Epílogo de Enjoy it.

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Epílogo.

Cuatro años más tarde.

Kay rodó los ojos al ver a las dos adorables niñas, discutir sobre quién llevaba el ramo de flores más lindo. Le era divertido escucharlas hablar.

- ¡Mamá! Emma está molestándome – regañó Diane. Karen se volteó a verla y soltó una risita.

- Emma – Kay llamó la atención de su hija y ésta se encogió de hombros. – No molestes a Diane, por favor.

- Ella empezó. – protestó Emma. Kay volvió su vista hasta su amiga Karen y contempló el espléndido vestido de encaje blanco. Suspiró.

- Estás bellísima – le sonrió acomodando los últimos mechones de cabello rubio de su amiga con algunos pasadores. – Y yo estoy tan orgullosa…

- Eres la mejor – Karen se puso de pie y se volteó a abrazar a su dama de honor. – ¿Por qué no te pasas por la habitación de los chicos? De verdad quiero saber cuán guapo está quedando Henry, ¿Sabes? Estoy demasiado ansiosa.

- ¡Oye! – rió Kay – Eso es trampa. Se supone que ni siquiera deberías saber nada de él antes de la boda.

- Es que no lo soporto. ¿Sabes cuántas horas hemos pasado sin vernos o hablar? – Karen alzó una ceja. – doce, Kayshleen, doce horas.

- No exageres – Kay rodó los ojos.

- En mi lugar, tú estarías igual. – Karen se cruzó de brazos con una sonrisa. – Acéptalo. Ambas vivimos asustadas de que si no los tenemos bajo nuestra vista… ya sabes.

- Lo sé – asintió Kay, con el estómago repentinamente revuelto. – Pero el amor mueve montañas y nos mantiene pegadas a esos dos.

- Entonces…

- Está bien, iré a verlos – resopló Kayshleen, dándose la vuelta y acariciando las pequeñas cabezas de las niñas antes de salir de la habitación del hotel. Caminó por el pasillo y presionó el botón para llamar al elevador. Ella entró tarareando una melodía de Frank Sinatra, que tocaba el altavoz.

Las puertas se abrieron seis pisos más abajo y se dirigió hasta la habitación número cincuenta y siete. Luego de dar dos golpes suaves, Jake abrió la puerta, tan solo un poco.

- Kay – sonrió al verla, y Kay sonrió al escuchar su nombre salir de sus labios. – Creí que sería Karen. Ha estado enviándome mensajes tipo: ¿Cómo luce Henry? ¿Sería muy malo de mi parte pedirte que me envíes una foto? – rodó los ojos y abrió la puerta por completo antes de besar en los labios a su prometida, Kayshleen Rickford.

- Está desesperada por verle – sonrió ella. Jake la tomó de la mano y la hizo entrar a la habitación. Jake lucía muy guapo, pensó Kay, llevaba por primera vez en su vida, pantalones formales y camisa. Ya se lo imaginaba el día de su propia boda. Pero no era momento de pensar en ello, era momento de pensar en la boda que estaban a punto de celebrar, la de Karen y Henry.

De inmediato Kay sintió ganas de largarse a llorar, de la más pura emoción. Ahí frente a ella, estaba su adorado hermano mayor, luciendo impactantemente guapo con su traje de novio.

Ken, el hermanito menor, abrazó a Kay por los hombros y juntos miraron a Henry.

- ¡Guapo! – Ken soltó una carcajada.

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