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Abraham...

Ya a pasado cinco días desde que estoy aquí y mi recuperación a ido en ascenso, los doctores están atentos a mi al igual que Mirco y esa es la parte que más me gusta, disfruto estar con él aunque él se aproveche de mi estado para ponerme nervioso, se que lo hace apropósito pero ya me vengare, en estos días he recibido muchas visitas, no solo de parte de mis empleados, sino de mis padres, los que me conocen de pequeño y  eso me hizo muy feliz porque me gusta sentirme querido, Mirco entra sacándome de mis pensamientos y sonrió al verlo, hoy haré algo arriesgado si no se da cuenta de que me sacaron estas malditas cosas del brazo.

Muy bien señor de la Roca...- habla en su papel de doctor.

Dígame Abraham doc por favor...- le sigo el juego.

Te diré Abraham cuando me digas Mirco....

Mirco...- contesto bajito, eso hará que se acerque, deja de ver los papeles y me mira.

Que?....

Mirco....- vuelvo a decir en el mismo tono y se acerca hasta estar a mi lado y disimuló tragar nervioso lo que hace que su mirada cambie a una de esas miradas que dicen, se que te pongo nervioso y lo disfruto.

No te escucho Abraham...- dice bajo acercándose más a mi y ahora si trago nervioso.

Dije Mirco....

Lo digo lentamente y puedo ver en su cuello como le causó escalofríos la forma en que se lo dije, porque e tratado de que me salga lo más sensual posible, ahora el que tragó nervioso fue el, entonces aproveché el momento, era ahora o nunca, porque si hoy me iba no se si lo iba a volver a tener cerca, llevo mi mano libre a su nuca y se tensa cuando se enreda en su pelo el cual resultó ser más suave de lo que imaginé, lo acerco a mi sin dejar de mirarlo y cuando nuestros labios apenas se rozan me inclino levemente hacia adelante y lo beso, pero fue un beso lento que no duro casi nada ya que si bien me siguió el beso no lo sentí con las mismas ganas, pero para mi sorpresa cuando apenas mi cabeza tocó la almohada el que me beso fue él, pero su beso no es como el mío, el suyo es más demandante, como si su vida dependiera de mis besos, pero no era rápido a lo desesperado sino lento, profundo.... y me encantó, deja de besarme cuando su teléfono suena y ambos nos quedamos mirando un momento recuperando la respiración, el saca su teléfono y lo lleva a la oreja sin correrse y sin dejar de mirarme.

Hable...- se pone derecho de golpe y yo me siento en la cama al ver su cara de preocupación, termina la llamada luego de contestar un solo ok.

- debo irme, hay una urgencia...

No te vas a despedir?....- deja de caminar y se da vuelta para mirarme, hago puchero, niega riendo de costado y vuelve a mi lado, me da un beso como el anterior pero este fue más corto y se va sin decirme nada, dejandome solo sin poder creer aun en lo que acaba de pasar y en lo que acabo de hacer.

Desde cuando hago puchero como un niño?...- me vuelvo a acostar con una sonrisa dibujada en mi rostro y con mi corazón a 200 por hora, no recuerdo cuándo fue la última vez que me puse nervioso con un beso, ni siquiera recuerdo si alguna vez paso, cierro los ojos respirando hondo y lentamente me voy quedando dormido.

........

Mirco....

Llego a mi consultorio más rápido de lo que imaginé, me siento en mi silla, coloco mi cabeza sobre el escritorio, una voz me hace levantarme de golpe, miró hacia mi costado y está mi padre.

¡¡Padre!! Que alegría verte...

A mi también me alegra hijo, ¿está todo bien? ni siquiera me has notado y eso es raro en ti...

Es que... ¿almorzamos y te cuento?...

Por mi no hay problema...

Si bien era mentira que había una urgencia, no me podía quedar ahí, quería que la tierra me trague y que Diana me llamara fue mi salvación, por suerte mi padre está aquí y podré hablar con el de Abraham, el no solo a sido mi padre sino mi mejor amigo y confidente por lo que su presencia me sera de mucha ayuda, tomo mis cosas, cuando pasamos por la recepción le aviso a Diana que saldré a comer y nos vamos a mi lugar preferido, el Bar que está en la esquina.

Que pasa hijo? Estas nervioso...- comienza hablando apenas nos sentamos uno frente al otro junto a la baranda del balcón, hoy hace un lindo día, por lo que sería un desperdicio estar dentro.

Se llama Abraham....

Al fin apareció alguien que llamó tu atención?...

Si...- sonrió de costado.

Y qué hay con él?...- comencé contándole todo y cuando la chica vino con nuestro pedido yo ya había terminado con mi relato.

Wauuu, lo último no me lo esperaba viniendo de ti....

Es por eso que estaba así cuando fui a mi consultorio, estaba hecho un manojo de nervios....

Por lo que me dices te gusta y mucho pero la inseguridad ante lo desconocido te asusta y es normal, desde que te declaraste gay solo has estado con dos chicos pero no a pasado del beso o chico del momento como dices tu, pero algo me dice que con Abraham es diferente, ¿o me equivoco?...- niego.

- entonces es momento de que te des una oportunidad y dejes los miedos de lado, sino nunca podrás avanzar Mirco....

Tienes razón...

Ya se pero cambiemos de tema.... ¿como esta tu hermana?...- reímos pero su mirada cambia cuando comienzo a rascar mi nuca nervioso.

Bueno.... con respecto a eso.....- la sonrisa de mi padre se borra.

Tu madre llega mañana por lo que te conviene que hables ahora...

Me matara...

Yo estoy aquí contigo por lo que te mataré primero si no hablas...

De acuerdo...- digo vencido.

Le cuento todo lo que paso con mi hermana omitiendo que la ayudo con los chicos trabajando de bailarín y se puso furioso, luego de que se calmara él se fue para lo de mi hermana y yo a la clínica, la verdad es que el hecho de que me diga que él se encargará de mi hermana me saca un peso de encima, pero no quiero dejar de bailar, esa plata la guardaré en el banco por cualquier eventualidad, llego a la clínica y Diana me hace seña de que me acerque y eso hago, una vez frente a ella me pasa un sobre.

Me pediste que te de los resultados a ti primero, por lo que te ise una copia...

Gracias reina...- beso su mejilla y ella sonríe.

- sabes que eres una de las mujeres que mas amo?...

Vete ya...- me empuja fuera del cubículo que ocupa sonriendo y me voy mirando los papeles, mucho no entiendo por lo que tendré que mostrarselos a Esteban, después de todo es su doctor de cabecera.

El Chico de Tacón RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora