Nick Weyler // ESCRITO CORTO 2

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Situación II, 2da temporada 

Narra Nick.

Me dejé caer en mi cama, quería desaparecer.

-      Hermano, ¿me prestas el cargador del…? – Brent se quedó parado en el umbral de mi puerta y me miró ceñudo. Genial. – ¿Estás bien?

-      No. Vete.

-      ¡Simon! Emergencia – gritó, como si no me hubiese escuchado. Simon corrió a mi cuarto y cerró la puerta tras él.

-      ¿Qué pasa? – dijo mirándonos, bastante preocupado, cabe decir.

-      Nada pasa. Brent está diciendo tonterías otra vez. ¡Váyanse!

-      Auch – Simon soltó una carcajada, agarró la silla de mi escritorio y se sentó en ella. Brent en cambio, se mantuvo de pie, justo frente a mí. – ¿Es la escuela?

-      No es nada – tomé mi almohada y me cubrí la cara, con la esperanza de que alguno de ellos la presionara contra mí y me quitara el aire hasta morir.

-      ¿Es… una chica? – la voz burlona de Brent me obligó a golpearlo con la almohada.

-      Es una chica – Simon asintió con la cabeza.

-      ¿Es Elaine? – preguntó Brent alzando una ceja. Gruñí.

-      ¡Fuera!

-      ¡Es Elaine! – ambos se miraron y soltaron un par de carcajadas.

Me incorporé y los fulminé con la mirada.

-      ¿Por qué les importa? – mascullé. Quería hablarlo, pero no estaba listo, y mucho menos quería ser juzgado. Ellos siempre iban a estar de su parte, era su mejor amiga, la trataban como su hermanita, claro que iban a estar de su parte y no de la mía.

-      Si es sobre Elaine, sí que nos importa… bastante – Brent se sentó junto a mí. – Además, hermano, ¿sabías que muchos chicos matarían por estar en tu lugar? Tienes a las personas que mejor conocen a la chica que te gusta viviendo en tu misma casa… y no solo eso, Nick, son tus hermanos.

Brent sonrió, y Simon seguía mirándome como si intentara leerme.

-      Quieres recuperarla… ¿estoy en lo correcto? – dijo con una voz muy calmada. Yo resoplé.

-      ¿Se nota demasiado?

-      Un poco, sí – Brent hizo una mueca y me dio una palmada en la espalda. – Así que habla, podemos ayudar.

-      ¿En serio me ayudarían? – fruncí el ceño, no estaba entendiendo demasiado.

-      Claro, eres nuestro hermanito menor – musitó Simon. – Es nuestro deber.

-      ¿Y su deber con Elaine?

-      Primero estamos contigo – aclaró Brent. – Excepto por lo que pasó en el verano, ahí nuestro deber fue completamente con ella.

-      Sabemos que te arrepientes. Sabemos que la quieres. – sonrió Simon.

-      Aunque eres estúpido. – canturreó Brent.

-      Gracias – lo empujé.

-      ¿Y? ¿Vas a hablar? – Simon no me quitaba la vista de encima. Era intimidante.

-      Está bien – suspiré. – Hoy… Jason terminó con ella frente a todo el mundo. Parecía muy afectada.

-      Lo sabemos… – dijo Brent entre dientes.

-      Luego de clases la encontré en la calle, y estaba lloviendo, así que le dije que la llevaba. La convencí de ir a una fiesta, para subirle el ánimo y…

-      ¿Aceptó? – Simon parecía incrédulo.

-      Sí. Llegamos allá y bailamos, ella parecía cómoda, incluso feliz. Le pedí que fuera al baile conmigo y me rechazó. – tragué saliva con fuerza, me dolía el pecho y mi vista se estaba nublando.

-      ¿Cómo se lo pediste? – Brent me miró ceñudo.

-      Le pregunté mientras bailábamos. Ella simplemente pareció… herida, molesta. No lo sé. – suspiré, casi como si hubiese contenido el aire por varios minutos. – Creí que habíamos progresado.

-      Dale tiempo hermano – soltó Simon. – Jason acaba de dejarla.

-      Además está lidiando con lo de Brenda, y contigo… no es fácil para ella viejo, todavía le duele pensar en el verano. – masculló Brent, con algo de rencor en la voz.

-      ¿Crees que a mí no? – solté entre dientes.

-      Eres tú quién la engañó. – me gruñó.

-      ¡Creí que entendías que me arrepiento de ello, que estabas de mi lado ahora!

-      ¡No fuiste tú quien la vio llorar por semanas y la consoló! – Brent se puso de pie, evidentemente enojado.

-      ¡Chicos! – Simon estaba furioso. Brent despegó su vista de mí. – Hermano, yo me encargo.

Brent no se opuso y salió del cuarto muy molesto.

-      Ustedes siguen pensando que soy un monstruo, ¿no? – pregunté, esperando que Simon fuese honesto en responder.

-      Lo creí un tiempo. Hasta que vi cómo la mirabas.

-      ¿A qué te refieres?

-      La amas…

-      Simon, yo no…

-      No me mientas hermano –alzó una ceja. – La amas más que a cualquier persona, ¿me equivoco?

Le sostuve la mirada, pero no fui capaz de contradecirlo. Él, por mucho que odiaba admitirlo, tenía razón. Agaché la cabeza, me sentía como un tonto, un tonto enamorado de una chica que jamás iba a poder perdonarme.

-      Pelea por ella, Nick. Es una chica estupenda. No te rindas.

Fue todo lo que dijo antes de salir del cuarto. 

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