Capítulo 29 Final

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Iara:

Tienes que comprarte un auto. —me dice entregándome las llaves del suyo.

—Lo haré en cuanto consiga el trabajo.

—Lo conseguirás, linda, suerte.

Zoe se despide de mi con un beso en el cachete y yo me subo a su auto.

Ya dentro conecto mi celular a su radio y pongo Colors de Halsey.

Mi celular suena y veo el nombre de Dylan en la pantalla.

—Hola amor, ¿Qué pasó?

Quería saber por dónde andas, eso.

—Oh, estoy yendo a la universidad, estoy a una cuadra. —le digo mientras doy la vuelta llegando a la universidad. —Amor, te llamo al llegar a casa, te amo.

Ok reina, suerte en la entrevista.

Aparco el coche en un estacionamiento bastante cerca de la entrada para no caminar demasiado.

Al bajar un par de chicos me miraban atentos y lascivos.

Camino con mis zapatillas hacia adentro del lugar y me recibe un guardia de seguridad.

—¿A dónde va?

—Tengo una cita con el director.

—¿Nombre?

—Iara Stevens.

—Al final del pasillo. —me informa y yo me despido emprendiendo camino hacia la oficina del director.

Al estar frente a esta golpeó y espero hasta que un hombre de barba blanca y canas en su corto cabello me recibe.

—¿Iara?

—La misma. —digo sonriente.

El hombre se mueve a un costado dejándome pasar y eso hago.

—Toma asiento por favor. —me siento en una silla forrada con cuero al frente de una de escritorio. Las separada un escritorio de roble con una computadora, hojas, carpetas y lapiceras encima.

—Me pareció muy interesante tu currículum y los informes de tus jefes. —me dice sonriente. —Tambien vi que te recibiste como escritora por un curso online, ¿Escribes por pasatiempo o por pasión?

—Pasión, señor.

—Dime, ¿Te gusta leer? Y, ¿Cuál es tu inspiración?

—Pues, si, me encanta leer, al principio quería trabajar para una editorial pero bueno, aquí estoy. —digo soltando una risita nerviosa. —Mi inspiración mayormente es mi pareja, sueños, la música o ideas que aparecen. —le digo recordando cuántas escenas hay en mis libros basadas en él, incluso las hot.

—Ya veo... Tienes buenas recomendaciones.

—¿Ah sí?

—Muy buenas de hecho. Dime, ¿Por qué quieres trabajar de esto?

Le contesto la pregunta y el me sonríe.

—Pues, bienvenida a esta universidad.

(...)

—¡Conseguí el trabajo! —le digo emocionada a Dylan mientras abro la puerta del auto.

Felicidades, linda, ¿Cuando comienzas?

—Se supone el que lunes de la semana que viene. —estábamos a lunes, aún falta una semana.

Ya veo... —se queda un momento en silencio y luego prosigue. —Tendré una semana  para follarte hasta dejarte cansada y que lo recuerdes en tu primer día de trabajo. —dice con voz sexy.

—Dylan...

Te estoy excitando, ¿Verdad?

—¡Te amo! Adiós. —le digo nerviosa.

Ya verás cuando llegues a casa.

Le cortó y termino por subirme al auto.

Apenas me subo y ya empieza a sonar mi celular.

—¿Qué pasó, Dylan? —digo pero la voz al otro lado no

—Oh, esperabas otra llamada.

Me tenso por la ronca voz y apartó mi celular para ver de quién se trata. Número desconocido, como no.

—¿Quién eres?

Claro Iara, como si fuera a contestarte.

—Oh, linda, para eso hay que esperar. ¿Cómo esta mamá? Oh cierto, no sobrevivió.

Sentía como mis ojos empezaban a soltar lágrimas.

—¿Fuiste tú?

—Obvio que fui yo, nena. Y también hay regalo para ti, tranquila.

Me tenso y decido cortar.

Pongo música en mi celular y me apoyo sobre el volante tratando de respirar correctamente. No me podía afectar esto, era un idiota.

Era verdad que aún no atrapaban al maldito que le hizo daño a mí madre, inútiles policías.

Las ganas de vomitar me invaden. Bajo del auto y vómito en el piso del estacionamiento agarrándome el pelo con las manos.

Luego de vomitar un rato me subo al auto y decido ir a una farmacia en busca de   algo para tomar ... O un test de embarazo.

(...)

Estacionó el coche en la calle que está al frente de una farmacia.

Miró para ambos lados antes de cruzar y me encaminó a la farmacia.

Al abrir la puerta una campanita suena y yo me acerco a la cajera.

—Hola, un test de embarazo, por favor. —le digo por alguna razón nerviosa.

—¿No prefieres una pastilla del día después?

Me muerdo el labio tratando de mantener la paciencia.

Ella se encoge de hombros y se dedica a darme mi pedido.

—7 dólares. —le entrego la plata y meto el test en una bolsa.

Cuando salgo del lugar miro nuevamente a ambos lados pero cuando estoy cruzando me sorprende una camioneta negra chocandome.

(...)

Abro los ojos sintiendo un dolor enrome en la cabeza. Me llevo la mano al lugar y al verla estoy manchada de sangre.

—Niña, la ambulancia ya está en camino, ¿Cómo te llamás?

Escuchaba la voz de la señora muy lejana, como si no estuviera aquí en realidad.

—Iara Stevens.

—Esta bien, Iara. —mira a todos los que están mirándome aterrorizados y luego escucho el chillido de un auto. —¡Alguien que recuerde la matrícula!

Empiezo a ver todo negro y me dejó sumergir en la tranquilidad de los sueños.

—¡No te duermas, quedate!

Ignoro la voz y cierro mis ojos del todo. Una imagen se aparece ante mi, la imagen de Dylan, la persona que estuvo para mí después de la lluvia y durante la lluvia.

La imagen de mi sol después de la lluvia.

La imagen de mi sol después de la lluvia

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Mi Sol Después De La Lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora