¡MARATÓN 1/3!

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Tom

Caminé por los oscuros pasillos hasta llegar medio en pedo hasta el jefe. Las mujeres me tocaban e intentaban quedar conmigo, pero no me interesaban para nada. Andreas me había contado que Natalie tenía indicaciones de llevarme con el anciano. Abrí las puertas de un golpe rompiendo la botella de alcohol e hice un puchero al ver todo el desperdicio. Pero aproveché la distracción para tomar una postura triunfante.

- ¡Ya llegué Albrëcht maldito viejo calvo! - Los guardaespaldas se alarmaron com mis gritos - Tranquilo señores, ¡Hip! Tenemos un asunto pendiente... Que en realidad no sé de qué vaginas se trata ¡Hip!

- Tom Trümper, te pedí específicamente que no bebieras este día, es muy importante de lo que quiero hablarte y necesito tu total compostura

- ¡¿Y por qué crees que bebí, eh?! Justamente, porque no querías... - Sentí un puñetazo de uno de los guardaespaldas en mi estómago, a lo que vomité completamente la botella que tomé, todo el alcohol - ¡¿Pero qué jolines te pasa?! - Me di cuenta que mi borrachera se había disipado un poco, pero aún tenía un poco de dolor de cabeza y gusto a cerveza en la boca - Joder, diles que se comporten.

Albrëcht comenzó a reir con esa voz de viejo típica - No importa en qué estado estés, eres siempre el mismo. En fin, sígueme. - Caminé desconcertado hacia él.

El camino era largo, había una puerta muy en el fondo de un pasillo oscuro y metálico. Unas manos me rodearon juguetonas el cuello y luego se fueron, miré hacia esa dirección. La perra de Karen, genial. Ella me sonreía, estaba vestida como para ir a la playa o piscina.

- Hola Tom - La ignoré - Oh claro, no me prestes atención, de seguro no me ignorarás cuando te de información de mi querido Billy. - La fulminé con la mirada, sentía tanta impotencia, lo peor es que si la golpeaba, diez gorilas se me irían encima.

Se acercó a Albrëcht y le dio un asqueroso beso en la boca. - ¿Cómo va Natalie con "eso"?

- Ah, esa zorra cobarde no puede hacerlo, se desapareció hace días. ¿Quieres que lo haga yo? Ya lo tengo en mis manos. - Oí atentamente todo. Creí que hablaban de Natalie, pero esa otra zorra me importaba lo mínimo.

- No. Ve a buscarla, dale una lección para que no vuelva a desobedecerme, inventa una amenaza y tráela. - Si, ese era el modo de trabajar de Albrëcht, todo a los golpes. De todas formas esa otra perra me daba igual, aunque Bill la quería no sabía en qué se involucraba si salía con ella, pero al menos no corría el mismo riesgo que conmigo.

- Entonces, ¿Trajiste más mierda de la que me gusta? - Sonreí. Albrëcht me devolvió la sonrisa.

- Eso es excepcional. Eres mi mejor cliente Tom, claro que tuviste tu momento en el que dejaste de comprar mi mercancía, pero que bueno que has vuelto. - Si. Le había prometido a Bill que no volvería a la droga, pero él ya no estaba para reemplazarla. Dijo que lo haría, y ya no estaba. Si no hubieses hecho algo tan estúpido Bill, tal vez aún me tendrías en tus brazos, bajo la cama...

- ¿Entonces...? ¿Por qué es excepcional?

- Mmm... - Abrió la puerta dorada y un monton de jeringas, bolsas pequeñas de cocaína, marihuana y hasta porros se vio a simple vista. Mis ojos se centraron en un bolso lleno La Risperidona (Risperdal) - Un gramo de Risperdal, aproximadamente 4000 €.Yo se que la risperidona es una molécula grande dificil de sintetizar, que da muchos productos secundarios y hay que hacer separaciones, pero me da a mi que el precio está un poco inflado, asique tengo una idea.

- Joder... -Una sonrisa se formó en mis labios, la misma de hace meses - Me encantaría tenerla en mis manos, pero no tengo tanto dinero. - La miré con los ojos malévolos y lujuriosos que solía poseer.

Breathe Me - TwincestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora