CAP 39 SUEÑOS

1.1K 125 123
                                    

-Te estabas tardando en llegar, cariño... -Robert se puso de pie al notar quien venía caminando hacía él, extendió la mano en dirección a su hija y la hizo rodear la banca que había entre ambos para que se sentara a su lado, bajo la sombra de aquel árbol.

-¿Dónde estamos, papá? -Natalie, miró al hombre junto a ella sonreír sin quitar sus ojos marrones de encima de su hijo Tom quien llevaba un rato jugando con un perro bastante lindo frente a ellos.

-Estamos en casa... -El pelinegro la miró arrugar el ceño sin entender absolutamente nada.

-Casa... -Susurró sin entender.

-Lamentó no haber estado a tu lado durante todos estos años, Natty. Yo sólo quería que estuvieses a salvo junto a Elizabeth, pero creo que lo arruiné todo. Espero que un día puedas perdonar cada uno de mis errores. -Robert la miró con verdadero arrepentimiento para después sentirla acurrucarse a su hombro y abrazarse de su brazo para tomar su mano.

-No tengo nada que perdonarte, Papá. No soy nadie para juzgar las decisiones que tomaste en el pasado. Nada hará que no te quiera. Lamento haber sido tan grosera,viví muchos años enfadada con la vida. -Nat dejó caer una lagrimas mojando la camisa blanca de su padre.

-Ojalá pudiese regresar el tiempo, haría mucho mejor la cosas. Por ti, por Lizz y tú madre.

-¿Y qué hay de él? -Nat hizo una seña con su mentón en dirección al chico.

-Tom es un chico maravilloso.

-Se parece mucho a ti, papá. Me agrada. -Nat sonrió al igual que Robert al ver a Tom caer con el perro encima de él. El paisaje era maravilloso, y les paz inmensa de purezay tranquilidad.

-Los extrañaré mucho... -Robert habló después de un rato mientras ambos veían a Tom correr hasta ellos.

-Ella está aquí... -Tom se paró junto a su padre y colocó su mano sobre su hombro para que se pusiese de pie también.

-¿A dónde iras? Espera, no... Iré contigo... -Nat se rehusó a soltar su mano, parándose junto a él para no dejarlo ir.

-Es Virginia, es tu madre, Nat... -Tom tomó asiento sobre la banca y observó a su hermana soltar la mano de Robert para comenzar a caminar dudosa sobre el pasto verde bajo sus pies descalzos.

-¿Mamá? -Nat preguntó temerosa de que todo fuese parte de su imaginación, un sueño, un cruel sueño, pero después de cruzar el destello de sol que alumbraba sobre ella pudo mirarla a tan sólo un par de metros de ella.

La rubia observó aquella hermosa mujer portar uno de los vestidos veraniegos con estampados de flores que tanto solían gustarle, su cabello lacio, largo y rubio caía brilloso sobre los tirantes de sus hombros mientras que una preciosa sonrisa de amor dibujaba su rostro en compañía de esos dos bellos ojos verdes al igual que los de Lizz.

-Mi pequeño girasol... -La mujer finalmente abrió los labios, permitiéndole a Nat escuchar aquella dulce y tierna voz que tantas noches la arrulló antes de ir a dormir cuando era pequeña.

-No puedo creer que seas tú... -Nat comenzó a llorar y terminó con la poca distancia que la separaba de su madre quien ya la esperaba con los brazos completamente abiertos para recibirla contra su pecho.

🍷IN THE SHALLOW🍷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora