CAP 35 PAPÁ

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Las horas pasaron y la mañana llegó con gran silencio y preocupación entre los integrantes de la familia. Tom y Elena ahora se encontraban recuperándose en habitaciones separadas al igual que el resto de los heridos. Afortunadamente para todos las cosas no habían ido más lejos y las investigaciones en contra de María había dado inicio.

-Creo que los dejaré solos, hijo. -Howard se puso de pie de su asiento y caminó hasta Natalie quien se encontraba con los ojos lloros, sostenida del marco de la puerta con Chris detrás de ella.

-Gracias abuelo... -Nat caminó hasta su abuelo y le dio un fuerte abrazo.

-Te quiero mucho mi pequeñita florecita. Pronto regresáremos a casa y todo volverá a ser como debió ser siempre. -El abuelo acarició sus mejillas y las besó para después soltar a la rubia y salir de ahí con Chris de su brazo, dejándolos solos.

-Hija... Perdón, Natalie... Me alegro mucho verte mejor, estaba muy preocupado por ti y tu hermano. -Robert trató de que su voz no se quebrara.

-Estoy mejor... -Natalie se mordió el labio con nerviosismo y caminó hasta quedar parada junto a su cama, ambos portaban la típica bata de azul cielo de hospital.

-Natalie...

-Yo, lo siento tanto. Lamento no haber estado contigo y con tu hermana por tantos años. Fue una decisión muy dura que tuve que tomar por su propia seguridad y aunque deba cargar con la culpa de no haber sido el mejor de los padre, no me arrepentiré jamás. Te amo, te amo con mi vida entera y te amé desde que te tuve por primera entre mis brazos. Jamás me importó que no llevaras mi sangre, desde el momento en el que entraste a nuestra casa aquella noche te volviste el ser más importante para tu madre y para mi. Eres y siempre serás nuestra pequeña Natalie, nuestra hija, mi hija. -Tony se permitió llorar, abriendo su corazón frente a su hija mientras ella lo observaba con él rostro empapado en lágrimas, sollozando con tristeza y gran arrepentimiento

-Perdóname Papá, he sido tan injusta y egoísta. Tuve tanto miedo de no volver a verte más, de perderte. No quiero que nada te suceda, Lizz te necesita, eres todo lo que le queda. -Natalie se fue acercando a él en cuanto Robert extendió su mano para que la tomara y pudiese sentarse a su lado.

-No hay nada que perdonar, hija. Y Lizzie nos tiene a ambos, al abuelo, y a todos los demás... Te tiene a ti, mi pequeña princesa, todo va estar bien. No voy a permitir que nada te arrebate la vida, así tenga que arrancarme el corazón para que puedas seguir viviendo, lo haré sin dudar, no te perderé a como perdí a tu madre. -La voz de Robert se fue haciendo cada vez más aguda y dolorosa, permitiéndose liberar todas aquellas lágrimas que había venido tragándose.

-Te quiero mucho, papá... -Natalie se quebró y fue recibida sobre el pecho de Robert quien lloró sobre su hombro también mientras la abrazaba con suma delicadeza y acariciaba su rubia cabellera.

-Mi pequeño girasol... -Robert susurró mientras sollozaba y sonreía con gran felicidad, finalmente podía estrechar en sus brazos a uno de los seres más especiales de su vida, a su hija mayor, Natalie.

Por otro lado, el inspector Coulson no había parado desde la noche anterior en espera de que los resultados de las muestra que se habían enviado al laboratorio llegaran. Había encontrado que el diario revelaba más de lo que hubiese imaginado, pero no daba nombres específicos, aún así tendría que ser un completo idiota para no darse cuenta de quien había envuelto a la chica para hacer aquello que la llevó al desenlace ruin y trágico de lo que fue su muerte.

-Dime todo lo que tengas hasta ahora... -Rhodes habló del otro lado de la línea.

-La chica tenía una especie de obsesión con Christopher Rogers y según la información de su diario y los medicamentos que encontramos en la caja, sufría de trastornos psicóticos que la alteraban si no tomaba la dosis prescrita.

🍷IN THE SHALLOW🍷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora