Capítulo Final

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Cuando Tom idealizó dónde podía estar Bill, arrancando el auto con rapidez, absolutamente cegado por la ira, como si un Demonio se apoderara de su cuerpo, deseoso de matar aquél que se interpuso en su camino entre él y Bill. Recordaba los favores que le había hecho a Albrëcht y lo mal que estaba llevando a la situación. Lo que le importaba realmente, era que nada se ponga peligroso, o que no suceda algo que podría denominarse como una permanente pesadilla en su cabeza.

Aparcó el auto en la solitaria calle donde unos árboles frutales adornaban el barrio. Bajó exasperado, pasó la cerca de púas como si nada, aunque sabía que más de una se había clavado, pero el ardor que sentía era furia y nada podía interponerse a él, cuando conseguían enfurecerlo.

Tras una caminata que le resultó eterna, logró llegar. Lo que vio fue impactante, y el consentimiento adolorido que sentía no pudo negarse, quería destrozar a Albrëcht, el anciano que estaba parado frente a su gemelo, el cual estaba atado de manos y pies, con una cinta blanca en la boca, impidiéndole hablar.Ethan lo sostenía fuerte de la soga, mientras Natalie y Karen estaban detrás de Bill, la rubia intentando desviar la mirada culpable y destrozada.

— Estoy aquí, viejo hipócrita.

— Sabía que vendrías, Tom. Cuando se trata de un ser querido, se hace hasta lo imposible.— Una cínica sonrisa, de las que Tom heredó se asomó en su horrible cara.

— Acepto tu gilipollez, pero debo decirte que cuando no cumplas el trato, te voy a destrozar con la fuerza de cuatro caballos.

— Está bien, está bien. Sabes que soy un humilde anciano con mucho poder y de palabra— Las manos se le cerraron, deseando darle un puñetazo en su arrugada y asquerosa boca.

Lentamente, Tom sacó un arma del bolsillo, a lo que Bill abrió los ojos lleno de miedo, aterrado de pies a cabeza e intentó soltarse, lo que sólo recibió un rodillazo en el vientre. Si Tom lo mataba... mataría todo lo que crearon luego de años sin verse, como hermano, suplicaba que todo el fogozo amor no se deshaga con una locura de su gemelo.

Thomas apuntó, no quería hacerlo pero debía. Bill pudo ver como lo apuntaba e intentó moverse, zafarse, alejarse de toda aquella situación, ¿Cómo era que su padre si quiera lo llamaba?

— Deja de moverte Bill, lo complicarás— Las órbitas del menor se saltaron al igual que las lágrimas llena de horror. Lo único bueno de la situación, era que si iba a morir, sería por las propias intenciones de su hermano. Y entonces...

¡BUM,BUM,BUM!

Tres disparos lo dejaron aturdido. Abrió lentamente los ojos, el miedo había hecho que su cuerpo temblara como si fueran convulsiones. Vio algo rojo derramarse desde su mejilla, y lentamente volteó. Natalie tenía la mirada baja, y cuando levantó su cabeza su cuerpo cayó pálido y putrefacto en el suelo, tres agujeros rojos adornaban su frente. Bill no pudo reprimir un grito ahogado.

Una sonrisa de Albrëcht se hizo presente al ver el cuerpo de la rubia sangrando. Pero Tom no podía dejarlo así, tal vez las cosas hubieran sido diferentes si no lo huebiese hecho, tal vez todo sería normal, tal vez aún seguiría con vida, pero la rabia estaba completa en cada vena, en cada nervio, no podía dejarlo así, si no hubiese cometido esa estupidez.

— Albrëcht...— Las rastas de Tom se sacudieron, presenciando la  expresión de desesperación de Bill, viendo como su pehco subía y bajaba rápidamente. Hizo ademán hacia atrás el calibre— ¡Muere! — El arma salió disparada justamente apuntando la cabeza del anciano, pero Karen se interpuso, y el arma dio en su hombro, acto que salvó la vida del poderoso viejo. Albrëcht mantenía la boca abierta, sorprendido y espantado por la traición de un niño al que él prácticamente salvó de sus penas.—Dios... No...

Breathe Me - TwincestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora