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—Lo sentimos, Eddie —habló Beverly regalandole una sonrisa al anteriormente mencionado.

El club de los perdedores se encontraban en la casa subtérranea, sentados en forma circular, teniendo primero a Mike y a la derecha de este Eddie, quien este a su vez tenía su novio Richie, después de este estaba Ben, siguiéndolo Beverly después Bill y por último Stan.

—Él lo entenderá o sino... nunca... te amó de verdad...—comentó Stan con una mueca en su rostro, sintiéndose peor por decir eso.

—O sea que tú padre no te ama —aclaró Tozier sonriendo juguetonamente.

Beep beep, Richie —giró sus ojos.

—B-bueno Eddie... s-sólo ten un po-poco de fé —sonrió Denbrough y el castaño asintió devolviendo el gesto.

Desde ese día llevaba cuatro días estando bajo el techo de los Tozier, lo atendieron bien y como quería ayudarlos con algo en los deberes de la casa, le asignaron ayudar en la cocina. Se sentía a gusto estando ahí.

Pero aún así sus ánimos estaban muy bajos, simplemente quería que su papá lo aceptara, así como los señores Tozier amaban a su hijo.

Apretaba sus labios, sintiéndose como el peor hijo, lo peor que una familia podía tener. Soltaba varios suspiros desconsolados, ¿por qué él? Todos los días se preguntaba, no era justo.

Que bueno que no había confesado lo demás... Soñando ser una preciosa niña. Hubiera sido mucho peor.

Sentía que estaba dentro de una película muy dramática, mientras no fuera un filme suicida, todo estaba bien, aunque con aquellas tragedias que le pasaban... No se sorprendería que al final fuera así, con el muerto en algún rincón de su habitación con el cliché de tener una carta contando su dolor, dirigida hacia su propio padre y que este se sintiera arrepentido.

Pero al estar con Richie... todo brillaba mágicamente, tanto que se le olvidaba todo lo malo que podía existir. Una excelente medicina.

Los perdedores empezaron a platicar sobre la escuela, mientras que Eddie miraba el suelo con los mismos pensamientos negativos de siempre, tal vez si haría la carta, sólo como última alternativa mientras que Richie no podía quitar la vista sobre el rostro del castaño, aquella reflejaba aquella tristeza que contenía.

Decidió rodear con su brazo el cuello de su novio, haciendo que Eddie inclinara su cabeza en su hombro, el mayor besó la coronilla del pequeño y finalmente prestaron atención a las pláticas de sus amigos.

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—Debería visitar a mi mamá cuando... papá esté en sus horas de trabajo —sugirió Eddie abrazando a su novio estando acostados en la cama del azabache.

Y no era mala idea, ¡ni por nada del mundo quería toparse con Frank! Ni loco, pero extrañaba a su mamá, ella sí lo apoyaba y recibió de ella mucho amor.

—Mañana ¿te parece? —habló Tozier con la vista hacia el techo.

Eddie sólo asintió y cerró sus ojos para conciliar el sueño.

Pero el insomnio fue invitado esa noche para molestar a Kaspbrak con los pensamientos que lo empezaban a enloquecer.

Siempre decía que era un bueno para nada. ¿Por qué siempre él fue tan cruel... conmigo?

Quizás me quiere... al menos un poquito... oh ¡pero a quién engaño! Me restregaba en mi cara que no me quería. Y menos siendo una persona homosexual.

Las palabras tan dolorosas de Frank traspasaron en Eddie haciéndolo caer, caía en lo mas fondo con sus lágrimas quitándole toda la vista posible.

Sin previo aviso esas lágrimas se multiplicaban y se empezaban a deslizarse lentamente en sus mejillas, quería gritar y pegarle a la almohada, pero sentía que se ahogaba. Otra ira empezaba a aparecer, odiaba aquella ira, lo convertía en una bestia ¡y odiaba eso! Él no era así, no quería ser como su padre.

Se preguntaba cada noche: "¿Qué hice mal para merecer esto?", todo era una gran mierda.

Apretaba sus ojos, tenía esperanza de que desaparecieran las gotas de agua en sus ojos pero... No pudo.

Sin tener ningún éxito, prefirió levantar la mirada, exhaló soltando un gran suspiro y llevó su vista a los ojos cerrados de Richie con su boca media abierta y haciendo pequeños ronquidos.

La ira se esfumó, gracias a Richard.

Kaspbrak sonrió y con cuidado acarició la mejilla del bello durmiente, definitivamente era la imagen más bella que sus ojos hayan captado.

Un nuevo recuerdo se instaló, aquél primer día con muchos nervios se presentó ante todo la clase, fijándose primeramente en Richie.

Un muchacho demasiado guapo, claro... Él podía distinguir con facilidad quién era atractivo y quién no. Pero al final sabía que había una pizca de belleza en todas las personas, eso no había ninguna duda.

Aún teniendo una sonrisa dibujada en su rostro, observaba cada imperfección perfecta en el rostro de Richie.

¿Cómo no amar a su novio? Aparte de guapo y lindo también tenía su lado tierno, cariñoso y por supuesto era atento.

Aunque la duda de «¿Cómo es que se fijó en mí?» seguía en su mente, en realidad Eddie no era una persona en la cual uno se sintiera atraído, según el, incluso tenía muchos bajones de autoestima.

Definitivamente estaba enamorado y Eddie no tenía ni la mínima duda de que Richie lo estuviese.

Luego de verlo y no poder dejar de sonreír, fue cerrando poco a poco los ojos, acurrucándose junto a él hasta finalmente dormirse con tranquilidad.


No tiene la culpa ;; ReddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora