Capítulo 8

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El resto de la semana Dylan y yo la pasamos saliendo, íbamos a la playa, al parque de diversiones, salíamos a comer y así. Descubrí que el decidió cambiarse de escuela porque en la suya todos eran idiotas y se aburría, que su ex le fue infiel (jeje aprovecharé su soltería), le gustaría ser profesor y que ama lo niños, lo cual, es todo lo contrario a mí porque si hay algo que odio, es a los niños (no los odio odio, pero tampoco los quiero)

Ahora estaba sola en casa ya que mi madre estaba conociendo a alguien y pues, estaban comiendo fuera y mi hermana estaba en la casa de su novio, cosa que no es muy rara.

Me paro de puntitas para poder agarrar el café y el azúcar que están en el mueble, leche y hielos de la heladera y me preparo un café frío mientras escucho música de fondo.

En estos momentos quiero tener un perro para sentirme más segura en caso de que entre alguien o no sé, soy un poco traumada con este tipo de cosas y mas desde que paso lo de "el secuestro/violación rara" así lo llamo.

Estoy sentada en mi escritorio cuando un montón de mensajes empiezan a llegar como una lluvia.
"Gorda" "No tienes cuerpo" "¿Dónde están tus curvas?" "¿En serio te piensas que tienes lindo cuerpo?" "Deberías comer menos y hacer más ejercicio" cuando quiero acordar mis mejillas están cubiertas de lágrimas. Todos esos comentarios provenían de una foto que subí a Instagram donde salía de cuerpo entero (vestida obviamente).
Sostengo mi rostro entre mis manos tratando de no darles el placer de que me hagan sentir así.
Mi teléfono empieza a vibrar en mis manos y es Zoe, así que atiendo.

-Hola, estoy yendo.

Zoe está parada en la puerta de mi casa, está toda desprolija y en pijama, tiene frituras en una bolsa y una Coca-Cola mientras que en la otra mano tiene otra bolsa que parece tener helado y chocolate.

-No estas gorda, lo sabes, ¿no?
Sonrió y más lágrimas salen sin mi permiso.
Zoe entra en la casa y deja las cosas en la mesa de la cocina para luego abrazarme.

-Le partiré los huesos a esas personas.

-No mates a nadie.

-¿Cómo que no?

-Eso, lo que oíste.

-Hoy vino Fede. -Fede (Federico) es el otro integrante de nuestro grupo, se fue de vacaciones con su familia a Cancún.

-Le he dicho que venga y que comiera con nosotras, también pedí pizza. -Sin intención una ligera risa sale de mi boca.

Estamos los tres sentados al rededor de mi mesa ratona en la sala de estar, al frente de la tele y estamos viendo "Perdona si te llamo amor".
Fede parece ser el único chico que le gustarán las películas de este estilo y es él el que siempre pide que pongamos alguna de ese estilo.
El timbre suena y me levanto de golpe para ir a recibir la pizza.
Cuando abro la puerta me encuentro con Dylan quién en sus manos tiene unas cajas de pizza.

-Ahi tienes a tu repartidor. -Dicen Zoe y Fede a unísono desde la sala.
Dylan deja las pizzas en la mesa ratona donde están el resto de las chucherías (menos el helado que está en el refrigerador)
Dylan se me acerca y me agarra de la cintura para besarme.

-No estas gorda, estás perfecta en cada detalle y si pudiera ver a más profundidad, seguiría pensando lo mismo y lo confirmaría. -siento mi cara arder y me paro de puntitas para darle un beso.
-Te quiero. -me dice. Decido ignorarlo ya que para mí es un poco pronto para decirlo, soy de esas personas que pueden pasar tiempo para que expresen mejor sus sentimientos a pesar de que cuando estoy borracha demuestro lo contrario.
Le agarró de la mano y lo llevo hacía nuestro buffet, agarramos todos a mismo tiempo un pedazo de pizza y empezamos a comer. A los 15 minutos no había nada y yo están recostada contra un hombro de Dylan.

-Yo me tengo que ir o mis viejos me matarán. -Dicen Fede.

-Yo también, amiga, es que le dije a mamá que... Que comeríamos juntas.

-Pero si ya comimos, tonta. -le pegó con la mano en la cabeza en modo de reproche.

-Adios. -Fede y Zoe me dan un beso cada uno en una mejilla diferente y al mismo tiempo y yo, me quedo sola con Dylan.

-¿Tú también te vas?

-No tengo nada para hacer pero si quieres me voy. - se da la vuelta y empieza a caminar, yo por otro lado le agarró la mano y lo doy vuelta, me paro de puntas y apoyo mis manos en los costados de su cuello.

-Quedate, pero antes tengo que hacer algo.

Subo las escaleras con Dylan atrás mío. Él se dirige a mí cuarto y yo me meto en el baño, me desnudo y me paro al frente del espejo de pie que hay.
Pasó mis manos sobre las curvas de mi cintura, las cuales no son tan marcadas ya que tiene rollos.
Pasó las manos por mis caderas y mis piernas gruesas con celulitis, lo que más me gusta de mí es mi cadera ancha.
-No estás gorda, estás bien y no deberías de aceptar que sus comentarios influyan en tu vida. -Digo para mí misma en voz alta.
Lágrimas empiezan a salir de mi rostro. Es algo que hago cuando estoy mal en el tema autoestima, me pero frente al espejo y empiezo a repetirme cosas que me hagan sentir mejor, siempre lo logro lo cual me alegra, pareciera que la única que puede subirme el autoestima soy yo misma.

-Te dije, así solo confirmo que eres perfecta del todo. -Dirigo mi mirada hacia el marco de la puerta y ahí estaba Dylan sonriéndome. El se abalanza sobre mí y me arrincona contra una pared y me besa.

No estoy gorda, son solo comentarios de gente idiota y aburrida.

Mi Sol Después De La Lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora