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Todo empezó aquella noche, la noche en que Verónica había visto a su madre salir del Pembrooke a altas horas de la noche. ¿A dónde iba? Ella no lo sabía, pero le causó cierta curiosidad y extrañeza, tanto que decidió seguirle el rastro para ver hacia donde Hermione Lodge se dirigía. 

—¿A dónde vas, mamá? 

Se interrogó así misma, lo cual logró en ella una pizca de intriga, por lo que fue a su habitación y agarró la primera chaqueta y los primeros zapatos que logró conseguir. 

Había tomado el auto de su padre, y en él había perseguido a su madre por 20 minutos hasta las afueras de Riverdale, donde ambos autos se detuvieron en una casa: el de Hermione frente a esta, y el de Verónica unas casas más atrás. 

—¿Qué estás ocultando, madre? 

Bajó del auto al ver que su madre había hecho lo mismo, y caminó con pasos sigilosos hasta quedar detrás del auto de su madre y ver desde una ventana como Hermione y un hombre que ella no conocía, se estaban besando y al parecer estaba hablando sobre algo. 

—¿Mamá? 

Su expresión fue de horror y confusión, pues no se imaginó que su madre pudiera tener un amante, no después de lo que pasó con Minetta.

Volvió a su auto, condujo con rapidez hasta llegar a casa, y así como salió, entró en esta. 

Estaba tan confundida, que no entendía nada, y menos no entendía cómo era que su padre no se enteraba de esto. ¿Cómo le hacía ella para ocultar a un amante? 

RIVERDALE HIGH  

—Hola, V. 

—¿Qué hay, Betty? 

—Uish… Que seca. Yo también te extrañé el finde. 

—Perdón. Es que no logré dormir bien. 

Azotó el casillero después de sacar sus libros, restando importancia a lo que Betty le había dicho. 

—¿Pasa algo? 

—¿Por qué lo preguntas? 

—Porque hoy no me llamaste para venir juntas a la escuela, llego y me contestas así, y ahora azotas tu casillero. 

—Estoy bien.

Respondió, para después irse por el pasillo a sus clases diaria, lo cual dejó aún más preocupada a Betty. 

Durante la hora de almuerzo, Verónica no habló, solo se limitó a escuchar lo que Archie, Betty, Jughead y Kevin estaban planteando para hacer el próximo fin de semana. 

—V, ¿estás bien? 

—¡Ya te he dicho como tres veces que estoy bien! 

Se alteró y se dió cuenta que sus amigos habían quedado extrañados con su manera de hablarle a Betty. 

—Perdón. Solo… Ya me voy. 

Se levantó del asiento, agarró la bandeja que por cierto estaba intacta y se fue del lugar para estar sola. 

Betty ya la conocía y sabía que no estaba bien, que algo le pasaba, y iba a llegar hasta las últimas para saber qué era lo que Verónica tenia. 

—V, V, espera. 

—Betty, no quiero ser grosera contigo, ¿de acuerdo? Pero prefiero estar sola ahora. 

—Está bien, pero solo quiero saber qué pasa, ¿vale? Verónica, soy tu mejor amiga y sabes que en mí puedes confiar, eres como una hermana. 

The Lodge familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora