Los secretos son volcanes que tarde o temprano harán erupción dejando destrucción, dolor, sufrimiento, pérdidas y heridas que quizás nunca cicatricen.
El volcán está apunto de hacer erupción, y quizás -sólo quizás- alguien logre sobrevivir al desas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NOTA: este es el capítulo 15 narrado desde la perspectiva de otro personaje, aclaro eso para no confundirlas. Disfruten de la lectura :)
24 de marzo de 2016. Sábado.
Aleshka Greenew.
Miro el teléfono con nerviosismo e indecisión. Mis manos están temblando y sudando por los nervios.
Llevo meses sin hablar con él, cuando nos topamos en algún lugar solo nos damos una sonrisa o un saludo con la mano, es por eso que estoy tan nerviosa ahora. No sé cómo actuar, simplemente se me olvida hablar cuando estoy frente a él. Los nervios me ganan. Las ganas de tirarme encima de él y unir nuestros labios en un beso profundo me carcomen al punto de llegar a desesperarme.
Mi amor imposible. Así es como lo llamo. Aparte de ser una fantasía, él es un jodido cielo. Y no sólo lo digo por lo inalcanzable.
No es un secreto que Bastián Russell me gusta, lo que sí es secreto es que quisimos intentarlo, el único problema era que yo estaba poniendo todo de mi parte pero, a él le daba completamente igual. Aún cuando Melanie trataba de ayudar era imposible. Tampoco era como que podíamos obligarlo a que tuviera sentimientos hacia mí, y aunque Melanie no lo creyera a mí me bastaba con tenerlo cerca, aunque no fuese mi pareja, estaba satisfecha siendo su amiga.
Bien dicen que las personas somos piezas que al final terminan armando un rompecabezas; yo creí ser una pieza en su vida, y por más que intente moldearme para encajar sólo termine lastimándome.
Yo no era parte de su rompecabezas.
Aún así, Bastián Russell no ha dejado de ser importante para mí y claramente ha dejado huella en mi vida. Estúpida de mí al crearme falsas ilusiones, porque sí, al final de cuentas la culpable del dolor asfixiante en el pecho fui yo.
¿Me arrepiento? Ni un poquito.
Y ahora estoy aquí, intentando tomar una decisión que no vaya a causarme más dolor. Si algo tengo bien claro es que jamás me olvidaré del nombre de él, y siempre lo tendré presente, sin embargo, he aceptado que lo nuestro no va a suceder, y eso está bien.
La herida está cicatrizando.
Mi mirada está directa en el teléfono, muerdo mis uñas con nerviosismo, soltando un bufido y armándome de valor, lo cojo y marco su número. Suena un par de veces y luego lo escucho, y al escuchar su voz mi corazón se encoge y mi cuerpo se estremece.
Me aclaro la garganta antes de hablar.—Hola, Bastián — quisiera decir que mi voz no se escuchó frágil y entrecortada, pero no fue así —, soy... ¿Aleshka? — sueno como idiota.
