Situación I, 1ra temporada.
Narra Nick.
“No soy como tú, créeme. Por dentro soy oscuro, y débil. Soy cobarde, soy depresivo. Pero tú, oh cariño, tú eres luz, aire, eres fuerte, eres valiente... tú eres la felicidad misma.”
Dejé el bolígrafo a un lado. Toda una hora me había costado un simple verso. Escribir no era lo mío, eso era seguro.
Algo desanimado, me puse de pie y salí de mi cuarto. Tenía la esperanza de que un sándwich de queso me repusiera el cerebro y me motivara a escribir decentemente.
Bajé las escaleras y llegué a la cocina en cosa de segundos, entonces, la oí.
Su voz.
Elaine.
Me miré en el reflejo del microondas e intenté arreglar mi cabello lo más rápido que pude. Mis manos comenzaron a sudar y estaba seguro de que si la veía iba a ponerme a balbucear cosas tontas.
“Actúa normal, Nick”
Abrí el refrigerador, actuando… normal.
- ¿Estás preparando un sándwich hermano? – Simon entró a la cocina, seguido de su mejor amiga… Elaine.
No quise levantar la vista, ella me ponía nervioso.
- Sí – contesté en voz baja.
- Hola, Nick – saludó ella. ¡Maldición! Tendría que mirarla y devolver el saludo.
- Hola – mascullé mirándola de reojo.
- ¿Me preparas uno? – pidió Simon.
- Hazlo tú mismo – terminé el mío y esquivé a Elaine para escabullirme.
- Yo te preparo uno, Simon – ofreció Elaine. – ¿De queso?
- ¡Sí, linda, gracias! – contestó él.
Subí las escaleras casi corriendo y me encerré en mi cuarto. Estaba agitado, y temblaba de pies a cabeza.
Era un cobarde, un maldito cobarde. ¡No era capaz de hablarle más que para decir hola!
Mientras más intentaba no estropearlo, más metía la pata. “Eres un genio, Nicholas” ironicé para mí.
Elaine visitaba mi casa por lo menos dos veces a la semana, y eso era grandioso, ella siempre estaba cerca, yo tenía cientos de oportunidades de entablar una conversación y por algún estúpido motivo, era demasiado cobarde como para intentarlo.
“Ella nunca va a fijarse en ti” gruñí en mi cabeza, un tanto decaído. “Y todo es culpa de tu idiotez. Te comportas como un asno con ella”
Dejé el plato con comida sobre el escritorio y salí de mi habitación directo al baño. Escuché la harmoniosa risa de Elaine mientras caminaba por el corredor del segundo piso.
Al llegar al baño me enjuagué la cara con agua fría. ¡Necesitaba despejarme! La presencia de Elaine en mi casa me ponía ansioso. Quería verla, y por ello, siempre bajaba un par de veces a pasearme por la sala, solo para admirarla durante unos segundos. Nunca le decía nada, era demasiado tonto, no me sentía digno. Ella siempre me saludaba, a veces, me preguntaba cómo estaba o hacía algún comentario sobre nuestras clases; pero lamentablemente, yo me quedaba en blanco al escucharla e improvisaba respuestas que solían ser duras y cortantes.
Simon y Brent siempre me regañaban por ello. Reclamaban que si podía comportarme amable con el resto de las personas por lo menos podía intentarlo con Elaine, su mejor amiga. ¡Ellos no lo entendían! Elaine me gustaba y no sabía cómo demonios comportarme sin parecer un idiota.
Salí del baño y me encaminé a mi cuarto. Me detuve en seco al llegar a la puerta, Elaine estaba ahí, junto a mi escritorio.
“¡Di algo, Nick!” gritó mi vocecilla interior.
Me aclaré la garganta en lugar de decir algo. Estaba trabado. Ella se sobresaltó y se volteó a verme con una sonrisa dulce y nerviosa. Incluso, me atrevería a decir que se sonrojó un poco.
- Yo… Simon me pidió…
- ¿Qué hacías? - la interrumpí entrando al cuarto. Ella tenía su mano puesta sobre el papel donde estaba escribiendo hacía un rato.
- Lo siento - se apresuró a decir. - No pretendía... ¿Lo escribiste tú?
- Sí - respondí tomando el papel y metiéndolo al cajón del escritorio.
- Es muy bonito - murmuró bajando la vista.
- ¿Eso… crees? - me tembló la voz y procuré recuperar mi tono de inmediato - Digo… ¿Te gustó?
- Mucho - asintió con la cabeza, sin mirarme. Casi sin pensarlo, abrí el cajón, tomé el papel y se lo tendí.
- Puedes quedártelo, si quieres…
- No… no, es tuyo - por fin, me miró a los ojos.
Era hermosa.
- Insisto.
Ella suspiró y tomó el papel entre sus manos, lo dobló y lo puso en su bolsillo.
- ¿Seguro que no te importa?
- Seguro - intenté sonreír, pero ella ya estaba mirando el piso.
- Gracias. - miró la puerta y continuó hablando. - Simon dice que va a ordenar pizza. Quiere saber si te gustaría algo en especial.
“Me gustaría verte sonreír más” pensé.
- Dile que ordene lo que quiera - solté una risa nerviosa. - al final, siempre lo hace.
- Sí, es muy típico de Simon - ella asintió con la cabeza. Apuntó la puerta y me miró una vez más. - Ya… voy a bajar. Disculpa que irrumpiera en tu cuarto sin permiso.
- No te preocupes.
“Hazlo cuando quieras” dije para mis adentros.
Ella esbozó una pequeña sonrisa y salió del cuarto.
Pude respirar con normalidad… la dueña de mis palabras, había leído lo que le escribí y no sabía que se trataba de ella.
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Escritos cortos
أدب المراهقينEstos escritos son completamente originales y está prohibido tomarlos.