ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 14

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Estábamos en las orillas del océano que separaba a la isla oscura de Ninjago

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Estábamos en las orillas del océano que separaba a la isla oscura de Ninjago.

Todos mirábamos triste al océano con rocas enormes a su alrededor. Jay y Zane estaban sentados. Yo estaba de pie cerca del agua. Podía ver mi reflejo. Nadie tenía la máscara del traje puesta.

Había un cielo despejado después del abandono de parte del Gran tirano de la isla.

Había un silencio un poco incómodo. Pero Kai lo rompió.

- Ahg. Esto es inútil. No tenemos el Navío o algo para salir de aquí -

Lanzo una piedra al agua que teníamos al frente.

Jay dio un suspiro y luego hablo.

- Me preguntó si volveremos a ver a Nya -

- Aveces las personas que queremos no suelen ser como las recordamos - dijo Zane.

Por detrás se hace presenté Lloyd con Julien. Lloyd estaba con una venda en su pie. Como dice la hipótesis de Julien se torció el tobillo y tardará en sanar semanas, no podemos asegurar nada ya que no tenemos una máquina de rayos Lazer para confirmar la hipótesis del doctor Julien.

- Yo no recuerdo a mi padre - dijo Lloyd

- Tu padre te ama Lloyd, pero la maldad del devorador corre por sus venas - dijo Misako.

- Sensei... Debe haber algo que hacer. Digamos - dijo Kai.

Pero vio la cara del Sensei y como negaba tener algo para decir.

- ¿¡Cómo!? Usted es el Sensei. Tiene una barba blanca y larga - dijo Jay

- Tiene que haber que aprender. Una frase, una seña, una palabra, porfavor - dijo Kai

- Me temo que no hay nada que enseñar - dijo el Sensei

- ______... Debe haber algo. Dinos, porfavor - insistió Kai

Vi mi reflejo. Apesar de tener un reflejo borroso vi mi cara. Estaba muy pálida, estaba con ojeras. Probablemente por la ansiedad de dormir cerca del enemigo. No comía bien. Estaba débil. Sin Nya. Sin escapatoria de este lugar. Con Ninjago pronto en ser derrumbado. Con miedo del destino. Mi silencio le respondió a Kai. Tenía ganas de llorar, pero contuve la compostura.

- Yo tengo algo que decir. - Era la voz de Lloyd - Antes de esto era un niño malcriado, pero con su paciencia y lecciones me enseñaron a ser valiente y a ser fuerte. El primero maestro del spinjitzu nos eligió, a un grupo de adolescentes por alguna razón, quiero pensar porque sabía que no nos vamos a rendir. Porque los ninjas no se rinden. -

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