El sol se escondía lentamente tras los altos edificios, dejando que las frías sombras ennegrecieran el paisaje. La gente volvía con prisa a sus hogares, antes de que la niebla les impidiera ver un paso enfrente de ellos. Suerte para aquellos que tenían auto o alcanzaban el transporte, mientras que otros tantos se dedicaban a caminar largas distancias entre calles, caminos y puentes.
La helada noche era apresada por el silencio, creando un tétrico panorama para los transeúntes, pero no había otra opción, más que seguir caminando. Así lo hacían Luis y Roberto, un par de amigos que vivían en el mismo barrio y se encontraban al salir de sus respectivos trabajos para no realizar aquel viaje solos.
Por seguridad, tomaban diversas rutas según la situación lo ameritaba, en esa ocasión decidieron ir por debajo de los puentes, que parecía el mejor iluminado, al menos por los cientos de coches que transitaban sobre ellos. En medio de su plática, ambos detuvieron el paso al escuchar a sus espaldas el ruido de un bulto contra el suelo, voltearon de inmediato y vieron una bolsa negra moviéndose, esperaban encontrar dentro algunos gatos o perros que alguna gente inconsciente acostumbra tirar por ahí. Pero la realidad era otra.
Al abrir la bolsa, eran solamente partes humanas cercenadas, uno de ellos cayó de rodillas volviendo el estómago, mientras el otro saltaba y corría alrededor lleno de pánico el cual solamente creció al ver que todos aquellos miembros se movían, tal y como si tuvieran vida propia, se dirigían hacia ellos, con una agilidad tremenda. Los brazos eran arrastrados por los dedos, dejando detrás solo un rastro de sangre, las piernas tomaban impulso y saltaban, mientras el torso rodaba exponiendo sus entrañas.
El chico que estaba de pie tenía toda la intensión de salir corriendo, pero no quería dejar a tras a su amigo que seguía tirado en el suelo casi muerto de miedo. La situación llego al tope cuando la cabeza salió del fondo gritando y chillando de una forma que jamás los chicos habían escuchado, tanto dolor, tristeza, miedo, frustración y venganza saliendo de aquella boca putrefacta y hecha pedazos.
No se necesitaba más para activar el instinto de supervivencia de cualquier de los dos muchachos que salieron disparados sin detenerse hasta llegar a su casa.
No querían contar lo sucedido por lo inverosímil que resultaba, pero finalmente decidieron reportar anónimamente a la policía que había un cuerpo metido en una bolsa debajo de los puentes. Al siguiente día en las noticias, se mencionó el hecho, pero solamente como una broma de mal gusto, que les hizo recordar cuando tres años atrás una chica fue encontrada en esas mismas condiciones.
ESTÁS LEYENDO
Historias de terror
HorrorHistorias de Terror Las historias aquí mostradas no son hechas por mi persona. Yo solo me encargo de buscarlas y publicarlas Si vas a tomar alguna de estas historias da créditos al escritor original