Los códigos de Evan

Capítulo 35

—Gracias por acompañarme—le dijo Evan a Roni estacionando el auto al frente de su casa—. Me divertí mucho contigo hoy.

—Yo igual—le dijo—. Me gustó mucho el museo, debemos volver un día—Evan sonrió y asintió, se acercó a ella y rozó su mejilla con la nariz, Roni sintió un cosquilleo en el estómago.

Volteó su cabeza un poco y quedó frente a Evan, estaba tan cerca que podía sentir su respiración en su cuello. Se estremeció por eso pero fijó su mirada en él, sus ojos estaban clavados en ella y una sonrisa dulce asomaba por su rostro. Él era tan guapo, tan amable, tan difícil de describir, que aunque lo intentara se quedaría sin palabras.

Él tomó su mano y la acarició suave, besó lento la palma y luego la miró.

—Realmente me gusta, Roni—le dijo, ella besó su mejilla y le sonrió. A ella también le gustaba, demasiado para ser sinceros.

Evan se bajó del auto y la buscó para acompañarla hasta su casa, Roni miró la puerta con un poco de tristeza, no quería que se acabara el día tan rápido. Quería pasar un rato más con él, escuchándolo hablar de lo que le gustaba, de lo que le daba miedo, de lo que le inquietaba.

—Cuídate mucho, Roni—besó su mejilla y se alejó de ella.

—Tú igual—le dijo, Evan asintió para luego darse la vuelta y caminar hasta su auto, se volteó a ver a Roni y la saludó con la mano.

Ella decidió entrar a su casa y se quedó detrás de la puerta hasta escuchar el carro de Evan marcharse. Se dio cuenta de que no había nadie en la sala, pasó a la cocina y abrió el microondas dándose cuenta que su mamá le había guardado un poco de comida, a pesar de que había comido algo con Evan hace una hora, decidió comer lo que estaba para así no dejarlo (también porque tenía hambre, pero prefería dar una excusa de ello).

Le mandó un mensaje a su mejor amigo y éste le respondió a los segundos pidiéndole que le explicara cómo le había ido. Ella grabó una nota de voz contándole todo, incluso cuando decidió no aceptar ser su novia, y Mike la llamó momentos luego de escuchar.

— ¿Qué tú qué? —preguntó Mike cuando contestó la llamada, a pesar de haber escuchado perfectamente lo que ella le había dicho, necesitaba que se lo confirmara.

—Le pedí un tiempo.

— ¿Cómo le pides un tiempo a Evan papasito Brown?

—No sé siquiera por qué se lo pedí—mencionó—. Quería decirle que sí.

— ¿Y entonces? Decir que sí es muy diferente a decir dame un tiempo—mencionó, Roni suspiró, no sabía qué decirle sobre eso.

—Siento que a comparación de él, tengo muy poca experiencia en esto—confesó—. No quiero que piense que soy nueva.

—Estoy seguro que eso es lo que menos piensa Evan—dijo, Roni colocó el teléfono en altavoz y buscó el perfil de Evan en Instagram, no había foto en que alguna chica le escribiera lo lindo que era.

No le provocaba celos, le preocupaba el hecho de que ella nunca había recibido esa atención por los chicos. Quizás luego todo cambiaría, ¿y si las chicas le decían algo? ¿Podrían hacerle algo? Le parecía estúpida la idea, ya estaba lo bastante grande como para saber que eso eran sólo cosas de adolescentes.

— ¿Crees que es muy tarde como para ir a la casa de Evan?

—Mmm...—dijo seguramente mirando la hora—. Si fuera tu mamá te diría que es muy tarde para ir a la casa de un chico, pero para tu suerte no lo soy. Yo digo que vayas por tu hombre, chica.

—Le diré a Oscar que me lleve, a ver si hace algo aparte de ser un vago—Mike se rió y asintió.

—Anda, corre, busca a tu hombre pero cepíllate los dientes antes—le dijo—. Me llamas cuando estés en tu casa y tengas a Evan como tu novio—cortó la llamada.

Roni terminó de comer y fue al baño a cepillarse los dientes siguiendo el consejo de su amigo, luego buscó a su hermano en su habitación, éste se encontraba jugando una partida de algún videojuego online cuyo nombre nunca recordaba.

—Necesito que me lleves a la casa de Evan—le pidió—. Por favor—sonrió.

— ¿No acabas de despedirte de él? —preguntó con duda, ella asintió—. Estoy terminando una partida, aguántate.

— ¿Cuánto tiempo durará?

—Lo que tenga que durar—dijo y continuó matando al equipo contrario en el juego.

Roni se lanzó a la cama de su hermano y esperó los quince minutos que duró matar al equipo contrario para luego apurarlo para que la llevase a la casa de Evan.

—Ni siquiera sé por qué estás tan apurada en ir a su casa, lo acabas de ver—le recordó mientras manejaba a la casa del chico siguiendo las indicaciones que Roni le daba.

Roni tampoco sabía mucho en dónde vivía pero le había pedido a Gastón que la ayudase a llegar.

—Definitivamente esta es la casa—miró por la ventana su hermano—. Parece que viviese el alcalde aquí.

—Viven dos empresarios, posiblemente sea lo mismo—le dijo y su hermano rió.

—Bueno, ve, yo me regreso a la casa, estoy seguro de que él te llevará—Roni rodó los ojos por el desinterés de su hermano pero luego le agradeció por llevarla.

Se bajó del auto y caminó hasta la entrada de la casa, tocó el timbre y escuchó cómo le hablaban, a pesar de no ver a nadie.

—¿Quién es? —preguntó la voz de un señor.

—Soy Roni, un gusto—dijo haciendo una pequeña reverencia a la puerta—, estoy buscando a Evan.

—Un momento—dijo el señor, Roni sintió que ese momento duró más de un minuto, a pesar de que sólo fueron segundos.

Vio la puerta abrirse y de ella apareció Evan, llevaba un suéter y unos pantalones de pijamas grises, ella nunca lo había visto de esa forma y le pareció una imagen muy linda de Evan Brown, estaba segura que pocos habían tenido el privilegio de verlo de esa forma.

—Roni, ¿qué haces aquí? —preguntó—. No es que no quiera que estés aquí, sólo que se me hace raro que...—ella se acercó a él y lo besó impidiendo que él continuara hablando.

Evan la tomó por la cintura con ambos brazos y la acercó mucho más a él, al separarse su cabeza posó en sus hombros y quedó en esa posición en silencio. Ninguno dijo nada, quizás no sabían qué decir exactamente.

Roni lo atrajo más, le dio un abrazo demostrándole que realmente no quería soltarlo.

—Sí la propuesta sigue abierta—mencionó—, estaría más que encantada de ser tu novia.

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#LunesDeCodigos

#GraciasRoniPorHacerLasCosasBien