Capítulo 40

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Existen finales felices, también tristes, finales que te alteran toda la calma y aquellos con los que sientes que lograste satisfacerte. En el mundo hay tantos finales, pero eso nunca significa que realmente debe ser el final.

Al menos no el decisivo.

No mientras la historia pueda continuar.

Mientras ese final, sea el inicio de algo mucho mejor.

Evan ha sido el único heredero del Grupo Brown, desde toda su vida ha sido educado para ello; desde niño le han ensañado cómo debe administrar una empresa, cómo comportarse frente a un público, cómo pensar justo como un líder lo haría, pero Evan nunca ha logrado sentir que pertenece a ello.

Había aceptado su puesto como heredero, pero también quería hacer lo que deseara: entre el deporte y la psicología, su vida giraba siempre en el qué dirán, en el que podrían pensar, tanto de él como del resto que lo rodeaba. Siempre era el centro de atención y lo odiaba, incluso cuando llegó a gustarle, lo odiaba por completo; odiaba la imagen de él mismo, odiaba tener que comportarse diferente que el resto, odiaba haber sido un malcriado, un creído, un niño rico mimado igual al estereotipo que daban de ellos.

Estaba programado para hacer siempre lo correcto, seguir los mismos pasos que su familia, estar siempre en la cima de todo, hasta que un día, entre toda la multitud, conoció a Roni y su vida dio un giro con mucho más color.

Roni era todo lo que no tenía permitido ser: él mismo.

La primera vez que la vio fue cuando lo supo, si la conocía se metería en miles de problemas, así que se mantuvo alejado, mirándola desde la distancia, luego su teoría se había confirmado al saber que Benjamín tenía interés por ella. Había elegido siempre la amistad antes que el amor, pero por un momento deseó ser la clase de persona que escogía el amor.

— ¿Estás escuchándome? —preguntó Sierra, Evan la miró un poco desorbitado y ella rodó los ojos al ver que él la había estado ignorando todo ese tiempo—. ¿En qué estabas pensando?

— ¿Te acuerdas cuando me gustabas? —preguntó, Sierra frunció el ceño.

—Sí, fue cuando estabas en tu etapa de niño rico—le dijo.

—Gracias por rechazarme—le dijo—, fue tu rechazo que me hizo dar cuenta que realmente había algo malo en mi forma de ver las cosas, por tu rechazo fue que empecé a trabajar en mí mismo—confesó—. Hizo que fuese yo quién me amase y no necesitar a nadie más.

Sierra tomó la mano del chico y la apretó por un momento para sonreírle,

—Eres una gran persona Evan—le dijo—. Mereces ser feliz.

—Lo soy—le dijo y su mirada se fijó en una chica que caminaba hacia ellos. Sonrió—. Ella me hace feliz.

Sierra volteó y una sonrisa cómplice apareció al ver a Roni llegar con ellos. Soltó al chico y se levantó para saludarla.

—Roni bonita, ¿cómo estás? —preguntó.

—Hoy ha sido un día bastante agradable—comentó ella y se acercó a Evan para abrazarlo rápido—. Acabo de salir de un examen final y me siento libre—sonrió y se sentó junto a ellos en la mesa, Evan se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—Estoy feliz por ti—le dijo, Sierra rió.

—Oigan, ustedes son muy lindos juntos y todo eso, pero no quiero ser la tercera rueda en esto—dijo y se levantó—. Me iré, adiosito amores—les lanzó un beso para caminar fuera del local.

Roni miró a Evan y pensó en todas las veces en que lo había visto de lejos, en todas las veces que había escuchado hablar de él y en la diferencias que había entre lo que todos decían de Evan y en lo que realmente era; fue como si se tratase de dos personas diferentes. De todas las veces que lo había visto, jamás se había imaginado tenerlo tan cerca de ella, no había siquiera pensado en la posibilidad de hablar con él, de tan sólo recibir una mirada de él.

Los códigos de EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora