie... te ves magnifico.

Eddie... Estás precioso.

Eddie... ¡Joder! Estás lindo.

Rayos, Richie di algo.

—Buenas tardes, Espagueti —suspiró alegremente al saber que no salió ninguna estupidez.

—¿Tú me llevarás a la casa subterránea? —preguntó emocionado.

—Así es, siéntete afortunado, un pitudo apuesto te llevará —habló Tozier con una sonrisa coqueta.

¿Qué es pitudo?

El menor frunció el ceño al no entenderlo, a veces se sentía tan mal por no comprenderlo del todo.

—Eh, claro... ¡Vamos! —chilló Eddie caminando hacia la bicicleta del mayor.

—Vamos en el Richie-móvil —dijo el azabache subiéndose en su bicicleta y Kaspbrak emocionado a más no poder se montó en la parte de atrás.

Eddie abrazó al mayor y finalmente Richie comenzó a pedalear. Kaspbrak se dedico a olfatear el olor extravagante del mayor.

El paisaje era perfecto, varios árboles pasando pero... Para Eddie la mejor vista era el estampado de la playera del mayor.

A lo lejos, Richard visualizó la llegada de la casa subterránea, la reconocía tan bien a pesar de que estaba muy bien escondida.

Se detuvieron al estar a unos pocos centímetros de la Casa Club, ambos se bajaron de la bicicleta y de repente el pequeño hizo un puchero.

—Yo no veo ninguna casita —este hizo se cruzó de brazos aún con el gesto anterior.

—Recuerda que es subterránea —habló Tozier riéndose.

—¡Oh! Tienes razón —sonrió penoso y vio fijamente al de lentes.

—Ven —Tozier agarró la pequeña y delicada mano del menor y lo guió hasta la casa que se encontraba a centímetros de sus pies.

Eddie asintió sin soltar la mano del mayor, hasta estrecharon las manos enredando sus dedos, se sentía pequeño porque sus manos lo eran y a comparación de Tozier, sus manos eran grandes al igual que sus delgados dedos.

El de lentes se detuvo y lamentablemente tuvo que soltar el agarre del castaño para poder agacharse y abrir lentamente la puerta, sonrió al ver las escaleras.

—Aquí es, Eddie espagueti —señaló hacia abajo para que el mencionado antes se acercara.

—¡No me digas así! No suena para nada lindo —el pequeño realizó un puchero cruzándose los brazos.

—¡Es un apodo perfecto! No lo niegues, te fascina —sonrió coqueto y el castaño sólo rodó los ojos.

—Ujum, vamos abajo —Kaspbrak cambió de gesto para acercase en donde se encontraba el joven Tozier.

—Primero las damas —levantó una ceja con una sonrisa juguetona.

Eddie no le importó y comenzó a bajar lentamente pero también con sumo cuidado hasta ver lo que había en su alrededor. Detrás de él se bajaba Tozier hasta que ambos tocaron el suelo de la casa subterránea.

El castaño visualizó todo lo que se encontraba a su alrededor, una hamaca y algunos pequeños muebles que en ellas se hallaban cómics y CD's que fácilmente eran reconocidas de Richie Tozier.

—Es bonita —dijo Eddie con una sonrisa en su rostro.

—Ahora esta casa forma parte de ti —habló Tozier abrazando por detrás del menor, específicamente sus manos estaban en su delgada cintura, con su mentón en uno de los hombros de Eddie. 

Kaspbrak cerró sus ojos sintiendo las manos, cuerpo y parte de su rostro... llegando el olor que soltaba Tozier, un olor delicioso que para Eddie quisiera tener como de perfume.

Lindo, lindo, lindo

R-Rich... —susurró el menor poniendo las manos encima de los brazos de Tozier.

❝Rich❞, me fascina ese apodo —sonrió Richie volteando al castaño para que estos dos se vieran fijamente.

—Lo es, ese sí es un bonito apodo —asintió Eddie viéndolo orgullosamente y al mismo tiempo avergonzado, no podía evitar ver aquellas pecas que el de lentes también tenía. Estrellas globando con su brillo en todo el precioso cielo oscuro, en serio era una perfecta vista.

Ambos seguían mirándose, no querían dejar de hacerlo, se admiraban uno al otro, viendo la perfección e incluso en la pequeñita diminuta imperfección.  Eddie bajó la mirada encontrándose con el deseo y sueño de poder besar aquellas delicadas y rojizas labios, tanto es el deseo que si Richie fuera mujer y usara lápiz labial (aunque tampoco habría necesidad de usarlo) le pediría tan seguido ese lápiz... o más, se lo robaría.

De inmediato se separaron al escuchar los pasos acercándose, obviamente eran los demás perdedores... Comenzaron a bajar uno por uno.

Bill estaba completamente emocionado  por ver a Eddie, no olvidaría lo que sucedió hace algunas horas atrás, pero al ver que el castaño estaba siendo abrazado por el bocazas le hirvió la sangre, quería pegarle y decirle tantas estupideces pero... simplemente se calló apretando sus labios tratando de tomar el control, ahora tenía que conquistar primero a Eddie, uno más a la misión de ❝Conquistando a Eddie❞ , contrarreloj pero tampoco dejaría que se lo robaran de su lado.

Beverly se dio cuenta de la reacción de Bill y simplemente sonrió de lado, por supuesto que ella sabía sobre el enamoramiento de Richie hacia Eddie, era tan obvio, hasta le sorprendía que ninguno de los demás lo haya notado todavía. 

No tiene la culpa ;; ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora