XXII: Suficientemente maduros.

292 25 17
                                    

27 de abril de 2016

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

27 de abril de 2016.
Viernes.

Falte un día a la universidad por estar con mi hermana, un jodido día y estoy atrasada en tareas que lo único que quiero es darme un tiro. Es viernes, acabo de regresar de la cafetería y me encuentro sentada, todos mis libros, hojas y lapiceros regados en la mesa porque ni siquiera sé por dónde comenzar. Tengo que ponerme al corriente, copiar muchas cosas y hacer las tareas del día correspondiente.

Mi hermana ya está en casa, su novio se ha quedado con ella estos días para asegurarse de que todo iba a estar bien con ella. Mi mamá se presentó el lunes a verla, mi papá llegó el martes y fue él quien me pidió que regresara a mi departamento para seguir con mis clases.

Digamos que se sintió bastante incomodidad cuando Alex se presentó con ellos. Mi papá siempre fue de esos que dijo que no quería que le presentáramos a alguien hasta estar graduadas de la universidad, y aunque al principio estaba molesto y con cara seria, después de una hora se relajó y comenzó a hablar con él.

No he visto a Camila ni a Dexter, sólo hemos intercambiado algunos mensajes, les dije que los vería la siguiente semana ya que este fin de semana ya tengo una cita con las tareas. Dexter me ha enviado algunos enlaces en donde aparecen más rumores sobre la modelo y Bastián, pero mi mente ha estado bastante ocupada así que no he tenido tanto tiempo para pensar en ello. Alessia también me mando un mensaje preguntándome si todo estaba bien ya que no me había visto en el curso de cine, le dije que sí y también que la vería la semana siguiente.

Ahora solo necesito terminar la jodida tarea para seguir con mi vida normal, pero es uno de esos días en donde lo único que quiero hacer es no hacer nada. Quizás sea porque no he dormido lo suficientemente bien esta semana. O quizás sólo sea mi pereza intentando ganar la batalla.

Suelto un suspiro, me levanto de la silla y decido ir a mojarme un poco la cara. Camino hacia mi habitación y entro al baño, me miro en el espejo. Sí, tengo cara de muerta. Me echo un poco de agua en la cara y me obligo a creer que eso me ayudo a despertarme un poco.

Todo es mental.

Repito una y otra vez para ponerme de una vez a hacer tarea y dejar de perder tiempo. Me siento en la silla con determinación, tomo una hoja y comienzo a hacer el ensayo, ni siquiera llevo 5 minutos de estar escribiendo cuando comienzo a cabecear e inconscientemente recuesto mis brazos sobre la mesa y apoyo mi cabeza en ellos.

Pego un brinco y me incorporo con rapidez, haciendo que mi cuello duela por la posición en la que estaba cuando alguien toca la puerta de manera poco común, miro hacia los lados desorientada.

Mierda, me quedé dormida.

Miro la hoja donde estaba escribiendo asegurándome de no haberla manchado con un poco de baba y cuando me doy cuenta de que no lo hice dejo escapar un suspiro, vuelven a tocar la puerta, me levanto con rapidez y me tengo que sostener de la mesa cuando me mareo y mi vista que nubla, suelto una maldición por lo bajo, siguen tocando la puerta así que me obligo a recomponerme y caminar hacia ella, mis manos comienzan a hacerle un masaje a mi cuello, y hago un recordatorio mental de no volver a dormir en esa posición porque mi cuello duele. Abro y entrecierro los ojos al verlo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 03, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

SilenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora