Ellos la empujaron

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Esta es la fotografía que está aterrorizando a todo Internet. Parece una imagen inofensiva, ¿verdad? Lo que no sabes es que detrás de ella, se oculta un aterrador secreto.

Carmen Winstead era una niña tímida y tranquila, que no tenía amigos en la escuela. Sus profesores la veían con agrado, pero los otros chicos la molestaban por ser tan callada y estudiosa. Un día, mientras estaban tomando clases, la alarma de incendios sonó y el maestro les ordenó a sus alumnos que salieran en orden para efectuar un simulacro.

Carmen dejó sus cosas y se reunió con sus compañeros en el patio escolar. Allí, un grupo de chicos se acercó a ella amenazadoramente y comenzó a molestarla, llamándola son sobrenombres desagradables, empujándole y tirándole del pelo.

Poco a poco, aquel juego de mal gusto fue sobrepasando los límites. Los niños tomaron a Carmen y la arrastraron hasta una alcantarilla abierta, cerca de la cual estaba prohibido jugar. Aterrorizada, la pobre Carmen intentó escapar, en vano. Los abusones la empujaron y cayó en la boca de la alcantarilla, rompiéndose el cuello y quedando inerte en el fondo.

Los niños, lejos de asustarse o sentir culpa, se alegraron por la muerte de su compañera y se pusieron de acuerdo para mentir cuando los profesores descubrieron lo que había ocurrido con la niña.

—Carmen se acercó demasiado a la alcantarilla, aunque le dijimos que no lo hiciera —declararon a los maestros y más tarde, a los policías que se presentaron para investigar el homicidio.

El cuerpo de Carmen fue recuperado y llevado a la morgue. Allí, los forenses se estremecieron de horror al descubrir que tenía el rostro desfigurado, pues al caer se había estrellado de boca contra la escalera de hierro de la alcantarilla y la cara se le había desgarrado. Finalmente se archivó el caso como un accidente y el incidente se convirtió en una macabra leyenda que contaban los niños, cada vez que salían a jugar al patio.

—¡Ella está en la alcantarilla! ¡Ella está en la alcantarilla! —cantaban y reían sin remordimiento.

Esta historia se habría terminado ahí, de no ser porque semanas más tarde, todos los niños que habían matado a Carmen comenzaron a recibir unos siniestros mensajes en sus correos electrónicos. Cada uno tenía en la línea de asunto el mismo título:

ELLOS LA EMPUJARON.

Los e-mails contaban lo que realmente había sucedido aquel día con Carmen, señalando a los culpables y adjuntando una fotografía del rostro desfigurado de la niña.

Aterrorizados, la mayoría de los niños decidió ignorar el mensaje. Otros lo reenviaron, con la esperanza de que la pesadilla terminara. Pero aquello apenas estaba comenzando.

Lo más extraño es que, cuando se intentó dar con el correo original del que habían salido todos esos e-mails, se descubrió que este no existía.

Días más tarde, los asesinos de Carmen comenzaron a desaparecer de uno en uno, sin dejar rastro. Los padres angustiados llamaban a la policía, solo para ser informados poco después, de que sus hijos habían sido encontrados en la alcantarilla, muertos, con el cuello roto y la cara deformada. Nadie podía explicarse que clase de sádico era el responsable de tales crímenes, aunque los más supersticiosos sospechaban que se trataba de Carmen, quien desde el Más Allá estaba buscando justicia.

Dicen que su espíritu no ha podido encontrar el descanso eterno, que sigue clamando por venganza. Aquel e-mail sigue circulando por Internet y todo aquel que lo abra está obligado a enviarlo. De lo contrario, Carmen aparecerá y le arrancará el rostro.

Ten cuidado, porque nunca sabes si podrás ser el siguiente en su lista.

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