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CABAÑA EN EL LAGO BIRD

— Quisiera un trago.

— No puedes beber alcohol y acá no tenemos de igual forma.

— Cómo extraño mi casa, mi oficina. Ah. — Suspiró —

— Pero no podemos volver, y lo sabes. No, hasta que tengamos suficientes pruebas a tu favor.

— Lo sé. ¿Sabes? No te culpo y te perdono.

— ¿Me perdonas? ¿Por qué?

— Es la tercera vez que intentas matarme.

— Ah. Pues perdón por querer salvarte de la prisión.

— Era una broma, mi amor. Sé que lo hiciste para ayudarme. Pero no lo vuelvas  hacer. Las balas duelen como un carajo. — Se tocó en la herida —

Después de eso Hiram se inclinó un poco hacia Hermione para darle el primer beso después de tanto, pero ella se negó y sólo hizo su rostro a un lado. Ésto le pareció bastante raro al masculino, quien a su vez la interrogó.
— ¿Pasa algo? Parece que no me quieres tener cerca. ¿Sigues creyendo que te estoy mintiendo?

— Crees que después de todo lo que hicimos, de lo que hice, ¿estaría dudando de ti?

— Entonces no entiendo qué pasa.

— Es solo que. . .

Y cuando la latina se iba a tomar la molestia de dar una explicación, el auto, con André dentro, arrivó frente a la cabaña de forma brusca. Cosa que llamó la atención de ambos.

— ¿André? ¿Qué pasa? ¿Todo bien? ¿Por qué llegas así?

— Es. . . Es. Tenemos que irnos de aquí cuánto antes.

— ¿De qué hablas, André? — Preguntó Hiram frunciendo ligeramente el ceño —

— Ya saben todo.

— ¿Saben todo quiénes? ¿Y qué es lo que saben?

— La policía. Ya saben que estamos aquí.

— ¿Qué? Hiram. — Susurró Hermione con preocupación —

— Tranquila. Nada nos va a pasar. ¿Por qué dices que ya saben que estamos aquí?

— Fui al pueblo por medicamentos y comida, y vi un volante; nuestros rostros estaban allí. Nos buscan por todas partes, señor.

— Hiram no.

— Calma, mujer. ¿Estás seguro de ésto?

— Lo estoy. — Sacó el volante y lo extendió hacia ellos —

El corazón de Hermione le palpitaba rápidamente, como si quisiera salirse de su cavidad torácica, y Hiram, tragaba grueso mientras abrazaba a Hermione y depositaba un beso sobre su cabellera. Intentaba hacerla sentir segura.
— Tenemos que irnos de aquí, señor.

— No.

— ¿Qué? Si es porque no puede caminar, no se preocupe, yo lo cargo si es posible.

— No es por mi estado, eso es lo de menos. No nos vamos a ir, primero: porque no estamos seguros si ya nos han encontrado, y segundo: porque no pienso huir de nadie. Hiram Lodge nunca ha huido. Y si vienen hasta aquí a amenazar a mi familia, no me importará quitarte esa arma y volarle los cesos a quien sea. — Irritado respondió con un tono alto que hasta las venas de la cara le brotaron —

— Hiram, André tiene razón. Vámonos de aquí.

— No. Si nos hallaron, aquí los voy a esperar. SABRÁN QUE HIRAM LODGE NO ES UN COBARDE.

The Lodge familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora