Final

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»Las miradas dicen más que mil palabras.«

Para Park Jimin y Kim Taehyung las miradas fueron más que suficientes desde el primer momento en que sus ojos se conectaron, aquella vez cuando Jimin tuvo que presentarse delante de su CEO. El pequeño rubio había quedado embobado viéndolo y Taehyung había notado esa mirada que el joven de regordetas mejillas le brindado, Taehyung también lo escaneo de pies a cabeza, quedando totalmente fascinado con tan apuesto hombre frente a él.

Intriga.

Eso era lo que sus miradas demostraban en aquel momento, estaban intrigados por saber más sobre los sujetos que tenían delante de ellos, querían saber y descubrir cada uno de los pequeños secretos de sus vidas.

Luego aquella vez cuando Jimin ayudó a su jefe cuándo esté enfermo, aquella mirada que ambos se brindaron cuando abrieron sus ojos y se encontraron con la escena de sus manos entrelazadas.

Vergüenza.

Vaya que sus miradas demostraban el pánico y vergüenza que sentían en ese momento que marcó sus vidas de manera especial.

¿Quien recuerda cuándo Jimin sonrió por primera vez de manera tan abiertamente frente a su jefe?

Calidez.

No lo solo la sonrisa de Jimin demostró calidez, si no también su mirada la cuál fue correspondida por un nervioso Taehyung, quien no supo más que agradecer y correr lejos de ese lugar ante el sentimiento que se formaba en su interior.

Aquella vez en la que ambos pasaron el veinticuatro juntos.

Tranquilidad y paz.

Su cena fue de la mejor gracias a ese ambiente lleno de tranquilidad que los hacía sonreír mientras comentaban sobre sus vidas, y la paz que sentían el estar juntos uno con el otro mientras disfrutaban de una película.

La vez que Taehyung se confesó y le contó toda la historia de su antiguo amor a Jimin, esa mañana en la que lloró desconsolado y el rubio estuvo ahi para él.

Confianza.

Jimin siempre transmitía esa confianza única cuando estaba con el azabache, esa día con una simple mirada le demostró lo mucho que confiaba en él y que quería empezar una nueva historia a su lado.

Desde ese día hubieron un sinfín de miradas que gritaban a los cuatro vientos el cariño que ambos se tenían.
Miradas de deseo, de felicidad, de cariño, de calidez, de vez en cuando unas de vergüenza, unas de celos, unas de protección.

Pero sobre todo la mirada que reflejaba Taehyung en éste momento, la mirada que transmitía a el pequeño rubio que caminaba lentamente a hacia el, aquel rubio que caminaba con la misma mirada, portando un smoking de color negro, el rubio caminaba a paso seguro hacia aquel altar en donde su vida cambiaría totalmente. Jimin sonrió al ver a el azabache, que al igual que él portaba un smoking de color negro.

Amor.

Sus miradas se conectaron como siempre, transmitiendo todo el amor que sentían el uno por el otro, el rubio tenía los ojos llenos de lagrimas, las cuales luchaba por que no salieran y arruinarán el momento.

Había llegado el momento en el que ambos unirían sus vidas por la eternidad, dónde delante de muchas personas se jurarían el amor eterno que se tenían.

La mano algo temblorosa del azabache se extendió para ayudar a Jimin a subir unos cuantos escalones para pararse juntos delante del altar.

—Te ves hermoso.—Susurro Taehyung para que solo el mayor lo oyera.

Heal me [Vmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora