Los secretos son volcanes que tarde o temprano harán erupción dejando destrucción, dolor, sufrimiento, pérdidas y heridas que quizás nunca cicatricen.
El volcán está apunto de hacer erupción, y quizás -sólo quizás- alguien logre sobrevivir al desas...
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Al día siguiente. 20 de enero de 2016
—¿Qué pasa? —cuestiona Dexter mirándome con curiosidad —, has estado con esa cara de querer ahorcar a alguien y no de la manera sexual.
—No es nada —, me encojo de hombros e intento no pensar en lo que me tiene de mal humor. Odio los bloqueos, me desesperan a tal punto de querer dejarme calva—, por cierto, Alessia no tardará en venir. La invité a comer con nosotros.
—¡Sí! — festeja Dexter —, ella me hace dudar de mi sexualidad, ¿sabes? —sonríe —. Es que realmente es hermosa.
—Lámele el trasero también —bromea Camila. Dexter le saca el dedo corazón.
Nunca hemos tenido un día sin discusiones, aún cuando alguno de ellos falta a la universidad se las arreglan para llenar el grupo con mensajes insultantes, debo admitir que esos mensajes a veces hacen que el estomago me duela y me quede sin aire por lo graciosos que son.
—¿Seguro vendrá? —cuestiona Camila mirando encima de mi hombro para ver si Alessia aparece rodeando el edifico.
—Dijo que vendría, le dije dónde encontrarnos — contestó metiéndome una manía a la boca. Le ofrezco a Dexter y le gruño cuando agarra un puño demasiado grande, hago lo mismo con Camila pero ella niega con la cabeza rechazando unas ricas y nutritivas manías.
—Creo que Camila la asusta —menciona Dexter.
Camila rueda los ojos.—¿Disculpa? Ella me intimida a mí.
—Por favor, cuando ella venga que no los escuche —musito en voz baja, Dexter me da una patada en la pierna, se la regreso.
—Auh —se queja. Le saco el dedo corazón.
—Sí, bueno, ahí viene la intimidante —anuncia Camila un poco molesta.
Giro para verla, Alessia viene caminando hacia nosotros, parece modelo, lo juro. Hasta en la forma de caminar. Recibe varias miradas por parte de ambos sexos, ella sabe que hermosa y demuestra su seguridad.
Algo que muchas mujeres no somos capaces de hacer.
Para cuando llega a nuestra mesa, algunos comienzan a murmurar cosas, otros solo observan mientas que otros deciden ser discretos.
—¡Hola! —saluda con una sonrisa.
—Hola —correspondo —, Alessia, ellos son mis amigos. Dexter y Camila.
—Un gusto —se acerca para darle un abrazo a los chicos —, gracias por dejar sentarme con ustedes.
—Oh, cielo, no hay de qué. Es un gusto tenerte aquí —responde Dexter.
Ella toma asiento junto a mí.—Tus ojos hoy son casi del mismo color — dice con emoción.
Sonrío. Hoy es uno de esos días en donde el sol quiere quemarnos, cuando es así mis ojos se tornan color avellana.